Se acerca la Navidad.
A pesar de la lluvia verde
que se empoza entrelos adoquines romanos
de las madres
que matan a sus hijos
para poder sobrevivir
de los fuegos de artificio
en Mumbai y de que nadie
quiere ya comprar castañas.
A pesar del gran bolsillo vacío.
Un Santa Klaus en la plaza Navona
rifa bombones y reparte piedras
"es una broma"
los niños ríen.
Manolo pide unas monedas
o Antonio o Giovanni.
n la lata hay cuita de pichón.
La lista es larga y los gobiernos
estiran la cobija queriendo
cubrir los pies.
El índice de los estornudos aumenta.
Las vacunas son estériles
y no alcanzan para todos.
El párroco combate la miseria
exhibiendo una estatua de la Virgen,
regalando ropa regalada.
Sí, Obama ganó las elecciones.
Los chinos venden juguetes tóxicos
pero accesibles.
Este año también habrá una Navidad.
Hace calor y truena.
¿Colocaste el Arca en el pesebre?
1 comentario:
qué bien narra esta poeta ese sentimiento que percibo alrededor en estos días: de derrumbe, de ruina, a pesar de los miles que van a patinar en pistas de hielo artificiales como si ahí pudieran equipararse a sus modelos inalcanzables (americanos, europeos), encontrar esa felicidad que los esquiva. Yo preferí irme a andar por la mera mata de la rama y las naranjas y limas en esa ciudad de tiempo detenido o en busca de ese tiempo perdido (Tlacotalpan), y como la poeta, banqueteé (aunque sin fijarme en las etiquetas de lo que compraba, como hizo ella) como buena hobbit de la comarca con amigos y familia: café recién molido, salvaje, un vino espumoso, helado de jobo y toritos cualquier cantidad mientras la Callas interpretaba a Madame Butterfly ¿qué más? pues enmedio de este apocalipsis diario sólo eso queda, el amor intachable, verdadero; el amor a la tierra, a la gente, a la luz y al mar, siempre el mar. Salud por esa visión fresca, lúcida de Zingonia, que enmedio del caos, profetas como ella nos avisen de lo por venir.
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