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lunes, junio 25, 2007

Alicia Dorantes: Paco, mi amigo ambientalista




Primero fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre.
Ahora es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza y los animales...”
Víctor Hugo


Recibimos la invitación a través de su hijo Ernesto. Esa tarde Xalapa nos recibió radiante y con una temperatura ambiente mucho más elevada a la que por años me tuvo acostumbrada.
Cuando pedimos al taxista que nos llevara a la Biblioteca Carlos Fuentes, nos miró entre indeciso y curioso. En realidad el edificio que aloja a la biblioteca, lo conocí hace muchos años, pero era un edificio de departamentos construido frente al Parque Juárez, justo donde inicia la pendiente calle de Úrsulo Galván, que tiempo atrás conducía a la estación del tren familiarmente llamado “El piojito” y que, creo, unía a Xalapa con Coatepec.



Después de dar algunas vueltas en el automóvil, llegamos. Había ciertas cosas que no encajaban en la conceptualización que me forjé del acto. Inicialmente creí que sería un evento luctuoso. Nada más erróneo. Era una jornada luminosa y viva a la que invitaba el IPAX cuyas siglas corresponden al Instituto de la Policía Auxiliar y Protección al Patrimonio del Estado ¿Qué tenía que hacer Francisco Morosini, el hombre enamorado de la vida, de la poesía, de los breves hai-kús alados, con un Instituto de Policía del Estado? ¿Qué tenía que ver todo esto con que fuera el día 5 de junio, cuando se celebra el Día del Medio Ambiente? Aunque a decir verdad, este último dato fue el que me relacionó con mi querido maestro, amigo y ambientalista de corazón...
En el presidium estaban los biólogos Fabricio Capistrán y Marco Young. En medio de ellos, el maestro Rafael Arias Hernández. Juan Antonio Nemi Dib inició el homenaje ante un público que abarrotaba la sala, al tiempo que presentó el cuardenillo titulado: “Invitación a la ecología”, regalo póstumo de Morosini a los niños, a sus padres y abuelos. A los niños xalapeños, a los veracruzanos, a los mexicanos. En una palabra: a los niños del mundo.



Leyó el epígrafe, que hoy tomo prestado, y que contiene un importante concepto del genial escritor y dramaturgo francés, Víctor Hugo. A continuación, leyó el prólogo que escribiera para ese pequeño-gran libro, que en escasas noventa páginas encierra un mensaje de cordura y sabiduría. En esas líneas narra la grata amistad que los unió, a ellos y a sus familias. En un momento cita:
Es cierto que para estar inscrito en la historia de los pueblos, debe hacerse historia. Sostengo con ello, con santa envidia, que personas como Francisco, no requirieron ni de heroísmo, ni de sacrificios, menos aún de estridentes rebeldías o contrapunteos para ser inscritos en la memoria de Veracruz. A fin de cuentas Morosini fue un hombre de carne y hueso, fallo y humano hasta el tuétano, pero valiente como para concursar –y ganar-, en la autoría del Himno a Veracruz, un hombre creativo, sensible y muy trabajador.


Concluye el prólogo:
Que el verdor de nuestra hermosa cuna, Veracruz, cubra perenne evocación de este forjador de una historia que baila, que canta, que progresa y que a todos extiende amistad y amor. Que este vacío desolador no regatee consuelo a Gloria, a Orieta y Francisco Ernesto y conserve sus muchas razones de orgullo y recuerdo grato de su esposo y padre. Que esta invitación a la ecología cumpla todos y cada uno de sus propósitos; cada vez que un niño ilumine las viñetas de este cuadernillo, Morosini seguirá haciendo bien a Veracruz.



A continuación presentó un video, donde quedó perfectamente aclarada la relación que con el IPAX, tuvo mi maestro y amigo. Gracias a la magia de la electrónica, pudimos verlo y escuchar las palabras que un día dirigió al cuerpo de policías que integran el Instituto, invitándolos entre otras muchas cosas, a velar por el mundo, por su belleza y su paz. Con voz emocionada, Nemi Dib cerró su participación con la lectura de un soneto escrito por Francisco Morosini, en ocasión de la muerte de la madre de Gloria, su esposa:
Nunca morirán

Los muertos que amamos no morirán.
Redoblan a difunto las campanas,
el bronce suena claro en las mañanas,
las almas de los muertos cantarán.
Los muertos que amamos no morirán.
Oigo voces que suenan tan humanas,
siento pasos a horas tan tempranas,
subrayo: mis muertos no morirán.

Tomaron la palabra los biólogos Fabricio Capistrán y Marco Young, aludiendo al hombre bueno, al maestro humilde. Relataron la extrañeza que causó a los trabajadores de la Dirección de la oficina de Protección al Medio Ambiente, años antes, el día que un ingeniero ocupó el puesto de director. ¿Por qué ingeniero y no un biólogo? Quizá porque la persona indicada para realizar dicha tarea, no depende de los títulos que ostente, sino de sus convicciones y espíritu de servicio. Se requiere a alguien que sepa que para llevar a cabo la educación ambiental, necesita primero sensibilizar a los individuos para luego concientizarlos. Sólo de esta manera se logran cambios en la mentalidad y actitud en niños y adultos.
Rafael Arias Hernández dijo más o en menos: “Paco nos juega hoy, otra de sus muchas bromas ¿En verdad creen ustedes que debemos celebrar el día del medio ambiente? ¿Qué dirían al respecto las especies extinguidas? ¿O las que están por extinguirse? Más bien ellas pensarían que se trata de un día de luto. De duelo”.



“El libro tiene dos acertijos y un mensaje... –continuó- 1.- ¿Se trata en realidad de un cuaderno para iluminar? ¿O fue hecho para que nos ilumine? Nos dice sin darnos cuenta, cómo podemos conservar la esperanza y la fe en la salvación nosotros; no un día, sino todo el año. 2.- El segundo acertijo trata acerca de la policía, de la existencia de lobos y ratones ¿En qué esferas del diario acontecer deambulan ambos? La respuesta es personal. Se habla de las Leyes Ecológicas que ni conocemos, ni menos respetamos. La respuesta para este segundo acertijo sería: hacer respetar dichas leyes”.



Rafael Arias se refirió al ser humano en general, diciendo: “Somos los peluqueros de la naturaleza: talamos árboles, arrasamos selvas y la mejor reforestación que vemos, es la de los periódicos. Hemos cambiado el ecosistema. Hemos contaminado los mantos freáticos. El caso de Filomeno Mata y sus niños muertos por rotavirus, es un ejemplo ¿Quién es el lobo? ¿Quién está exterminando todo? Habló de la pobreza cada día mayor entre la población general, del número creciente de mujeres como cabeza de familia y de los exiguos salarios que reciben; salarios que les impiden comprar incluso agua limpia para sus hijos”.
Se refirió a los trabajos que el ecologista Sergio Guevara, ha llevado a cabo en Los Tuxtlas, de cuya espesa selva apenas sobrevive un 12 %.



Pero faltaba aún el mensaje contenido en el libro: en un cuento sencillo basado en la extinción del lobo mexicano ¿Fue acaso un homenaje póstumo, triste, o rico de desánimo? ¡Por supuesto que no! Fue un homenaje a la vida por la vida misma. El orador concluyó diciendo: “En este ecocidio existen varios responsables: los gestores, los criminales y los cómplices. Es momento para pensar globalmente, pero actuar de manera individual. Pongamos todos, nuestro granito de arena.”
La ovación nos se hizo esperar. Entre los aplausos, y mientras nos dirigíamos a saludar a la familia, me pareció escuchar el final del soneto:

Si acaso, lo que extraño es su presencia,
su carne sometida a mil demonios,
asunto ineludible de su ausencia.

Perdonen los que escuchan mi insistencia,
pero pruebas ofrezco, testimonios,
mis muertos no están muertos, son esencia.

Francisco Morosini, 2001

Alicia Dorantes
adorantesc@hotmail.com

2 comentarios:

Luisos dijo...

Hola:

Me parece un relato interesante, sin embargo, ¿Como se llama el libro al que hacen referencia? El que habla de la extinción del Lobo Mexicano. Mil perdones si el nombre viene en el texto y por las prisas de mi lectura lo he perdido en el camino.

Anónimo dijo...

Hola:
Gracias por leer el artículo.
El libro de llama "Introducción a la ecología". Ese día lo regalaron, a los asistentes depués de eso, desconozco en dónde se pueda adquirir.
Alicia Dorantes