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martes, diciembre 02, 2008

Roberto Blaga: El sectarismo comercial




El sectarismo comercial

Jim Jones en una de la Guyanas, David Koresh en Texas, The Heaven’s Gate en Wyoming, Oshio y el profeta David en todo el mundo, la IURD en Brasil y las "fabelas" latinoamericanas … La lista sería interminable, pero todos estos grupos tienen algo en común. son sectas de carácter religioso que en los últimos tiempos han dado de que hablar, sobre todo porque los miembros adheridos a ellas han terminado con sus vidas en forma suicida, o siguen con ella bajo la férrea pisada de líderes corruptos y ambiciosos.
Lo que parece increíble es que en México, que carece de una ley para frenar este tipo de grupos, muchos de estos grupos hallan encontrado Jauja y operen impunemente sin necesidad que ningún gobiernillo les haga la guerra como se pretende hacerla a nos narcos; si bien, sus ganancias monetarias muchas veces alcanzan a la de los traficantes de droga.

Nadie en nuestro poder judicial o legislativo parece dar cuenta de que, otro modo de explotación (aparte del secuestro, la llamada anónima, el express) ya está en función; cuenta con oficinas, está registrado legalmente y no hay un solo párrafo en la Constitución que prohíba sus actividades.

Gente muy pero muy sagaz, se dio cuenta que el negocio de la religión resulta más que productivo (para quienes sepan de esto, tal vez los nombres de Benny Hinn y Cash Luna, les resulte familiar) y ha emprendido, bajo las mismas técnicas del embrollo religioso, un negocio boyante, sin comprometerse mucho con lo que sería el movimiento carismático y otras de sus perversas ramificaciones.

De esta forma, si los grupos religiosos que operan “religiosamente” hablan de “prosperidad”, “cadenas de iniquidad”, “guerra espiritual”, “liberación demoníaca” y un sin fin más de operativos llamados “saca-dinero-a-toda-costa”, los grupos, llamémosle “laicos”, ya hacen los propio con ingenuos a quienes llaman por teléfono o los contactan fuera de los trabajos, universidades y demás, y les prometen el mercado de la felicidad. Se busca a la gente más vulnerable emocional y económicamente –lo que en un país como el que dirige Calderón—no es nada difícil hallar. Para muestra de uno de estos grupos (de los muchos que ya comienzan a pulular por todo el país, se halla Mex-Work)

Y detrás de ello, el sinnúmero de libros llamados de auto-ayuda que la gente desesperada compra a montones, así el autor se llame Cuauhtémoc Sánchez, Gaby Vargas, Coello o un Caldo de pollo para el alma; o venga con sello de carácter internacional como el libro de moda: La felicidad, lecciones de una nueva ciencia, de Richard Layard, un conocido economista inglés, miembro de la Cámara de los lores, dedicado ahora al "estudio de la felicidad". O para no ir tan lejos, el bestseller en el que se ha convertido el libro que escribió en 1999 otra economista, Josefina Vázquez Mota, secretaria de Desarrollo Social en la actual administración, y cuyo legado está muy lejos de ser un material de apoyo para los estudiosos de la pobreza en este país.

Y es que la misma dinámica del consumismo agresivo y una globalización galopante que le hace ver a uno como langosta si no posee el Mazda 2010, han hecho que la gente quiera "sentir más y pensar menos" (emocionalismo enfermizo); o bien, desea respuestas rápidas y expeditas a sus problemas cotidianos: que su hijo salga de las drogas, salvar su matrimonio, poseer espiritualidad, tener un buen trabajo; y entonces se enfoca entonces a lo inmediato, lo que implique menos reflexión. Quiere más respuestas y menos preguntas.


Entre los protestantes de todo el mundo, por ejemplo, está de moda Una vida con propósito, de Rick Warren (libro que lo mismo sirve para ejecutivos de Wall Street que para una iglesia de vecindario…) Absurdo: traducido a varios idiomas, el libro habla de cómollegar a ser exitoso en ¡40 lecciones!.
En un mundo donde todo es marketing hemos perdido el sentido de humanidad, de racionalidad humana. Lo que estamos viendo con la globalización es la difusión de los mercados al contento del comprador: yo te vendo un Dios a tu imagen y semejanza, al gusto del comprador; En la competencia por el mercado de las almas, quien ofrezca el mejor producto, que responda más rápido y te haga sentir mejor va a tener un mayor número de adeptos; asegura Jesús Ulloa.

EL NEGOCIO MEXWORKS DE LA FELICIDAD

Pero volvamos a Mexworks y GMH con su industrialización de la terapia. Paola es una joven de sonrisa fácil. Hace casi dos años entró, por insistencia de una amiga, a un taller de coaching (liderazgo) organizado por un grupo denominado GMH (Grupo México Humano).
Ella había estudiado Filosofía en la UNAM y se sintió atraída por el discurso humanista, de solidaridad y amor a México que encontró en el taller. No lo sabía entonces, pero se había metido justo en la puerta contraria.
GMH es una empresa que cada año se embolsa 5 millones de pesos (las ganancias de Mexworks son mayores) a costa de los sentimientos humanos. Ambas empresas vienen de un tronco común (Argentinaworks) que hace ocho años fue forzado a dejar Argentina por las denuncias en su contra y que han enfrentado denuncias de fraude en Chile y Uruguay... En México se sienten a sus "anchas"...
Pero ¿qué hacen? A través de una serie de dinámicas y juegos que tienen como base distintas escuelas sicológicas (desvirtuadas) van captando adeptos cuya función (­ellos no lo saben)­ es enrolar más gente. Es, por decirlo de un modo suave, terapia fast track, envuelta en un falso humanismo.
El único problema es que quienes lo hacen no son profesionales del estudio de la mente, y repiten, sin ninguna fundamentación teórica, una serie de dinámicas (ellos le llaman tecnología) que le permite a los cursantes acceder a cierto nivel de autoconocimiento sin los elementos suficientes para resolver sus problemas.
"El tema original es la pertenencia, porque te enrola con gente parecida a ti. Y de pronto eres consciente de un montón de situaciones que no puedes controlar y que no estabas preparado para enfrentar... Es un laboratorio", dice Salvador, diseñador gráfico, a quien entrar al curso le costó el divorcio.
Frente a una taza de café, Paola cuenta que entró por la insistencia de su amiga, pero también porque empezó a notar cambios en ella a partir de su asistencia a los cursos. "Se veía más relajada, más auténtica. Y llegué al primer curso pensando: 'yo no creo en esto, pero me va a dar herramientas de trabajo'", cuenta.
"El primer curso (básico) dura tres noches y dos días. Está basado en que tú eres responsable de tu vida, y si quieres ser víctima, eres un fracasado. Ves también que todo lo que no te gusta de los demás es lo que no te gusta de ti, todo lo que no puedes es por ti. Si no confías en la gente es que no confías en ti. Te agarran por el sentimiento de culpa. Y empiezas a tener respuestas vivenciales a una serie de dudas".
Para el segundo curso (avanzado) hay un filtro. Sólo se queda la mitad y son cinco días completos. Puede ir tu familia, igual que en el primero, pero ya empieza a darse una separación de las personas más cercanas. "Te meten el rollo de que sólo eres tú y ya, si ahorita no estás bien con ellos luego lo resuelves, pero tienes que preocuparte por ti. Entra a escena tu nueva familia, la gente que ha tomado el curso y con la cual te vinculas muy fuerte emocionalmente".
El segundo curso es más fuerte.
"Te desnudas emocionalmente. Tienes la aceptación del grupo y crees que eres especial. Es mucho más comunitario, manejan conceptos de solidaridad, hermandad. Eres responsable de lo que hagan otros en el grupo. Luchas contra tu mayor miedo, rompes apariencias. Hacen muchas analogías con México. A mí eso me jalaba: la idea de 'si quieres un país mejor tienes que mejorar tú. Hazlo por tu país'".
Ya para el tercer curso, que dura tres fines de semana y se trata de cumplir un plan de logros, Paola trabajaba en GMH.
Hacía llamadas telefónicas "de preparación" para los que van a entrar. En ellas se verifican los datos de quien los llevó, porque una de las características de la empresa es que sólo se puede entrar por recomendación de alguien que haya tomado los cursos.
"Con la familia tienes un distanciamiento. Por un lado los ves como pobres inconscientes, que no entienden esto que yo ya entendí, pero además con el argumento de la confidencialidad ya no puede ir tu familia (como en los primeros).
"Al entrar haces una carta con metas personales, profesionales, relaciones. En ella está el enrolamiento de mínimo dos personas, de hecho, sólo puedes ir al tercer fin de semana si logras esta meta. Entonces, el objetivo del Plan de Logros (PL) es que todos se ayuden a cumplir sus metas, como sea: organizas eventos, dejas cosas por ir a apoyar a tus compañeros. Es un juego de ego y de chantaje: cómo vas a tirar la toalla. Si lo haces eres un irresponsable y un perdedor".
Lo más importante, sin embargo, es el enrolamiento. "Enrolamiento significa evidencia, y eso, que estás cumpliendo tu carta y si no estás comprometido con tu carta ¿qué estás haciendo ahí?"
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La historia es pública y los reportes circulan ampliamente por Internet: Argentinaworks, cuyo origen está en un taller de liderazgo en Estados Unidos, se desmembró después de que se expuso la forma en la que engañaban a la gente. De ahí, el grupo se dividió. Una parte se fue a Chile y de ahí llegó a México bajo la figura de Mexworks, y el otro se fue a Uruguay y en julio de 2003 formó GMH en México. Las dinámicas son idénticas, y algunos han salido de ahí para emprender empresas propias en provincia.
GMH da los cursos básicos en el hotel Sevilla Palace y el avanzado y PL en el Hotel Del Prado, (hasta el año pasado se reunían en el World Trade Center); hacen entre ocho y nueve cursos al año, en intervalos de cinco semanas, y sus ganancias anuales superan los 5 millones de pesos (gastan cerca de uno y medio).
Mexworks se reúne en Exhibimex (cuya renta es más barata), tiene grupos más grandes (el básico puede reunir a 250 personas), y empieza uno cada cuatro semanas. Sus ganancias pueden superar los 8 millones anuales.
Desde el punto de vista mercadológico, dice Ana, publicista que tomó los dos primeros cursos en Mexworks, está armado perfectamente.
"El primer curso te cuesta 5 mil 500 pesos, pero lo tomas ante la insistencia de quien te está invitando; el segundo cuesta 8 mil 500, y llegan a ofrecértelo justo al término de una dinámica en la que te convenciste de que puedes hacer lo que quieras y nada te lo impide; y el tercero cuesta 3 mil 500 y dura más, así que dices: pues si ya pague los otros, esto no es nada".
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Berenice fue parte de la primera generación de GMH, trabajó ahí. Como casi todos los primeros graduados, se siente engañada. Se le pide que hable de los pros y contras de su experiencia, pero uno de los contras vale por todo: "Estás lastimando a seres humanos".
Ella está tomando un diplomado de coaching en la Universidad Iberoamericana y apenas ahora entiende la teoría de dinámicas y conceptos que ella, como graduada, puso en práctica en los cursos básicos. "Es una irresponsabilidad muy grande", dice Mónica Suzan-Reed, sicóloga que trabaja con medicina vibracional, y se apoya en el viejo dicho: "Un medio doctor es un peligro para el cuerpo y un medio sacerdote es un peligro para el alma".
Puesta frente a una crónica de los talleres, la sicóloga llega a la conclusión de que las dinámicas de los cursos desvirtúan el planteamiento de la escuela Gestalt, que es el que prevalece en las dinámicas.
"Tienes tantos impactos que respondes a ellos, pero eso no quiere decir que te estés concientizando­ dice Mónica. Esta idea del coaching, en los talleres de liderazgo, es parte de la idiosincracia estadunidense de dinamizar el conocimiento académico, por una visión excesivamente pragmática de buscar atajos".
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Paola todavía hizo un cuarto curso: el Master, que ella, filósofa, define como "Heiddeger en la práctica mezclado con filosofías orientales". Toda una mezcla.
"Te quedas con un desmadre adentro y no cierras ciclos. Te dicen: 'olvida tu historia, sólo existe el hoy y el ahora'. Pero sales y regresas a tu ayer, al mundo real, no el mundo virtual en el que estás ahí adentro. ".
El encuentro, en muchos casos, puede ser desastroso.
"Ellos te venden congruencia, pero lo que ves ahí adentro es otra cosa; lo importante es cuántos llevamos, no a quiénes. No existe el proceso, lo que importa es el resultado. Y el resultado es el enrolamiento. Es la industrialización de la terapia".

¿Y las leyes mexicanas? ¡Muy bien! Cómo no si algunos de nuestros legisladores forman ya parte de uno o más de estos grupos a quienes se les dan todas las facilidades del mundo para explotar lo que la ley ha obviado por años y jamás ha sabido defender: la conciencia del hombre.

NOTAS
Pastrana Daniela, El mercado de la Felicidad, 2005
Warren Rick, Una vida con propósito, Ed. Vida, 2002
García Ignacio, Una Ojeada a la Iglesia del Reino de Dios, EME, 2006
Ederly Jorge, Sectas destructivas, Avizora, 2002

5 comentarios:

cristina caballero dijo...

¿y no es que triunfan esos cursos precisamente porque le ofrecen a los hombres la evitación de esa toma de conciencia? lo mismo ocurre a diario con las fantasías originales (infantiles) vueltas realidades...todo resuelto por obra y gracia de una varita mágica, de pirul o arbusto de albahaca, de caracoles,de exorcismos, de liposucciones, de píldoras de dicha fugaz, etc; Yo no me asombro, considero que es casi a lo único que puede acceder una persona en estos momentos, y mejor que así sea, la alternativa sería enfrentar su realidad y comprender que ha llegado a ser lo que él podía y quería ser, y sólo eso. ¿Conocerse a sí mismos y dejar de culpar a los demás, incluído a un gobierno que pasa de muchos "asuntos mundanos" como estos?¿Esperar que UNA LEY detenga este negocio de la felicidad como otros muchos ElDorados que ha habido y continuará habiendo? NO, claro que no. Esperemos que los otros reaccionen y cambien el estado de cosas del mundo mientras nosotros nos quedamos tan tranquilos recibiendo, como esos niños voraces a merced de la magnanimidad de los padres originales. Creo que la mayoría habremos de continuar cayendo en estos engaños una y otra vez, aunque aparezcan leyes que limiten los fraudes, incluso electorales. La realidad duele tanto a veces, la propia realidad que sólo cayendo en estos actos ilusorios es posible soportar la vida que se han creado. La gente acepta pagar estos precios a cambio de continuar ignorantes de sí mismos. Comprar la felicidad, sí, eso es posible, nadie nos engaña, aceptamos ser engañados; como decía un amigo: "no hay víctimas sólo voluntarios". somos todos quiénes hacemos el mundo que tenemos, la tan esperada revolución de la conciencia que sería el paso siguiente en la evolución humana no ha ocurrido, nos hemos detenido un paso antes del abismo al que nos horroriza mirar, aún no estamos preparados para afrontar tamaña hazaña. CONTINUEMOS PERSIGUIENDO PARAISOS ARTIFICIALES¡¡¡ aunque eso signifique vivir a medias, sigamos tomando por asalto el cielo ya que como ángeles caídos sólo de eso somos capaces

Nancy Ortiz dijo...

Vivimos una era de vacío como lo afirma(ba)Gilles Lipovetsky, por lo tanto, la gente quiere aferrarse a cualquier cosa, por ello las religiones vuelven a estar en boga, al igual que estos grupos de ayuda, les proporcionan momentos catárticos.

El mundo es hostil, duro y efectivamente vacío. La gente hará cualquier cosa para tratar de liberar su drama individual. Aunque personalmente me gustaría más que lo hicieran en un bodegón, picando cebolla y escuchando jazz tal como sucede en el Tambor de hojalata de Günter Grass, por lo menos suena más divertido.

Nancy Ortiz dijo...

olvidé decir, me gustó el artículo, felicidades.

Anónimo dijo...

Los grupos que se describen en esta nota ¿pueden ser considerados sectarios?
Si entendemos secta desde el punto de vista psicológico, podemos decir que todo grupo sectario es aquel en el cual se establecen relaciones sectarias. Es decir: una relación de dependencia inducida en la cual, el líder, el facilitador, el maestro, el gurú o lo que sea, induce a la persona a crear un vínculo de dependencia con la figura del líder y con la figura del grupo. Y eso es lo que se va haciendo paulatinamente en los cursos. Es difícil definir a Mexworks como una secta convencional pero de alguna manera roza lo sectario en los siguientes puntos: la dependencia inducida, la manipulación psicológica o lavado de cerebro, la presión psicológica para que la persona esté más vinculada y entregada al grupo.
Ellos venden cursos, con distintos niveles, de desarrollo de la conciencia. Tienen detrás esa antropología de la New Age, individualista, de buscar la verdad dentro de sí. El facilitador, va induciendo a los asistentes a estados regresivos en los cuales empiezan a surgir las ansiedades más primarias de la persona. Esas regresiones suelen ser sumamente removedoras y, si no existe un yo bien constituido, puede haber un desarrollo de patologías de tipo psicótico. En estos grupos tipo Insight o Grupo Torch estas técnicas se realizan al voleo, sobre cien personas o más, donde no se sabe qué pueden tener esas personas ni qué les puede provocar. Además, se conduce paulatinamente al grupo a estados cada vez más regresivos, hasta que llega un punto en que la persona se conecta con su miseria para hacer el Insight; tomar conciencia de esa miseria y hacer el crecimiento. Lo que pasa es que, en general, lo que hace el facilitador es manipular ese estado de manera tal de generar una dependencia por parte de los asistentes. Una dependencia que va creciendo porque del nivel uno hay que pasar al nivel dos y al tres. El tema es que el nivel uno son 240 dólares, el nivel dos son 400, etc.

Anónimo dijo...

Son sectarios.

Te hacen dependiente de ellos.
aplicando tecnicas de regresion
chantaje, manipulacion, odio,

ylovebombing, quieren tu dinero
no les interesa ni tu formacion ni tu familia

Cuidado.

El supuesto y fingido cambio de tus amigos que entran alli, es porque estan manipulados.

Dios no existe para Mexworks es sustituido por el universo.

asi es que cuidado.