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lunes, junio 25, 2007

Jaime G. Velázquez: El IVEC como proyecto o chamba



Súbete, bájate: el IVEC como proyecto o como chamba


Más importante que saber si es justa o no la petición que intelectuales de Xalapa hicieron al Gobernador del Estado acerca del IVEC, sería útil discernir qué está en la cabeza de quienes se unen para pedir una contratación, revelando además que no piden que se quede su colega, la directora renunciante, sino un amigo quizás entrante.
Como capital política del estado, Xalapa es el lugar donde más personas se dedican a integrar grupos de presión, batallones que siguen a un líder que agradecerá más temprano que tarde el apoyo y los aplausos. Estos grupos se ponen nerviosos cuando hay una vacante. El nombramiento de un nuevo director general del IVEC implica fama y dinero (frase sacada de las más comunes series de televisión de EU). Da poder y además exige que el nuevo funcionario se traslade a vivir de tiempo completo en el puerto de Veracruz: a ojo del amo. . . Ya vimos que pasó con el Secretario de Turismo, que al ser designado tuvo que trasladar su oficina a Xalapa.
Durante las campañas electorales se hacen los planes de gobierno y se barajan nombres, con todo lo que implica esa palabra de azar y riesgos. Y cuando arranca el sexenio se hace la calma. Todos están en su lugar y por eso es noticia la renuncia de alguien del equipo. Pero sabemos que la gente se mueve, se equivoca, cambia de posición. Un ejemplo, quienes deciden postularse para un cargo de elección pública. Y el Congreso se llena de gente que viene de todos lados, aunque primero siguen teniendo ventaja los que vienen, antes que nada, de la carrera de Derecho.
Antes que algunos nerviosos xalapeños promuevan a uno de sus líderes para un cargo como el del IVEC, deberían convocar a una amplia discusión acerca de qué se quiere de ese órgano de gobierno y qué perfil debe tener: la administración pública no es la academia.
Estoy convencido de que el Gobernador es el que mejor sabe para qué sirve el IVEC como parte de su plan de gobierno, sólo él puede saber quién es la persona que puede ocupar esa vacante, desde su campaña.
Es interesante, con todo, imaginar otros planes de gobierno. Al final, es posible que no se encuentre un líder adecuado, en la medida en que no es autor o coautor del proyecto de otra persona: hay que imaginar a un artista delegando su obra en otras manos. Así podemos explicarnos la renuncia de la directora saliente del IVEC, como la de alguien que no se integró al plan original.
A veces, cuando el ego de los políticos es demasiado grande, éstos se olvidan de que no se les ha contratado por su “autonomía”, por su capacidad para “resolver” algo que su jefe ha delegado en ellos, sino por su capacidad para entender el plan del gobernante. ¿O no es, dentro del gobierno, la opción ser un administrador? ¿Puede más la gloria la opción de ser un inventor? La respuesta es obvia. Me imagino a un director del IMSS que hace que todo marche bien, no inventa un instituto de seguridad social.
Visto así, el grupo de xalapeños promotores de quien puede ser relevo en la dirección del IVEC se equivocan si quieren, de paso, dar un viraje a la política seguida por más de dos años por el actual Gobernador, que es parte de una política cultural que acaba de cumplir veinte años.
En el tema de quién servirá mejor en la dirección, más que nombres lo que hay que dar es seguridades de lealtad y de eficiencia. Parte de esa eficiencia consiste en vivir en y conocer Veracruz desde el puerto, no desde el ruido político de la capital. El IVEC no es una silla para proyectos personales, es un servicio que cotidianamente es útil en todo el estado.

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