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lunes, octubre 08, 2012

Roberto Blaga: El Libro Verde del Che


EL LIBRO VERDE DEL CHE
(Con Prólogo de Paco Ignacio Taibo II)

Por Roberto Blaga

 Dice Víctor Pérez Galdós que Ernesto Che Guevara se caracterizó por ser un gran lector. Desde joven leyó diversos libros y se interesó por ampliar sus conocimientos acerca de disímiles materias. Durante su participación en la lucha de liberación de Cuba, aún en medio de condiciones de vida extremadamente difíciles, el Che supo encontrar tiempo para leer. Esto ha sido corroborado por campesinos que se relacionaron con él en las montañas cubanas, así como por algunos integrantes del Ejército Rebelde. El Che cargaba siempre una mochila grandísima y en ella llevaba muchísimos libros.

En un verdadero cruce de autorías, trabajos y mezcla de géneros literarios, Paco Ignacio Taibo II ha prologado para nosotros un libro de poemas de título El Cuaderno Verde del Che, que no es sino una especie de antología de poesías que el mismo Ernesto Guevara transcribió a mano y contiene versos de los que se supone eran sus poetas favoritos(1)

En octubre de 1967, fecha de la captura del Che en Bolivia,  antes de asesinarlo, los esbirros de la CIA vaciaron su mochila; sólo hallaron unas cuantas cosas: 12 rollos de película, unos mapas corregidos con lápices de colores, dos agendas, que luego se confirmaría eran su Diario de 1966-67 y un cuaderno verde al que no le dieron mayor importancia los halcones del Pentágono. Paco Ignacio Taibo II consigna que el Diario del Che apareció un día en Cuba (luego se supo cómo),  desde donde se hizo una edición millonaria del libro bajo el título “El Diario del Che en Bolivia”. A mitad de los 80´s el Diario vuelve a ser noticia: la famosa casa de remate inglesa  Shoteby’s anuncia que subastaría el Diario con un monto inicial de 250 mil libras esterlinas.

Pero ¿y el otro cuaderno con pastas verdes? Era una libreta de poemas escritos a mano, sólo que esta vez, los textos no eran de la autoría de Ernesto Guevara. Eran una serie de poesías de los poetas favoritos del Che pero sin el nombre de ellos a la cabeza del poema. ¿Sabía el Che de memoria a quién pertenecía cada poema?

Paco Ignacio Taibo II afirma, igualmente, que el Che era un lector voraz. “Serán Pablo Neruda, y Las flores del mal de Baudelaire, curiosamente leído en francés, los inicios de sus amores. A los 15 años se encuentra con Verlaine, Antonio Machado. Y paralelamente el descubrimiento de Gandhi, que lo emociona profundamente, sus amigos lo recuerdan recitando a Neruda, pero también a poetas españoles: ‘Era mentira/ y mentira convertida en verdad triste,/ que sus pisadas se oyeron/ en un Madrid que ya no existe’”. Adelaida March, su compañera, recordaría: “Leía a todas horas, en cada momento que tuviera libre, entre una reunión y otra, cuando iba de un lugar a otro”

EL CHE POETA

Quien lee poesía, raramente escapa de la tentación de hacer sus propios intentos, ya sea en narrativa o en el mismo género poético. El Che no escapó a ello. Pocos son los poemas que de él se conocen, como este de 1955 que dice:

“El mar me llama con su amistosa mano/ mi prado –un continente-/ se desenrosca suave e indeleble como una campanada en el crepúsculo”.
 
En otro, el Che se refiere a su compromiso revolucionario:

“Y si en el camino se interpone el hierro/ pedimos un sudario de cubanas lágrimas/ para que se cubran los guerrilleros huesos/ en el tránsito de la historia americana/ Nada más”.

Como él consideraba sus versos apenas un pasa-tiempo y desahogo a sus demonios interiores, Guevara nunca publicó sus poemas, y cuando alguien lo hizo por él, se enojó seriamente.

LA HECHURA DEL LIBRO

A Paco Ignacio Taibo II, le llegaron, sorpresivamente, unas copias de las hojas de aquella carpeta verde. Su trabajo no sólo fue prologar el libro, y ya. Consistió en analizar cada poema contenido en las fotocopias y poner a cada uno el nombre de su autor. Fue un trabajo arduo, en que se combinó conocimiento previo, investigación, deducción y muchas noches de desvelo y cansancio. Los poetas incluidos en este libro son Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén y León Felipe.

Taibo II, respetó el orden en que los poemas se hallaron en el cuaderno. Para finalizar su Prólogo, el autor de novela negra apunta: “Los tres poetas que le sobrevivieron, sin saber que acompañaban al Che en su mochila en la última batalla, se despidieron de él escribiendo:

Los que vivimos esta historia
esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlatada
los que escogimos el combate
y vimos crecer las banderas
supimos que los más callados
fueron nuestros únicos héroes.

(Pablo Neruda en: Fin del mundo)

 
No porque hayas caído
tu voz es menos alta
Un caballo de fuego
sostiene tu escultura guerrillera
entre el viento y las nubes de la sierra

(Nicolás Guillén en: Che comandante)

León Felipe, en el poema que le dedica hablando del relincho de Rocinante, el tan querido por el Che caballo del Quijote, diría: Siempre fuiste un condotiero apostólico y evangélico y un niño atleta y valiente que sabías dar el salto mortal.

(1)  El Cuaderno Verde del Che (Pablo Neruda, León Felipe, Nicolás Guillén, César Vallejo). Prólogo de Paco Ignacio Taibo II, Seix Barral, México, 2007.

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