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lunes, enero 25, 2010

Edagar Allan Poe: Sobre su propia tumba




Cuando Edgar Allan Poe murió el 10 de octubre de 1849, a los 40 años de edad, su fallecimiento no se hizo público, por lo que sólo 10 personas acudieron a darle su último adiós. No obstante desde una madrugada del 19 de Enero de 1949, en el cementerio de Baltimore; con absoluta solemnidad, los guardianes del cementerio abrieron sus puertas a un misterioso visitante encapuchado atravesaba tumbas y mausoleos como una sombra.

De abrigo negro, desde aquel año, el misterioso personaje acudó sin falta a la tumba del autor de EL CUERVO, para cumplir con el rito de dejar sobre su tumba tres rosas rojas y media botella de cognac en el día de su cumpleaños. Nadie sabe porqué el encapuchado eligió esos elementos para colocarlos en la tumba del (según Borges) autor verdadero de la Novela Policiaca...En 1993 el misterioso personaje dejo una nota con la frase : "La antorcha será traspasada".
Y así fue. Cuando se cumplían 190 años del nacimiento de Poe (1809-1849), otro hombre vestido de negro atravesó el pórtico del cementerio y volvió a repetir el ritual, pero ésta vez en la tumba apareció, acompañando a las rosas y el cognac, una carta donde se informaba de la muerte de aquel pionero admirador y la voluntad de su heredero de continuar la tradición.

Hasta el día de hoy, 160 años desde la muerte de Poe cuyas últimas palabras fueron "...que Dios ayude a mi pobre alma...", nadie sabe quienes fueron los personajes en cuestión.
Por razones aún desconocidas, parece ser que el 2009 (60 años después de iniciado el rito) éste cesó. La madrugada de este 19 de enero ya no apareció el misterioso personaje en la tumba de Edgar Allan Poe. Como un acto de no-olvido Cynthia Pelayo, de Chicago, depositó las tres rosas y la media botella de coñac en la tumba del poeta.
He aquí la nota completa. Agradecemos al artista Manuel Salinas el habernos hecho llegar esta nota tan importante como sensible. (I.G.)

Uno de los rituales más antiguos que se rendían al célebre escritor y poeta estadunidense Edgar Allan Poe parece haber llegado a su fin, cuando el pasado martes 19, día en que se conmemoraban los 201 años de su nacimiento, nadie llegó al cementerio de Baltimore para dejar sobre su tumba un tributo que no había fallado en 60 años: tres rosas y media botella de coñac.
La ausencia del misterioso admirador, conocido como Poe’s toaster (el que brinda por Poe, en español), provocó una reacción de tristeza y desconcierto entre las personas que se dieron cita desde las primeras horas de la madrugada frente a la lápida, quienes de todas formas cantaron Happy birthday al autor y recitaron varias veces fragmentos de El cuervo.
“Estaba muy molesto. Esta vez no había indicios de que él vaya a aparecer”, dijo Jeff Jerome, curador de la Casa de Edgar Allan Poe, informó este jueves la edición de Internet del diario The Baltimore Sun.
Según Jerome, el “brindador” llegaba siempre entre la medianoche y las cinco y media de la madrugada, se arrodillaba frente a la tumba y ponía sus manos sobre ella, en una ceremonia corta y sencilla, pero “muy conmovedora”.
Sin embargo, cuando pasaron de las 5:30 am y nadie apareció para dejar las tradicionales rosas y la media botella de coñac, no le quedó más remedio que informar de la ausencia a las personas que hicieron guardia en los alrededores del cementerio. Y ahí mismo comenzaron también las especulaciones sobre una misteriosa tradición que la gente de Baltimore adora.

Identidad por conocer

“Todo mundo tiene sus teorías sobre lo que pasó. Alguien dijo: ‘tal vez sólo tiene gripa’, o tuvo un accidente en el automóvil”, relató Jerome, en alusión al motivo por el que había faltado el admirador secreto de Poe. Otra posibilidad que se manejó es que, al ser 2009 el año del bicentenario del natalicio del escritor, el personaje misterioso decidió que esa fecha era la más simbólica para cerrar el ciclo de homenajes.
Uno de los temas que más curiosidad han despertado, además de la propia ausencia, es la identidad del toaster. El nombre que se mencionó con más insistencia fue el de David Franks, de 61 años de edad, conocido poeta de la zona que tenía fama de bromista y que falleció la semana pasada.
Además de él, se habló también de un anciano de 92 años y de un padre de familia y sus hijos, quienes querían adjudicarse la autoría del personaje, aunque después se comprobó la falsedad de sus declaraciones.
En uno de los comentarios a la nota del Baltimore Sun, un lector afirmó que el admirador en realidad era una mujer: Ruth Lilly, quien habría muerto el 30 de diciembre de 2009. “Deberíamos sentirnos honrados de haberla tenido con nosotros por 94 años. Ella es la verdadera Santa Patrona de la Poesía. Descanse en paz, señora Lilly. ¡Qué maravillosa tradición inició!”
Sin embargo, parece que lo más atractivo del toaster es, justamente, que su identidad nunca sea conocida.
Jeff Savoye, de la Asociación en Recuerdo de Poe, dijo haberse cruzado un día con una figura vestida de negro que caminaba hacia él, con el rostro cubierto.
“Si hubiera descubierto el misterio, la ira de la población caería sobre mí”, dijo Savoye, quien afirmó que por cada curioso en busca del dato correcto, hay 20 personas más que le dirían “Ni te atrevas”, en referencia a la protección del ritual.
Como sea, Jeff Jerome anunció que piensa esperar a que el o la visitante de la tumba de Poe aparezca, al menos hasta 2012. “Si después de dos años no lo hace, creo que podemos asumir con seguridad que el tributo ha terminado”.

Fuente: Periódico La JornadaViernes 22 de enero de 2010, p. 5

NOTA: Escritor de alrededor de 60 cuentos, el lector hallara aquí en CIUDAD SEVA, un buen número de ellos. Esperemos los disfruten. Además:

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