AGUA
Ávida de agua como una planta
germino como una canción
comprimo piel, tejidos, fluidos y sudor.
Junto a tus hojas crezco.
El corazón canta ríos
vidas desiertas
animales míticos.
Tus pupilas duermen.
Por la noche recorro el jardín:
la humedad y las caracolas
me devuelven a la infancia.
Para no olvidar el sueño
al otro día te riego con cristalitos de luna
esperando verte florecer
y encontrar reminiscencias de ternura
que me suspendan.
No te coronas de flores
unas tímidas hojas bastan.
El amor es una compañía nítida como el agua
con montes, selvas, puentes
llanuras, valles, ríos y piedras,
en medio… el desierto individual.
Los secretos del tiempo animan,
los árboles aguardan años en silencio
sus pequeñas hojitas cuando brotan
tienen orejitas frágiles palabras para crecer
Corazón perdido en la infancia,
luego en la palabra,
oh, viejo profesor de tantas cosas.
No existen caudales posibles
para alimentar tantos cánticos de guerrillas.
Enséñame tu divino desierto
¿Por qué sendero sombrío
reemplazaste tu, ahora, alma citadina?
¿Un ángel negro se posó en tu palabra?
Carrusel del que no te bajas,
¿Qué harías parado?
Ceniciento…
¿Qué con las manos?
con la palabra
con tus pasos
con la asombrosa lucidez
de ningún Dios en tu mirada
Yo sólo tengo sed.
Ávida de agua como una planta
germino como una canción
comprimo piel, tejidos, fluidos y sudor.
Junto a tus hojas crezco.
El corazón canta ríos
vidas desiertas
animales míticos.
Tus pupilas duermen.
Por la noche recorro el jardín:
la humedad y las caracolas
me devuelven a la infancia.
Para no olvidar el sueño
al otro día te riego con cristalitos de luna
esperando verte florecer
y encontrar reminiscencias de ternura
que me suspendan.
No te coronas de flores
unas tímidas hojas bastan.
El amor es una compañía nítida como el agua
con montes, selvas, puentes
llanuras, valles, ríos y piedras,
en medio… el desierto individual.
Los secretos del tiempo animan,
los árboles aguardan años en silencio
sus pequeñas hojitas cuando brotan
tienen orejitas frágiles palabras para crecer
Corazón perdido en la infancia,
luego en la palabra,
oh, viejo profesor de tantas cosas.
No existen caudales posibles
para alimentar tantos cánticos de guerrillas.
Enséñame tu divino desierto
¿Por qué sendero sombrío
reemplazaste tu, ahora, alma citadina?
¿Un ángel negro se posó en tu palabra?
Carrusel del que no te bajas,
¿Qué harías parado?
Ceniciento…
¿Qué con las manos?
con la palabra
con tus pasos
con la asombrosa lucidez
de ningún Dios en tu mirada
Yo sólo tengo sed.
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