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martes, junio 05, 2007

Richard Astudillo Olivares: El Mystic Market



Mystic market o el capitalismo

religioso en Mano de obra


18. A tu superior y a tu confesor descubre todas tus tentaciones e imperfecciones y repugnancias, para que te dé consejo y remedio para vencerle.
19. No estar fuera de la celda ni salir sin causa, y a la salida pedir favor a Dios para no ofenderle.
20. No comer ni beber, sino a las horas acostumbradas, y entonces dar muchas gracias a Dios.
21. Hacer todas las cosas como si realmente estuviese viendo a su Majestad, y por esta vía gana mucho un alma.
40. En la mesa no hable a nadie ni levante los ojos a mirar a otra.
42. Delante de su superior, en el cual debe mirar a Jesucristo, nunca hable sino lo necesario y con gran reverencia.
49. Lo que le dicen los de casa haga siempre, sino es contra la obediencia; y respóndales con humildad y blandura.
51. Jamás deje de humillarse y mortificarse hasta la muerte en todas las cosas.

Santa Teresa de Jesús


La religión política neoconservadora es un peligroso intento de legitimar indirectamente el sistema capitalista. Funcionaliza la religión cristiana en pro de la salud del sistema. Y al no cuestionar su propia lógica capitalista (económica, política y administrativa) ni su pretendida modernidad, desemboca en una absolutización del sistema democrático en sus aspectos más deshumanizadores.

José María Mardones

El contrato entre la fe y el sistema económico ha tomado a pesar de la aparente secularización de las instituciones, un sitial preponderante en la sociedad moderna. Al señalar la página solemne del medioevo, identificamos el sitio de origen de la primera expansión de la multinacional religiosa más exitosa de toda la historia, cimentada en el reconocimiento del emperador y en los logros de las empresas militares de un incipiente colonialismo. Fueron bulas papales los documentos "legales" que terminaron con los recelos en la fe del conquistador, a la hora de cortar 50 cabezas indias. Ambas formas de hacer industria se corresponden y reconocen, como lo demuestra la defensa a ultranza de la institución productiva familiar propia de las sectas católicas de ultraderecha. El neoliberalismo religioso, por su parte, ha logrado posicionar una condena al cristianismo de la acción, el de Jesucristo expulsando a los mercaderes del templo, para permitir la aceptación de las variantes reformistas (propias del mundo anglosajón) que observan en la concentración de la riqueza (ora et labora) una parte fundamental de la ritualización del trabajo y la producción (en el caso chileno esto se traduce en la conformación de una oligarquía en la que comulgan el conservadurismo religioso, el credo de la nueva teoría económica y la oposición política).



El cruce de la ideología económica y religiosa acentúa la fetichización de la mercancía, como ya observaba Marx, convirtiendo al empleo en un elemento más de la caridad del empresariado hacia la sociedad ("agradezcan que tienen pega"). En la lógica capitalista de borrar el factor trabajo, la mano que actúa sobre los materiales, el primer "infiel" que debe ser convertido a los preceptos de la nueva economía es el obrero. Si hasta ese momento la máxima que había operado, era la de "la fe os hará libres"; la nueva plataforma pondrá al mercado en el rol regularizador de las subjetividades en su necesaria adaptabilidad a los preceptos "igualitarios" de la oferta y la demanda. El soporte para la intervención será la visibilidad de los cuerpos, es decir, la puesta en escena de su condición de productos dispuestos en la vitrina para ser exhibidos y manipulados. El neoliberalismo no borra finalmente el factor trabajo, sino que lo inscribe ahí donde es imposible distinguir el límite entre el cuerpo y el objeto (entre el carnicero y el pollo), haciendo del primero un producto reideologizado en cuanto expresión estética del microfascismo que opera desde su interior (desde el cuerpo, materia prima del operario).



La nueva fórmula de las construcciones discursivas y las representaciones del neobrero tiene antecedentes en las alucinaciones del barroco contrarreformista. El oscurecimiento del habla del trabajador, alejado de la épica de las reivindicaciones, propio del enfermo en Mano de obra de Diamela Eltit; es análogo al del cuerpo invadido por la divinidad en el delirio místico. Esta experiencia traspasada a la escritura, se singulariza en Santa Teresa de Jesús, cuyo apostolado ensaya dos formas divergentes de construir a la divinidad. La parte más reconocida de su obra corresponde a la escritura poética del éxtasis místico, los encuentros eróticos de los cuerpos habitados o penetrados por el fuego espiritual (vivo sin vivir en mi) y las famosas moradas donde construye una arquitectura de las cavidades interiores del alma, para elevar la habitación, lecho en que será desposada por el amado (la amada y el amado son los personajes tipo del encuentro místico del barroco lírico español). La parte menos conocida de su obra refiere a su labor como reformadora de las carmelitas y fundadora de conventos en España. El vuelo místico da paso a la reglamentación autoflagelante del claustro, lugar físico donde el alma fiel debe preparar, alejándose de la materia, el encuentro con la divinidad. Es posible entender el rol disciplinario del convento y de la escritura de las constituciones de la Santa (ambas son una estructura de encierro), como parte del razonado delirio característico del proyecto de vida retirada. Y es que fuera del rol religioso, la vida de claustro somete y regulariza con el reglamento más religiosamente productivo. Directriz no solo interna: la obediencia estricta a los superiores, sino previa como la entrega del patrimonio de las novicias a la compañía y el completo desapego a la familia. En el texto del Eltit, el delirio domesticado por la productividad, se actualiza en la situación de los cuerpos modificados por la rutina laboral. Asistimos al rito consumista, un trabajador que es un operario fundamental en la aniquilación cristiano-pagana de los productos. El sujeto se percibe como ofrenda, artefacto central en la carrera por mantener el orden "cósmico" de las ventas: su turno. La pesebrera instala la forma plástica de esa dominación. En su participación en el nacimiento, más real que simbólico, del producto-niño-Jesús, el trabajador tiene su epifanía revelando su aporte al rol-valor agregado de la mercancía. Es el actor privilegiado de la física operación-invasión a los cuerpos. El alcohol provee del sopor que borra las barreras entre el delirio y la vigilia. El cordero del capital aglutina todos los elementos rituales de continuidad en el espacio físico (continuidad con la divinidad en el místico), concluyendo con el éxtasis paradigmático de la jornada laboral: el cuerpo del operario se acopla al de las paredes del establecimiento-mercado. En la segunda parte de la novela, la de las hablas claramente distinguibles, encontramos la objetivación de la violencia del supermercado pero trasladada al espacio doméstico, en el que se deben cumplir (igualmente) órdenes y privilegiar ciertos roles como preparar la comida y saciar el apetito sexual. El líder del antisindicato es el encargado de distribuir las funciones de la re-producción a escala de vida monástica a los monjes de la nueva era.



Como señala Mardones (en el epígrafe) la correspondencia entre religión y capitalismo posee una precisa causalidad, confundir "inocentemente" el misticismo en el trabajo ("Si, usted es muy necesario en esta empresa") con las estrategias del mercado. El místico provee al capital de un presunto "carácter sagrado" que oculta el nihilismo, la inhumana explotación y la concesión utilitaria de los sujetos situando a las empresas en el rol de matriz familiar neutralizando y educando los cuerpos. ("Si uno de nosotros falla se va todo a la cresta").



Bibliografía:




De Jesús, Santa Teresa. Obra completa. Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 1972.


Eltit, Diamela. Mano de obra. Santiago de Chile: Planeta, 2002.


Mardones, José María. Capitalismo y religión: religión política neoconservadora. Santander: Sal Terrae, 1991.

1 comentario:

Anónimo dijo...

aunque no lo creas, yo escribí eso que publicas en tu blog, por esas raras causalidades llegué por aquí. me gustaría saber que te ha interesado del mismo, quizás podamos charlarlo-
un saludo cordial
mi mail rp486@hotmail.com