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lunes, marzo 05, 2007

Isabel Lorenzo/Ignacio García: Sobre Moch


Y tú ¿qué opinas?
Isabel Lorenzo



Después de todo ya lo habíamos hablado. Veracruz no existe, alguien lo borró del mapa; de alguna forma ya lo señaló Jaime Velázquez en su cuento Conclusiones, ahora nos lo confirma Jorge Moch, cuando declara ante Jorge González en su última entrevista para el periódico Imagen que, “en Veracruz no se ha hecho nada en los últimos treinta años”.


Y esto lo dice él que tuvo oportunidad de hacer algo por la difusión de la obra veracruzana, cuando el mismo periódico le dio la coordinación del suplemento Paliacate. Más sin embargo según señalamientos de algunos, nunca encontró a nadie digo de ser publicado, con lo que se limitaba a bajar información de internet o a publicar escritores foráneos. Si el llegó a pensar que era diferente y superior al entorno, baste este rasgo de soberbia para clasificarlo entre nosotros.

Porque en Veracruz no encuentras a nadie que le reconozca al vecino que escribe bien, seamos analíticos y observemos que esto es realmente cierto. Claro que molesta que un hijo de vecino nos lo diga; pero en el fondo lo pensamos cada uno en nuestro interior, y es por ello que estamos como estamos. Solos ante la gran indiferencia de un público que no le interesa lo que escribimos.

¿ Por qué habría de interesarle a las (los) no lectores, si nosotros amantes de las letras somos incapaces de celebrar un trabajo bien realizado, promoverlo o difundirlo?. ¿Malinchismo? ¿Narcisismo? ¿Envidia? ¿Celos? Cada quien en su fuero interno tiene la respuesta adecuada.

Podremos quejarnos amargamente de los directores del IVEC, o de los ayuntamientos, de los gobernantes que nos van cerrando espacios, cuando, que en la realidad el mal está en nosotros mismos. La única opción es formar un bloque. Todos. Promotores, escritores y plásticos. Aun en aquellos grupos un poco distantes reconocer el trabajo bien realizado, y en la medida de nuestras posibilidades ayudar a su difusión por un interés común. Así lograremos que nos vean a todos. Así tenderemos fuerza más allá de nuestras fronteras y nuestros gobernantes nos tomarán en cuenta. Sólo en Veracruz no se oye el eco de las palabras, cántaros huecos que se rompen y no derraman nada.


UN ESCRITOR ENTRE LOS BÁRBAROS
Por Ignacio García


La nota de Isabel Lorenzo, en la que lamenta que un “hijo de vecino” venga a decirnos lo que “no hemos hecho” me parece de más relevancia que lo segundo, sin querer decir por ello que no tenga que ser analizado por nosotros mismos.
Jorge Moch ya aprendió la lección que Edward Said en su libro Orientalismos llama, “la invención de un continente y una cultura para deleite de los ojos del Imperio”. Cierto, apenas salidos del provincialismo y entrados a la parafernalia y los reflectores del consumo y el exhibicionismo, no es Moch el primero ni el último que viene con esa visión perniciosa de que sólo en las urbes se “hace algo” con la cultura. En primer lugar el léxico es en demasía alevoso. Los conquistadores europeos vieron en América, África y el Islamismo, a un grupo de gente así: buenos para nada. O mejor, buenos para determinar y decir cuál sería su destino nacional y regional, puesto que la alta cultura de las metrópolis si cuenta con los recursos para “hacer algo” con y por ellos.


Por otro lado, ni Moch ni otros han definido que es, primero “hacer”, y luego, “nada”. Porque si “hacer” algo es escribir cada cinco años un libro que luego aparecerá entre un montón de otros en los miércoles de verduras de los super-mercados, entonces yo aconsejo no seguir ese ejemplo. Moch ya está en los pasos de Vicente Fox quien se ufana de que ahora “si va a escribir un libro” (pero ¿sabrá escribir ese idiota?). Caso único el del ex – señor de las Botas-Fox, porque sería el primero en escribir más libros de los que lee. Así Moch, viene con sus ínfulas a denostar lo que (como bien apunta Isabel) él mismo no supo sublimar cuando estuvo a cargo de aquel suplemento. Quería, como conquistador entre los bárbaros, que éstos fueran y le mostraran sus tesoros para, entonces, escoger él –las patas arriba del escritorio—qué sí o qué no valía la pena publicar. Dice que, en medio de tanta güeva como “editor”, no halló a nadie digno de ser publicado. A nadie ni nada.

Así como Fox que “escribe” más de lo que lee, Moch se dedicó más a rellenar y a jugar al copy-paste de Microsoft, que a dedicarse a hacer amigos y conocer de entre los provincianos porteños a alguien que valiera la pena publicar. Aun así los “parches” que editó en su Paliacate ¿quién le dice a él que todo lo publicado ahí fue de calidad? La mitad de ese panfleto era masticable (sobre todo cuando tomaba de lo ajeno y con calidad), lo otro, sobre todo cuando él redactaba, era tan inocuo y miserable que mejor se pasaba uno a la nota roja del Sur de Veracruz en aquellos tiempos.

Así, la historia de un conquistador que escribe un libro y lo viene a presumir para demostrarnos que él si “hace” algo, Moch pasó a la palabra “nada”. Tampoco definida. Porque esa es la palabra utilizada por todos los déspotas de la historia. Esa “nada” que Moch reduce a cuatro letras, sin tener la mínima idea de la historia cultural porteña, podría ser fácilmente rebatida si se mencionara cuántos artistas y escritores porteños han recibido becas de estímulo a la creación artística ¿Será que se las dieron a Gabriel Fuster, Jaime G. Velázquez (La Ventana Cerrada), a Alberto Contreras, Arturo Talavera y muchos otros, sólo como premio a su güevonería?. Por no hablar de los premios literarios recibidos por Jesús Garrido en poesía en concursos no porteños ni estatales, o el de la Universidad Veracruzana otorgado a Juan Joaquín Péreztejada. Ya ni qué decir de los más de 100 números de La Ventana Cerrada, la continuación de ésta por parte de La Ventana, los suplementos culturales desde Esquife, Azul Marino, Sólo Para Intelectuales, la Página Cultural de Imagen que edita actualmente Carolina Cruz, el blog de Los Elementos del Reino, y el web-ring de Artistas Porteños en la Internet; o los talleres literarios que sin parar han realizado personas como Reinaldo Carballido, Ursula Ramos y Humberto Hernández (perdón si omito a algunos). ¿Y los seis Encuentros de Escritores del Puerto, y las múltiples exposiciones de fotógrafos porteños en las diversas salas? No omitamos aquí nuestras presentaciones tanto literarias como plásticas en las cantinas, y el trabajo tozudo, monumental y lleno de talento de Manuel Salinas Arellano con su El desarrollo plástico en la ciudad de Veracruz; ni tampoco dejemos de lado la importante intervención de artistas y escritores porteños en la Feria Internacional del Libro Universitario y muchas otras cosas más que aquí llenarían más páginas que las contenidas en el libraco de Mos¡ch.


Otra vez, disculpas si omito actividades y personas: pero ahí están.


A todo lo dicho, el desinformado y semi-culto señor Moch viene a los bárbaros para convertir el asunto en una “nada” de 30 años. Y es que, ya se dijo, esa es la visión de quienes, debido a la distancia y la egolatría --aunado a una mucha falta de humildad para reconocerse con los otros—sólo es capaz de redefinir para sí mismo a quienes, criollos y provincianos, como una bola de güevones sin talento que “no hacen nada”.

“Yo sí hago algo –dirá el escritor de marras—miren mi libro” Lástima que el tal volumen tenga que andarlo divulgando entre las tribus que no entienden su lenguaje, porque, soberbio él, no ha venido a enseñar cómo interpretárselo.

Moch debió aprender de sí mismo. En su Paliacate, había una columna nada deleznable titulada Sin óleo mea burro; que traducido a su propia visión del quehacer provinciano del Puerto, que él ha tenido a bien venir a supervisar en estos últimos días, quedaría mejor como: Si hablo me a-burro.






15 comentarios:

Anónimo dijo...

Alguna vez, saludé a Jorge Mosch en una feria del libro de Guadalajara de donde es oriundo. Y me habló de la novela y me dio gusto. Luego, ví el libro, como dice Nacho en la mesa de novedades entre otras frutas y legumbres. Es curioso que nadie mencione su sección en La jornada, ¿alguien la leerá? Una vez, por curiosidad, la leí y hablaba de los números de hot line que se hacen por celular o el de los teléfonos de las chicas que pasan en la tele promocionando una platica sexy. O sea, un tema en verdad profundo que muestra su alto nivel ensayístico. Para cacarear los huevos no hay que andar diciendo que los otros no tienen, porque puede pasar que se los enseñen...porque como dijera Luis Velázquez: los amigos serán los amigos pero a veces, como ésta, hay que enseñarle ls huevos

Anónimo dijo...

En las declaraciones de Jorge Moch hay algo que puede servir para taparle la boca.

Que explique qué pasaba aquí hace treinta años, para entender su frase de que en treinta años no ha habido nada.

Pregunto si la gente del ex SUR y de Imagen reciben este blog de Nacho, pues es importante que sepan y se den cuenta qué opina de sí mismo el tal Moch, pues fue parte de la ciudad durante algunos años, ¿no?, y ocupo páginas que él mismo tendría que reconocer que fueron un desperdicio, ¿no?

La discusión es larga y además no importa, pero conviene que cada quien ocupe su lugar.

Jaime

Anónimo dijo...

Desafortunadas declaraciones. Quizás nunca lo habían entrevistado y se le fue la lengua. O bien, repela ahora que ya se fue de la ciudad. Recuerdo a Jorge Moch gordo, de pelo largo y trepado en una moto. Luego se rapó. En fin, parece inestable. Manejaba sus páginas en Sur por Internet, así que no se le veía por la redacción. Recuerdo una vez que llamó por teléfono para protestar por algo que consideró que afeaba una de sus inútiles páginas (digo inútiles porque usaba material de gente de Jalisco que trataba temas de Jalisco; o bien, porque reproducía textos de La Jornada). Un día me dio a leer su novela, para ver si yo la publicaba. Nunca la leí. Sería un desperdicio de tiempo.

Jaime

Anónimo dijo...

Lo que si es que duele estar
como desesperados intentando sobrevivir en este puerto donde todo son encajes y vestidos color azul mañana, con copas de bacará y que nos digan que no existimos. No existíamos antes de esos treinta
año

María Isabel Lorenzo

Anónimo dijo...

Me parece que a ese tipo de declaraciones hay que hacerles poco o nulo caso. Entiendo la molestia, sobre todo de ustedes, que siempre han trabajado por la cultura y creo que por tal motivo no deberían darle importancia. Efectivamente, no sabemos a qué se refería con sus palabras. Pero si es como todos lo entendemos, creo que la declaración es un poco desconsiderada, me parece que el hecho de que él lo diga no significa que la gente lo piense así. Yo siempre he dicho que en Veracruz la cultura es más genuina, incluso que en Xalapa, pues emana de la calle no de las instituciones. Es decir muchas de las cosas que se hacen en Veracruz, no se harían si no fuera por el interés de unos cuantos. En cambio, en Xalapa casi todo es organizado por el gobierno del estado, por la UV.

Nancy Ortiz

Anónimo dijo...

Como persona, Moch me es "intramuscular", como decimos los de mi generación. (…) No me gusta rendir tributos más que a los consagrados y comprobados.
En estos momentos, francamente aún padezco la consternación de la muerte de Beto Contreras, a quien sí traté como persona y se me hacia un buen chico, y lo vi como artista y considero con propuesta interesante experimental y crítica.
No hago olas por eso, es decir, por si un xalapeño, veracruzano, poblano o demás publica, para mí los del gremio artístico e intelectualoide, no son más que cualquier otra persona, caga, comen, copulan, se reproducen (a veces no) y mueren como todos.

Laura Haddad

Anónimo dijo...

No leí la entrevista, pero sí leí la nota de Isabel y la de Nacho, con las cuales estoy absolutamente de acuerdo. En Veracruz hay mucha gente preocupada y ocupada en la cultura; de diversas formas se aborda día a día la cultura en el puerto y me parece de necios no reconocerlo. Podemos estar de acuerdo o no en las formas, pero eso no significa que no se reconozca el esfuerzo, ya sea grupal o independiente, de muchas personas que con un interés vivo y dinámico, vuelcan sus esfuerzos, tiempo y energía en la difusión y ejercicio de la cultura.

Yo estuve en la charla de Moch en la Colón y también dijo que la prensa estatal estaba al servicio del poder en turno y que no había oposición intelectual (palabras más, palabras menos). Un periodista de Notiver, presente entre el público, replicó la aseveración y lo contradijo diciéndole que era una mentira que la prensa estuviera "arrodillada". Aunque el tema se quedó ahí, es un hecho que Moch tiene una visión del mundo, incluido Veracruz (puerto y estado), radical y subjetiva.

Lucy M. de Block

Anónimo dijo...

A mí me publicó Moch un par de cuentos en el 2000, poco antes de que finalizara la era del Paliacate. Quiero pensar que vio en ellos algo que valía la pena, y no que necesitaba llenar espacio.
No lo conocí personalmente sino hasta mediados del año pasado, cuando Edgar Onofre y Juan Carlos Plata me invitaron a su casa, en Xalapa. Hacía frío, el viento alzaba las brasas de la fogata contra nuestros rostros y yo miraba a su enorme mastín con el rabillo del ojo, pensando que en cualquier momento me derribaría de la silla de plástico y me arrancaría un miembro con sus mandíbulas quebrantahuesos.
Sobre sus "cáusticas" y "ácidas" declaraciones, solo puedo expresar: no me extraña de él. Así se define él mismo en los artículos que publica, y es por muchos conocida la opinión que guarda del puerto (en general) y de algunos porteños(¿fruto de sus diferencias irreconciliables con el gremio periodístico?), así que no veo el por qué de esta marimorena.
¿O no será que todos guardamos el pecadillo de la desidia cultural en el fondo de nuestro saco de vergüenzas? No lo digo de manera apologética, es tan sólo una reflexión sobre nuestra escasa capacidad de organización ( y perdónenme el arrebato: uno o dos blogs culturales no demuestran lo contrario)
Otra cosa sería criticar al hombre por sus méritos literarios.
¿Alguien la leyó?
Besos

Fernanda Melchor

Anónimo dijo...

En cuanto al tema del Moscho, siempre he pensado que es un mala leche y más cuando escribió ese artículo acerca de José Rafael donde ponía al descubierto su apodo (…) Digo una cosa son las boberas entre cuates y otro muy distinta publicarlas con el ánimo de chingar. En fin, que un escritor de poca monta, editor mediocre y de escaso sentido de la solidaridad o si prefieres de un mínimo sentido de urbanidad, no merece el esfuerzo de escribir.

Jesús Garrido

Anónimo dijo...

Ahora resulta que para permitir si se tiene derecho o no soportar el barbarismo y la ignorancia de un escritor hay que “leer” su obra: si esta vale la pena, se le exime y concede cualquier exabrupto; si no, pues ya tendremos derecho a las maimorenas...Claro, siempre con permiso del deslenguado.
Unbuen sector de polacos se expresaban igual de Hitler: “déjenlo, así es él...me extraña que no conozcan el carácter del Fhürer”. Y ya todos sabemos cómo les fue a los polacos. Lo que quiere decir Fernanda Melchor es que porque Moch tiene su carácter y así se expresa donde sea, uno debe de acatar, agachonamente, sus ignorantes declaraciones...Y dejar que su mastín no sólo nos haga caer de la silla sino nos atrape por el cuello para preguntarnos: “¿Y tú, qué has hecho?” Ya Juan Joaquín ha destacado el grado intelectual del escritor de marras al pasar de copy-paste a su columna de La Jornada “artículos” como el hot-line de las chicas y otras mamonerías como esas... Así es que, por lo menos yo, no voy a gastar mi dinero para comprar el libro de un escritor de tan poca monta, sólo para tener derecho a protestar lo que de mutuo propio él evidencia en su ignorancia. Finalmente, ¿qué tiene que ver la unidad de escritores y sus organizaciones con este asunto? Vergüenza debería causar no ser un artista congruente, lúcido, capaz de crear en la soledad y a la vez ser solidario con aquellos que comparten nuestro mutuo quehacer. Ya las “unidades” y sindicatos soviéticos, europeos y americanos, han demostrado su fracaso sin vergüenza alguna. Por cierto, la pena ajena tampoco se subsana con dos cuentillos editados ¡en el año 2000! que a lo mejor sí valen la pena, pero llenaron un espacio que para Moch hoy, no existió nunca.

Ignacio García

Anónimo dijo...

Yo ya sabía que me iban a linchar por mi comentario.
Pero si se van a enojar, ¿entonces para qué preguntan? ¿O no se titula el artículo "¿Y ustedes qué opinan?"?
Lo que no supuse fue que el jalón de orejas provendría de dos flancos.

En fín.

Dicen que Louis Ferdinand Destouches (que allá por 1924 publicó una "novelilla" llamada "Viaje al fin de la noche") era una monería de persona: racista, miedoso, mentiroso y además, traidor. Y sin embargo, su estilo influyó en la obra de generaciones posteriores.

Y sí, a Céline le perdono su barbarismo e ignorancia, así como el exabrupto de haberle vendido su país a Hitler por un puñado de francos.

Pero fíjate, Ignacio, antes de que te rasgues las vestiduras, que en verdad la comparación de Céline con Jorge Moch termina ahí. Ni creo que sea la próxima eminencia de las letras mexicanas, ni soy su fiel lectora, ni me paga por escribir esto; es más, ni siquiera somos amigos.

No me extenderé más: no tengo mas que un solo y egoísta argumento:

¿Lo perdono por haber dicho que los escritores jarochos no hemos hecho nada en los últimos 30 años?
Hablará mi soberbia: hace treinta años yo ni siquiera existía. Yo no acato agachonamente: el filo de la piedra ni siquiera roza mi frente. No me siento aludida por el comentario, entonces, mi corazón está libre de encono.

Lo unico que quería exresar con mi comentario era que cuando las palabras duelen, es que algo de verdad hay en ellas ¿Si no por qué tanto esfuerzo en repeler una opinión necia? ¿Por qué mejor no ignorarlo como al loquito del pueblo, en vez de incrementar las ligas cibernéticas al mencionar tanto su nombre en la red?

Sinceramente, espero que obtengan alguna respuesta con lo de la carta, para seguir tirándome el chisme.

Besos

Fernanda Melchor

Anónimo dijo...

No conozco a Fernanda Melchor, le pareció su valor o cinismo del inentar defender al indefendible. Pero se poen en la mira cuando dice:"¿O no será que todos guardamos el pecadillo de la desidia cultural en el fondo de nuestro saco de vergüenzas? No lo digo de manera apologética, es tan sólo una reflexión sobre nuestra escasa capacidad de organización ( y perdónenme el arrebato: uno o dos blogs culturales no demuestran lo contrario)" A lo cual repetería lo que Ignacio García ya mencionó en el segundo texto sobre Mosch. Se han hecho editorailes independientes y se han hecho revistas, se han ganado premios nacionales, se ha publicado en La jornada y en Tierra Adentro. Muchas cosas, no hay tal desidia Fernanda, la desidia es suya al no hacer el esfuerzo de ver a un lado. Isabel mencionaba algo en lo que tampoco estoy de acuerdo, la falta de reconocimiento de los unos con los otros. Creo que también esto es falso. Yo he escrito presentaciones para el trabajo poético de Nacho García, Jesús Garrido, Carla García, Marisol Robles, Manuel Salinas, sobre el Trabajo de Juan Vicente Melo y el de José Luis Rivas, quien en algun momento me pasó poemas para publicarlos en periódicos y revistas hechas en el puerto. Además, comenté en distintos medios sobre el trabajo musical y plástico de otro muchos amigos y no amigos del puerto, Xalapa y demás. Al igual que otros como Jaime Velázquez y el propio Nacho. Lo que él mismo escribe sobre Alberto Contreras es una muestra. Este blogg no es un hecho aislado sino forma parte de una tradición la que quizá comenzaron El Arquitecto Segarra y Juan Vicente Melo en el Dicatmen con el suplemento La semana Cultural. Hay historia y hay una historia de grupo, antes que nada nos hemos hecho amigos por compartir un gusto y deseo semejantes. Si nos enfurecemos es porque esta labor ardua en un medio que quizá no es el más propicio para desenvolverse, y eso quién sabe, los tristes trópicos no deja de ser una visión occidental diría Walcott, nos la quieren borrar de una hablada sin reflexión. El propio Melo en una entrevista declaraba que era provinciano pensar que se es el primero en traer la cultura al Puerto.

Anónimo dijo...

La realidad de Fernanda Melchor es justamente la que ella señala: hace treinta años ni siquiera nacia.¿Cómo imaginarse la nada?
Cuando llegué a este puerto en 1974 entré a trabajar en el Dictamen ( único periódico de entonces)con el sueño de publicar algo mio,pero ya no lo dirigía don Juan, y a sus hijos nunca les interesó la literatura. Pasé por el círculo de escritoras, fueron tres sesiones en las que lo único que les interesaba era la merienda que iban a dar.
Fue hasta año 1985 que supe de la existencia de los talleres que coordinaba Jaime en la casa Díaz Mirón y a la que me hubiera gustado asistir; pero para mi desgracia, radicaba en San Andrés por aquellos años.
Hay en Veracruz un antes y un despúés de estos hechos. La literatura se oxigenó, cambió el contexto. Es aquí donde a mi entender aparecen la mayoría de ustedes y ello gracias a las publicaciones del Galeon, y la Ventana Cerrada.

Que lo rescatable del comentario de Moch, sea un nuevo despertar, un buscar nuevos caminos para ser escuchados, ya que los canales del IVEC y Ayuntamaiento nos están cerrados.

Juan Joaquín, cuando edité la revista Ventana de Papel, se difundió la obra de 5 promotores culturales, 5 pintores, 5 fotógrafos y 40 cuentos, más de 30 fueron de escritores del puerto. Publiqué a varios grupos, de varias generaciones y corrientes diferentes.
Bueno, pues las críticas más crueles no fueron las de los mejores cuentistas. Hay varios grupos y algunos pueden ser muy caústicos. La revista se presentó en varias universidades, pero el IVEC sólo una vez pudo apoyar con un anuncio.
Amar al amigo es fácil, lo dificil es aceptar la diversidad. Pero el reclamo no es para los que definitivamente hacen el intento, que son justamente los únicos que se pusieron el saco.

Anónimo dijo...

Fernanda, lo que menciona de los talleres del IVEC con Jaime es en el año 1987. Antes se realizaban periodicamente ciclos de lectura en el Baluarte de Santiago. Y había actividades culturales organizadas por el grupo RAC. Se organizaban conciertos sinfónicos y el propio Puertro tuvo su orquesta sinfónica con el director Manuel de Elías si no mal me acuerdo. En el museo de la ciudad que dirigió durante un tiempo Juan Vicente Melo también se realizaron actividades relacionadas con la literatura donde participaba Eduardo Sansores, antes del 87 estabn los suplemntos culturales Azul Marino y Esquife, coordinados por Eduardo Sansores y Carolina Cruz el primero y Carlos Torres el segundo. Cuando Jaime Velázquez organizó las veladas literarias en la casa Salvador Diaz Mirón los viernes por la noche fueron invitados entre muchos otros Paco Píldora, Marcela Prado (Marcela recordaba en una ocasión cuando fue Carlos Pellicer a Veracruz), José Luis Rivas, Lucero Loza, quiero decir escritores que ya existian antes de 1987 y había vida cultural en el puerto. Ahora lo que importa es que, como veo, se haga una memoria de estas cosas. El jueves pasado estuve en Veracruz para la presentación de el poemario estaciones de Peniley Ramírez, había poca gente conocida pero muchas caras nuevas, lo cual da gusto. Pero quienes presentamos: José Luis cerdán, de alguna manera Nacho García y quien esto escribe tenenmos un trayecto recorrido. NO olvidemos este recorrido que ha sido arduo y divertido.

Gustavo dijo...

Pues no, no ha habido ningún escritor porteño que valga la pena leer. Ni Chava Díaz Mirón, ni nadie más.

Por ahora.