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miércoles, noviembre 28, 2007

Pablo Castillón: La culebra a periodicazos




¿Cuantas veces nos gana la desesperación y nos lamentamos por la indiferencia de la mayoría? A todos ofende la indiferencia; es un ingrediente básico de la impunidad. Si alguien toma valor y denuncia actos criminales, puede poner en juego hasta su vida. ¿Quién ofrece garantías de integridad y seguridad para ellos? El estado debería hacerlo, en teoría. Un país que permite a su gobierno abandonar a éstos valientes, es un país que merece su impunidad. Piense esto: el saber que un acto valeroso será recibido con indiferencia es una invitación a ser indiferente. ¡La indiferencia nutre la indiferencia! Y muchos se amarran la lengua ante la muy creíble posibilidad de padecer la venganza del acusado a espaldas de la sociedad.
Viéndolo así, la indiferencia es el maldito miedo a quedarse sólo con la papa caliente. Así que la solución es responder por aquellos que toman valor por nosotros. Y rogar porque Nelson Mandela tuviera razón cuando dijo que conforme nos liberamos de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente a otros.
Esto es lo único que puedo pensar al ver lo que ha pasado desde el arrojo poco probable de un guardia que habló desde la garganta misma del infierno defeño. Le recuerdo al lector. El 27 de octubre pasado, un pequeño y enfermo señor de nombre Arturo Amonte Lozada detalló públicamente la corrupción y el tráfico de drogas de los mandos de seguridad de la Penitenciaría de Santa Martha Acatitla, en donde trabaja como Custodio. La Procuraduría del Distrito Federal abrió expedita investigación y destapada la cloaca, empiezan a ventilarse las apestosas condiciones que todos intuíamos se viven en las cárceles del país.
Bien por el periódico Reforma, que no sólo fue el foro de la denuncia original de Amonte Lozada, sino que a mis ojos resulta ser hasta su línea de vida: no pasa semana en donde su equipo no le siga la pista. Y qué bueno: lo peor que puede pasar es que la indiferencia ahogue en el olvido al Custodio, porque sería entonces presa fácil de los criminales a los que acusa. Ni duda de que se necesita valor e inteligencia para estructurar una investigación periodística de éste tipo: mi admiración particularmente a los colaboradores del periódico: Arturo Sierra, Yáscara López, Antonio Baranda, Ricardo Rivera, Leticia Fernández, Manuel Durán.
Pero cuando hablamos de criminales, ¿de quienes estamos hablando? Usted y yo suponemos que si el gobierno capitalino fuera al fondo del asunto, prácticamente el total de los “elementos” de seguridad del penal tendría que ser cesado, procesado y puntualmente encerrado. La corrupción no es una situación irregular: mas que tema, es sistema. Habría que romperlo e imponer las condiciones de justicia y legalidad que merecemos como ciudadanos mexicanos. Como una infección, la única forma de lograr “el cambio” es evitando salidas fáciles y llegando hasta las últimas consecuencias. ¿O me equivoco?
Todos los ojos ahora pesan sobre Juan José García Ochoa, quien como subsecretario del Gobierno del DF es el responsable directo del sistema penitenciario de la Capital. Su primera (y obligada) movida fue destituir el pasado 12 de noviembre a Lucio Hernández y Armando Carmona, hasta entonces Director y Subdirector de Seguridad del sistema penitenciario capitalino, respectivamente. Ahora la ley lo obliga a indagar y procesar a Hernández y Carmona, que en el mejor de los casos resultaron ser criminalmente ineptos y en el peor, un par de ratotas más de las que tapan la cañería del sistema penitenciario mexicano.
¿Deberíamos culpar a éstos dos burócratas medios por la añeja perversidad que se vive en las cárceles del DF? Usted tendrá su opinión, pero a mi me parece que la respuesta es más que obvia. ¡Sin duda! Cierto, el problema de las actividades criminales dentro de los centros de readaptación social ¡caraja ironía! existe desde hace décadas. Cierto, antecede al actual gobierno de la capital. Pero nada me da peores ascos que escuchar el “así recibí y así entrego” que seguramente serviría de pretexto a más de un mediocre. Esto no es un juego ni un asunto de buenas intenciones. Es cosa de Ley. Y si se recibe algo en mal estado, hay de dos sopas: o se procede inmediatamente a remediarlo, o se da paso a otro para que lo haga. Basta de cómplicidades de acción u omisión.
La sociedad cuenta contigo, Juan José García Ochoa. Queremos ejemplos para que muchos otros imiten al Custodio, y tengan la certeza de que actuar bien no es una locura, sino una obligación con la sociedad.

martes, noviembre 27, 2007

Verónica Gutiérrez: Siete Graziosi



SIETE GRAZIOSI

Mi vida es espléndida. Mi amor es puro.
Vi un ángel, de eso estoy seguro.
Ella sonrió hacia mí en el subterráneo.
Ella estaba con otro hombre a su lado,
pero no pretendo perder ningún sueño en este asunto,
porque tengo un cuello muy cansado.
Tú eres hermosa.
Tú eres bella,
preciosa,
linda,
bonita,
guapa, es verdad.
Vi tu cara en un lugar apretado
y no sé qué hacer en halago,
porque yo nunca estaré contigo. Punto.

Sí, ella atrapó mi mirada, durante el mágico ritmo de nuestro paso.
Ella pudo ver toda la cachaza de un poeta volando muy alto
y aunque pienso que no la veré otra vez al pasarla de largo,
sin embargo los dos compartimos un momento
que durará hasta el fin del mundo.
Tú eres hermosa.
Tú eres bella,
preciosa,
linda,
bonita,
guapa, es verdad.
Vi tu cara en la ida al trabajo
y mi anonimato y el tuyo hicieron un pacto,
porque nunca yo estaré contigo.
Aunque debe haber un Cupido,
con la sonrisa alrededor de un arco,
que penetró en mi pecho el sueño rosado,
pero es hora de dar la vuelta a la ciudad
y buscar mi corazón en objetos perdidos.
Punto.

Tú eres hermosa.
Tú eres bella,
preciosa,
linda,
bonita,
guapa y te adoro ya
pero al volverte a ver no estás

Ivonne Moreno: Pieza del Mes, Carlos Cano



PIEZA DEL MES NAVIDEÑO EN CASA PRINCIPAL:
VERACRUZ, FOTOGRAFÍA DE CARLOS CANO

¿Fotografiar ciudades, las iguala en su verdadera dimensión o belleza? No. Las connotaciones fotográficas tienen diversos significados. A partir del siglo XIX , donde la fotografía empieza a ocupar un lugar plástico, además de testimonial importante, los artistas del lente empiezan, como, los pintores a maquillar lo fotografiado.

Algunas veces el discurso fotográfico se torna lírico. Las fotografías de ciertos hacedores, nos parecen la continuación de poemas o canciones de compositores relacionados con las personas o los espacios físicos; otras tomas, tienen carácter mayormente documental ,el caso del fotógrafo Carlos Cano, quién ya es veracruzano por mérito artístico, es particular, su estilo lo ubica en las atmósferas brumosas, de pincelada compositiva y de flashasos o luces amarillas destellantes.

Carlos Cano estuvo encargado por años del Taller de Fotografía de la Universidad Veracruzana en este puerto. Puerto tan retrato por él, desde distintos ángulos socio-culturales y geográficos, hoy, Cano se encarga de proyectos gráficos a lo largo y ancho de la entidad.

Hace unos meses estuvo invitado por el WTC a exponer, parte de su acervo, acerca de Jarochos y de la idiosincrasia veracruzana en formatos grandes, avivando en ellos, el baile, la coquetería y el garbo del fandango en colores de fuertes, contrastados de forma sutil con el blanco de los trajes típicos.

La fotografía expuesta hoy en Casa Principal, emula los atardeceres salados y calurosos del malecón de nuestra ciudad. La noche captada por Cano, representan simbólicamente a través de una fotografía en color, a los boleros de Agustín Lara dedicados al rinconcito cuyo nido mece el mar frente a palmeras semejantes a ojeras de mujer.

Los efectos de luz por medio de la luna, nos acercan a motivos ópticos tranquilizantes, la luna inspiración romántica, recalcan las intenciones del fotógrafo por estampar episodios de la memoria local, concatenados a nuestra historia musical y dancística.

Carlos Cano plantea una diversidad de temática, en sus fotografías , por lo general, casi toda trabajada en color y grandes formatos, sus paneles de los colosales cabezas olmecas son ya parte integral de centro de convenciones en la zona conurbana, así como el destino de conducir a sus espectadores a vivir las delicias del sotavento, con sus imágenes.

Carlos Cano fotógrafo y tallerista se vincula a la búsqueda de la innovación en el arte y se asoma a la pintura, o tal vez mezcla ambos caminos, detrás de una instantánea no devela aún, pues su temperamento inquieto lo arroja a distintos barcos, proas capitaneadas por cámaras de mil timones.

lunes, noviembre 26, 2007

Verónica Gutiérrez: Votre Chanson



-VOTRE CHANSON-

Parece cosa de gracia describir este sentimiento nuevo
pues no es igual a otros que puedes mantener en secreto
No tengo un quinto en los bolsillos, pero si tuviera el dinero
lo primero que haría sería comprar nuestra propia casa

Primero era escultor, pero hazte de cuenta que no fue mi hazaña
Ya me comparas al hombre que vende pócimas en una caravana
Sé que no es mucho, pero como dicen “peor es nada”
Te regalo esta canción de amor que recién he hecho

Y tú le puedes contar a todo el mundo de tal canción profana
Y no faltará a quién parezca simple ni quien tache un soneto
Espero que no te incomode
Espero que no importe
que lo haya puesto sobre palabras
aunque unas u otras se repiten en el blanco recreo del negro

Sentado en la azotea, la luz se descorre en mi cuaderno
Bueno, algunas aves han colaborado con las notas aunque
los versos son más tercos
pero el sol ha sido amable conmigo al fijar el día del estreno
con las nubes vestidas de gala, y

perdona si por momentos tengo un nudo en la garganta.
Me cuesta trabajo distinguir entre el amarillo y el ámbar
En fin, lo que verdaderamente quiero
mi más terco argumento
es decir que puedo decir que tuyos son los ojos más bellos

Y tú le puedes contar a todo el mundo de tal canción profana
Y no faltará a quién parezca tonto ni quién un pertinaz soltero
Espero que no te incomode
Espero que no importe
que lo haya puesto sobre palabras
para decir que puedo decir que tuyos son los ojos más bellos

Merces Virgilio: De Alas y Olas



DE ALAS Y OLAS

(fragmentos)

a Hernán Bravo Varela



........................................................Ah! Leve-toi, soleil, noir
.........................................................obscur, tout ma vie...

Souffle de la mort

El ave cumplía la monótona tarea ambicionando algún suceso que turbara su existencia. Poco antes de planear, se impactó contra la cúpula de una iglesia.
El infante imprimió una sonrisa de satisfacción: hubo elegido la muerte antes que cualquier asomo de luz. Desplumó en pleno vuelo las alas de su conductora.

Olas hastiadas

Las aguas nunca habían sido más justas. Las olas, evitando contaminarse con tanta humanidad, cargaron sobre sus hombros los cuerpos carentes de vida devolviéndolos a la tierra.
Entre los miembros del ejército inerte yacían los fundadores del no nacido que alguna vez hubo desnudado las alas que le acarreaban hacia una vida no deseada.

Le rêve au fin du monde

El galopar de los caballos despertó. La puerta de alas tras los párpados despeñados se abrió verticalmente. El viento daba a luz injurias.
Deseando despertar más, se desnudó del sueño e invocó la parada de los poetas sobre su regazo. Los perros, engullidos por la arenga del viento conminaron a los poetas a abandonarle: montaron los caballos y huyeron. Aguardó; solo, aprehendido entre paredes donde lo lejano escurría. Amante de lo funesto degustó esa lejanía con su lengua y sexo carcomidos por la frustración.
Lloró y cada lágrima devino un caballo con alas jineteado por más poetas en el camino de regreso. Sonrió en vano pues sus ojos explotaban ultrajados por el nuevo día pleno de la luz maldita que le ha oscurecido desde siempre.

Mediodía de oscuridad

Arcángel prosando poesía en mares de majas y alevillas estoico el poeta en la busca del camino de alas y olas órfica y sabia la savia plena de vasos vacíos se sabía encause de verdad y causa etérea que durante el óbito-existencia resplandece y

aguarda
eterna
en el mediodía
de oscuridad..


Ciclo

Las olas marchitas desde sus ojos en lontananza desfallecían intentando tatuar su sombra sobre las extremidades del mar.
Su ser cautivo en perpetua caja de piel y huesos, emasculado del yo que nunca fue.
Cejó punición y humedad que antaño poblaron con piedras su garganta desvirgando todo asomo de libertad y exprimiendo su vida afanosa de símbolos.
Logró escapar y fluir con las aguas hacia el limbo girando en torno a un dios diarreico. Fue deglutido por el delirio del rencor que deflagraba su materia y le escindía del alma en el piélago donde el yo es infinito, omnipresente, donde se es una y mil gotas; donde es espuma; donde es aunque deje de ser.

Color de vuelo

Era un licántropo alípedo con una navaja hilvanada en el pecho, elevado sobre pontos decadentes tras el anhelo de resarcir el cráneo erosionado del hombre con el calor que ha maculado de miseria y falacia la existencia
presente de alas;
inciertas y trémulas
fueron atravesadas por picos de una parvada desaforada que vomitaba serpientes al huir del alto fuego

Vuelo en picada que devino sangrante como expiación de la culpa que la unción persiguió durante milenios.
Fue un licántropo con alas mutiladas que no voló más. Reptó hasta el fin de sus días predicando el evangelio de la desesperanza...

Falling down

La nube indigesta de hastío se suicidó. Drenó todo esquema de ilusión y maldijo al mar que la hubo abortado a la vida.
Sus horas de vuelo emularon macilentas olas al revelarse ante sus ojos, desde imponente altura, el humano surcando las cavidades de la “inmaculada” creadora.
Su única arteria -perenne asilo de lágrimas- devino el desagüe que durante los últimos vuelos, intentando comulgar con la tierra, se esfumó…

Lourdes Franyuti: Bendito Árbol de Navidad



En esta apacible tarde de noviembre me invade la nostalgia. Se acerca la época navideña y con ello, mi mente divaga, se pierde en el inmenso mar que admiro desde la terraza de mi apartamento. Me vienen tantos recuerdos hasta que la memoria se detiene y me pregunto:

“¿Le debo mi felicidad a un árbol de Navidad?”.

El 25 de noviembre de hace seis años, supongo que la necesidad de salir de la rutina me condujo a la tienda de autoservicio ubicada a dos cuadras de mi oficina. Fue así, sin pensar, que estacioné mi auto y apresuré el paso para escoger un lindo pino canadiense. Pensaba que la idea de decorar mi apartamento con artículos navideños podría aminorar la depresión que estaba viviendo. Me veía al espejo y a través de él notaba la soledad que me atrapaba. Podían pasar días sin hablar con nadie más que conmigo misma. Me casé, pero no duró más de cinco años. Ante aquel tropiezo en mi vida, me levanté como lo sabemos hacer todas las mujeres de mi estirpe y no lo niego, tuve después un gran número de pretendientes pero ninguno llenó los requisitos que me exigía.

Un hombre vestido de mezclilla y camisa oscura me abordó sólo para preguntarme:
“¿Por qué quiéres comprar un árbol de Navidad?”.
No quería contestarle pero me pareció atractivo, así que continué la charla. “Por la misma razón que lo compran todos los consumidores que están a mi alrededor”.
De inmediato el buen mozo se presentó. “Mi nombre es Roberto... Ésa no es una razón contundente. ¿Qué significa para ti la Navidad?”.
Le contesté que si bien era creyente, no festejaba la Navidad. Durante mi infancia jamás celebré con familiares alguna cena navideña, ni se colocó en algún rincón el portal de Belén con las figuras alusivas al misterio.
Le expliqué que solo estaba parada escogiendo un pino para alegrar mi estado de ánimo con esferas de colores.

Roberto dio una recomendación que me conmovió:
“Llena tu árbol de esferas plateadas grandes, para que le des gracias a Dios por lo que has recibido de él: salud, alegría, bienestar, satisfacción laboral; y doradas para agradecerle también la enfermedad, las penas, sufrimientos y el trabajo que cuesta aceptar su voluntad. Lo más importante: Llena tu pino de foquitos de colores que reflejen la venida de Jesús al mundo”.
Dudé, de si fuera un pastor en misión o si pertenecía a alguna religión extraña, así que le pregunté por qué le daba consejo a una desconocida.
Me mencionó que una muchacha, para ser bella en toda la extensión de la palabra, su alma también debía serlo; enfatizó que me faltaba… que me faltaba fe.

Me ayudó a amarrar el árbol. Lo subimos a mi auto y lo invité al departamento a que me ayudara a decorarlo. Roberto no sólo trajo la paz a mi hogar, sino que todos estos años me ha brindado su compañía, su amor y lo más importante, me ha contagiado de una gran confianza en Jesús que me anima a seguir adelante. En poco tiempo de conocernos, me propuso matrimonio. He sido tan feliz a su lado que ahora lo puedo reconocer: en este apartamento además de lujo y elegancia, predominan la alegría y el bienestar.

“¿Se lo debo a un Árbol de Navidad? Seguro que sí. A mi bendito árbol de Navidad”.

jueves, noviembre 22, 2007

Enrique Patricio: De las anotaciones marginales



De las anotaciones marginales “de rebote”
(o de acotar al más puro estilo ricochet)


Con motivo de la presentación de la novela Ricochet o los derechos de autor, del escritor veracruzano Luis Arturo Ramos, que se llevó a efecto en el Cevart (Centro Veracruzano de las Artes) el pasado fin de semana, señalaremos que acerca del evento no tenemos una reseña, sin embargo, sí contamos con este juguete literario a propósito de las acotaciones librescas de parte del lector a que hace referencia la citada obra. Enrique Patricio, quien estuvo ese día entre el público asistente, se acredita aquí como un “lector” de ese momento, de manera tal que se propuso acometer muy brevemente por escrito con las siguientes anotaciones marginales que mentalmente tuvo para nuestro espacio, tanto de lo escuchado como de lo no oído pero implícitamente expresado, según su versión en cuanto a lo allí dicho. Recurre para el efecto a un equivalente acorde, para la acción a darse de lecto-escritura, emula a un lector que interviene con grafías los márgenes, las contraportadas y otras partes en que se puede apostillar de un libro (de papel), así como con otros signos y/o símbolos: asteriscos, subrayados, corchetes, etcétera. Lo hace, pues (lo acostumbre o no él mismo), en la idea de darnos a conocer su parecer en torno de ese momento como escucha, en otras palabras, sin haber leído aún la obra, como la mayoría de los ahí presentes. No obstante, nos comentó que la ágil mecánica del formato elegido para su presentación, de todas formas así lo permitió; pues fue un proceso en base a preguntas de los “presentadores” y a respuestas por parte del autor. Así, el presente “texto” visualmente lúdico está pensado siguiendo, sí, los pasos de la anotación marginal, pero en función de destacar subrepticiamente la impronta de lo que, desde su muy particular punto de vista (que sería para el caso como la de un otro lector) resultó para E.P. de singular relevancia en la mencionada exposición de motivos.

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martes, noviembre 20, 2007

Ignacio García: Ángel de espada flamígera


ÁNGEL DE ESPADA FLAMÍGERA

Tengo un papel y una pluma
El papel azul y solitario
La pluma llena de tinta, mas sin verso
Un papel, fuego cruzado por nostalgias
que guardan en su blancura poemas
no escritos ni ahora ni antes

Unos que ya no escribirá la pluma
Unos que se le han prohibido:
los que su adicción hecha de tinta y suspiro
calan la sangre con el tiento de la morfina

Unos que van por tu talle bajo un viento tibio
y huyen del crujir de la llama
y sólo para proteger su alma
cantan su sílaba y acento
al suave toque de tu labio y de tu boca

Pues un ángel de espada flamígera
ha arrebatado al poeta su cuaderno
Le ha prohibido la entrada al Paraíso
donde eres tú el fruto prohibido de su espada:

Ya no más palabras que zumben a tu oído
Ya no más adjetivos a lo lindo de tu tímpano
ni recuerdos en los que tu hermosura
se confundan con el arlequín que llevas dentro

No más letra rebelde ni silbo que a mansalva
cause el estrago de un relámpago a tus ojos
Ni más verbos que amen sin amar
a esto improbable convertido en Imposible
a pesar de ser mujer que también escribe

Prohibida más droga delirante y curva
que rompa furtiva lo bello de tu imagen
No más brasa, no más tinta ni vuelo de gorrión a medias
No más tomarte de la mano para cruzar alambradas
y hacerme la ilusión que tuve de tu sangre
cuando fue en realidad la púa
quien a heridas puso un alto a mi pluma

¿Cómo escribir si no es sobre papel azul a tu lado?
¿Qué decir si tu recuerdo es todo lo que tengo?
¿Cómo romper la adicción de arrastrar la pluma
y saber anotar sólo silencio en vez de inyectarme
de tu belleza y tu arte?
Decirte amor es como retar al demonio
y que este papel sea bestia sin dueño
y la pluma un mero escombro entre los dedos
y la tinta un ardor a pecho descubierto
Mejor, guardar silencio
Preferible inclinarse a brasa limpia
al terrible dolor de la abstinencia,
a la sombra aguda del delirium tremens
que baja del cerebro mariposas negras y cinceles nuevos
Y a este ángel de espada flamígera decirle
que tengo un papel y una pluma:
El papel azul y solitario
la pluma atascada por un pañuelo
que ya jamás podré devolverte

Decirle que la única manera de morir y alzarse
sin haber besado jamás tu boca,
la única forma para des-amarte
sin que el papel se encone
es que él tome el filo de su espada
y haga de la pluma fuego y llaga
donde ofrendarte mi silencio

Que abra una zanja
a tan despiadada hermosura la tuya
para que pase yo despacio, sin despertarte
Como un dios que se abraza a la nada
para amar sin amar aquel Disfraz de mayo:
Aquel libro bárbaro y bello
sobre el que hoy me recuesto e imploro
se me deje silenciar a grito abierto
que jamás amé ni como ayer ni como nunca
a la mujer a quien ahora dejo
esta escritura deforme,
este poema hecho de furia
...
Este jamás te amé
Ni como ayer ni como nunca



Carolina Cruz: Equilibrista



Equilibrista

Ay mariposa ¿Cómo caes en mis manos?
revive refresca las horas
combate este turbio azul
de la montaña que en mí crece,
en el color y el movimiento
de tus alas apenas me sostengo
como el equilibrista
que se suelta el pelo
para mirar con el rabillo del ojo
el vuelo desinhibido
que lo lleva directamente
de este mundo, al vacío

Ricardo Páez: Ben



BEN-DAY DOTS, LETTERING AND SPEECH BALOONS

Triste hombre promedio
ya escoge su papel higiénico
mediante un proceso de eliminación
y el pianista manco recibe una ovación
en el auditorio

¿Has leído alguna vez el libro
que habla del sapo que soñó en convertirse en príncipe
y haber invertido el hechizo?
Bien, excepto por los nombres y algunos otros ajustes
para el caso es lo mismo.
Es de mala educación pedirle un favor

al amigo imaginario.

Hago la deferencia a toda tira cómica,

la persona de la izquierda siempre habla primero

Schulz le hizo la vida de cuadros a Charlie Brown

Es de mala suerte matar una gárgola

con una rosa negra

pues se trata de un mamífero de piedra

pero sin alma.

Los académicos nunca mueren, sólo pierden sus facultades

Si soplas las velitas en tu pastel de cumpleaños

y tu deseo es que una permanezca encendida.

Dime, ¿tu deseo se hizo realidad?
Paul Revere vela:
El pabilo llama dos veces

Es otra sabiduría de la calle

-Algunos ven el vaso medio vacío.

Otros, medio lleno.

En cambioyo lo veo demasiado grande.
Un elefante nunca olvida
porque es todo materia gris La espinaca de Popeyerealmente es hierbaPopeye, el mariguano soy

Verónica Gutiérrez: Dans ma vie



DANS MA VIE


Hay lugares que recordaré toda mi vida
pese que cambiaron para bien o para mal,
parecen te esperan a la vuelta de la esquina
pero otros se han ido por siempre jamás.
Pocos de ellos merecen una segunda visita
donde su brindis devana copas de champagne
con personas presentes y desaparecidas
que en mi vida quise a todos por igual
Pero de entre todas las caras amigas
no existe una con tu encanto natural
que provoque el arresto de un misterioso artista
para diluir las noches con un suave jazz
y aunque a ratos siento esa cosquilla
de olvidarlo todo hasta el juicio final,
el morir es lo primero que se me olvida
cuando en mi vida eres lo que amo más

miércoles, noviembre 14, 2007

Carolina Cruz: Homenaje a Juan Vicente Melo


En el marco de los festejos del 50 aniversario de la fundación su Dirección Editorial, la Universidad Veracruzana rinde homenaje a uno de los más destacados escritores veracruzanos, pionero de este sello editorial y director de la prestigiada revista “La palabra y el hombre”, Juan Vicente Melo, en el que participarán este viernes 16, a las 17:00 horas en la Usbi-Veracruz, Mario Muñoz, Víctor Hugo Vázquez Rentería y José Luis Martínez Morales, para disertar sobre la compleja narrativa que Melo aportó a la literatura mexicana.A once años de su desaparición física (1932-1996), la UV continua reconociendo las importantes contribuciones de Juan Vicente a la cultura; en el marco de la Feria Internacional del Libro 2006 se realizó el homenaje “Diez cartas a Juan Vicente”, donde intervinieron los amigos más queridos por el escritor, así como escritores conocedores de su obra. Melo fue un escritor que gustaba del lenguaje cifrado y de una sintaxis peculiar, que exigía al lector mayor atención, pues insertaba diálogos internos con frases y palabras, las atmósferas opresivas fueran una distintiva en sus letras.
Entre sus obras más famosas se encuentra “El agua cae en otra fuente”, una recopilación de cuentos, donde ya fluye esa sintaxis que sería característica en su literatura y se puede apreciar incluso desde “La noche alucinada”, novela corta que escribiera en 1956.
A Juan Vicente Melo se le ha considerado un escritor difícil de leer, quizá por eso su narrativa, de una gran profundidad psicológica, sea poco conocida, en sus cuentos los anhelos y suspiros más profundos pueden ir o no circunscritos por paréntesis en la corriente de un discurso interno, pueden ser las acotaciones del narrador-personaje o simples apuntes sonoros en una expresión viciada.Melo perteneció al grupo de la Revista Mexicana de Literatura y fue contemporáneo y gran amigo de Inés Arredondo, Juan García Ponce, Huberto Batis, José de la Colina, Salvador Elizondo, José Emilio Pacheco, Jorge Ibargüengoitia y Tomás Segovia.
El narrador mexicano nació el 10 de marzo de 1932 en Veracruz, bajo el siglo de piscis, fue médico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especializado en dermatología en el Hospital Saint Louis de París (becado por el gobierno francés); aunque su pasión fue la literatura y la música clásica, a las cuales dedicó su vida, realizó estudios de literatura francesa contemporánea en La Sorbona.
Juan Vicente fue además de un exitoso escritor, un promotor cultural, director de la Casa del Lago, colaboró en la edición de la famosa Revista Mexicana de Literatura, en La Semana Cultural (como director 1959-1960), Revista de la Universidad de México, Revista Mexicana de Literatura, Siempre, Revista de Bellas Artes, México en la Cultura y La Cultura en México.En su natal Veracruz fue director del Museo de la Ciudad, pionero de la Editorial de la Universidad Veracruzana y de la revista La Palabra y El Hombre.
Sus más sobresalientes obras son: Los muros enemigos (1962), La noche alucinada (1956), Juan Vicente Melo (autobiografía) (1966), Fin de semana (1968), La obediencia nocturna (1969), El agua cae en otra fuente (1985) y Al aire libre (1997) y su última novela “La rueca de Onfalia”, que terminó poco antes de morir.

martes, noviembre 13, 2007

Reportaje: Un timbre con la imagen de Diego


Por primera vez en su historia, la Lotería Nacional emitió un billete en homenaje al pintor y muralista mexicano Diego Rivera. A unos días del 50 aniversario de su muerte, la Lotenal puso a circular por todo el país un total de 2 millones 400 mil “cachitos” del sorteo Zodiaco 930 que se realizará el próximo 18 de noviembre, los cuales se distinguen porque llevan la imagen de Diego Rivera y el fragmento de uno de sus murales.


Guadalupe Rivera Marín, hija del artista, fue la encargada de seleccionar los iconos que llevaría el billete con el que la Lotería Nacional se une a la serie de homenajes que actualmente se realizan en memoria de Rivera.


En la parte derecha está el autorretrato que el pintor realizó en 1941, durante su estadía en San Francisco, California, cuando pintó el mural Unidad Panamericana para su exhibición en la Exposición Internacional de Golden Gate. En la parte restante del billete se insertó un fragmento del mural “El hombre en el cruce de caminos”, pintado por Rivera en 1932, en el edificio de la RCA del Centro Rockefeller, en Nueva York. En esa ocasión, el muralista fue despedido y su obra fue destruida por presentar al capitalismo como la opción equivocada, y al socialismo marxista como una opción virtuosa. El mural lo remata la figura de Lenin ocupando el puesto de honor. En 1934, el entonces presidente Lázaro Cárdenas pidió a Rivera que volviera a realizar ese mismo mural en el Palacio de Bellas Artes, donde actualmente puede apreciarse. En su iconografía, ésta obra revela algunas de las preocupaciones fundamentales del pintor, así como sus ideas polémicas que, en su momento, fueron censuradas y criticadas.


“El autorretrato es, a mi manera de pensar, uno de los mejor logrados por el pintor. El mural tiene un significado enorme, sobre todo en estos momentos en que tenemos tantos motivos de guerra en el mundo. Diego Rivera fue siempre un luchador por la paz y este mural fue un símbolo de ello”, consideró Guadalupe Rivera Marín.


Laura Lutzow Torres, gerente de Sorteos de la Lotería Nacional, destacó la participación de la Fundación Diego Rivera para la creación de este billete, y recordó que, en la década de los 40, el único cartel publicitario que realizó Rivera fue para la Lotería Nacional. Durante la presentación, realizada en el Museo del Carmen, en San Angel, Rivera Marín precisó que el fragmento reproducido en la emisión, pertenece al mural que se encuentra en el tercer piso del Palacio de Bellas Artes.

Actualmente se realiza en todo el país un homenaje nacional que lo recuerda a 50 años de su muerte y por cuyo motivo, el Palacio de Bellas Artes ha montado la exposición “Diego Rivera: epopeya mural”, que reúne la más grande colección sobre la obra muralística del artista jamás reunida.Como parte de esta celebración, en los próximos días será inaugurada una muestra que dará cuenta de los primeros inicios del artista, siendo incluso aún niño.


También será abierta otra muestra en el Museo Nacional de Arte, que mostrará las facetas del artista como ilustrador, junto con las colecciones de arte popular que el muralista llegó a reunir en vida; es decir, figuras prehispánicas, cerámica y otras disciplinas.


Además, próximamente aparecerá una moneda de plata conmemorativa fundida en el Banco de México.Nacido el 8 de diciembre de 1886, Diego Rivera vio la luz primera en Guanajuato, de donde salió con su familia rumbo a la Ciudad de México.


Ahí ingresó a la Academia de Bellas Artes o de San Carlos, y tuvo como compañeros a Saturnino Herrán, Roberto Montenegro y Adolfo Best Maugard, entre otros.


Posteriormente, el artista sería uno de los precursores del movimiento muralístico mexicano de la primera mitad del siglo XX.


El próximo diciembre se abrirá a los investigadores el archivo del artista, que durante casi cinco décadas guardó celosamente su amiga y mecenas Dolores Olmedo: 34.761 piezas, entre cartas, fotografías, bocetos, libros, dibujos, documentos, vestuario, recortes de prensa, carteles y objetos personales, que ayudarán a reconstruir el universo de Rivera y de su tercera esposa, la también pintora Frida Kahlo, su tempestuosa relación y sus vínculos políticos, sociales y culturales.


Donado al pueblo de México por voluntad de Rivera, el archivo ha permanecido protegido bajo candados y sellos en cajones, cómodas y en un baño de la vivienda en la que nació y murió Frida, la Casa Azul de Coyoacán.


Después de tres años de catalogación y coincidiendo con la doble celebración del centenario del nacimiento de Frida Kahlo (6 de julio de 1907) y el 50 aniversario luctuoso de Rivera (24 de noviembre de 1957) fue presentada el pasado 5 de julio la exposición “Los tesoros de la Casa Azul”, una pequeña muestra de lo que significará el archivo, disponible a finales de este año.



(Fuente: Revista Proceso)

Verónica Gutièrrez: Eleven (en un acto único)




ELENCO

Neil: Reportero del canal 3 local
Woody: Camarógrafo asignado
Ed “pretzels” Koch: Vendedor ambulante de la zona del WTC
Donald: Yuppie
Michelle: Jovencita radicada en Canadá
Joan: Turista procedente de Francia
Prometeo
Coatl / Boeing 767

SET
Display de la Torre Norte que a la vez servirá de pantalla de proyección.
Tarima simulando la terraza de la Torre Sur. Dos paredes visibles: La interna, lugar donde se verá a prometeo encadenado sobre la cornisa, y la externa al foro, con la perspectiva a nivel de calle. Escalera de mano.
Carro de hot-dogs al pie del bloque, nivel de la calle. Señales de tránsito.
Un cajón de elevador.

VESTUARIO
Neil: Traje y corbata
Woody: Chaleco con logo de estación TV.
Ed “pretzels” Koch: camiseta con logo NY y mandil. Gorra yankees
Donald: Traje de tres piezas y maletín.
Michelle: Blusa y jeans
Joan: Blusa y jeans
Prometeo: Semidesnudo.

UTILERIA
Carro de hot-dogs, Cámara de video y micrófono, cadenas, Confeti.
Proyector (cañon, cinema) Material Documental. Un cajón de elevador.

ESCENA: El puesto ambulante de comida en el bajo Manhattan. Ed “pretzels” Koch sirve su especialidad a dos chicas turistas y un joven ejecutivo. Dos reporteros llegan al lugar de encuentro. Son las 8:40 hrs.

Ed: Yo vendo los mejores pretzels del mundo.
Neil: (dirigiéndose a su compañero, queriendo hacerse escuchar por todos) Conozco al tipo que habla, él siempre está interpretando los sueños.
Ed: Neil, va a ocurrirnos algo que yo no alcanzo a comprender.
Neil: (toma una servilleta y saluda al aire) Bah, se halla en todos los noticieros. Troya no volverá a perder otra guerra nunca más. Camelot está sumida en una sangrienta justa. Calpe y Abyla han sido elevadas con la anuencia de la liga. Más importante aún, al poder hay que verlo desde arriba. ¡Ah, las dos enormes torres de la geología! ¡Gooooood morning, twins!
Donald: (entrometiéndose) Hace tanto calor que me da miedo estornudar en plena calle, no vaya a quedar enterrado bajo edificios de ceniza...
Neil: (prodiga la servilleta como pañuelo) New York, babel y laberinto.
Woody: Gosh, Babel. No la recuerdo, pero el Empire State salta constatemente en el flash de mi memoria fotográfica.
Neil: Me cago en el tarro de Gambrinus.
Ed: Yo odio la política. Esa es la razón por la que los conjuros me parecen tan útiles.
Neil: Te tengo malas noticias
Ed: ¿En serio...a las ocho cuarenta de la mañana?. Entonces habla de una vez lo que tengas que decirme...
Neil: Elvis está muerto
Ed: Lo leí en National Enquire
Neil: También Erostrato
Ed: Ah, sí...¿Cómo fue?
Neil: En su casa...durante un incendio ocasionado por un corto circuito.
Ed: Que horrible modo de morir
Neil: Para ser justo, no murió atrapado en el fuego. El pudo haber escapado a la combustión con suma facilidad, pero el quiso combatir el elemento, quiero decir, combatirlo literalmente... (tirando japs en el aire) Como un boxeador...en el Madison Square Garden.
Donald: Que rara historia
Neil: Ni que lo diga. Erostrato siguió combatiendo las llamas como si fuera posible ganar por KOT
Ed: (acerca y retira la mano a la parrilla) ¡Cuán testarudo! Lo normal es que cuando se pone la mano sobre la flama...uno la quita por acto reflejo.
Donald: Si, para eso sirve el dolor, para ayudarte a hacer cosas antes de que tengas tiempo de pensar en ellas...
Neil: Pero en este caso no quedo más que un humo azul y mezquino
Donald: Yo prefiero los héroes de manos limpias...
Ed: Joe DiMaggio, Nelson Rockefeller….
Neil: En cambio, Walt Disney se niega a morir.
Ed: (apunta con las tenazas y baila) El tipo se encuentra en animación suspendida.
Donald: Un hombre ilustrado, no cabe duda.
Neil: Ahora es tu turno, amigo
Ed: ¿Para parlotear o para morir? ¿Hoy...septiembre once? ¿Hey, puedo hacer una fiesta de despedida con mis amigos? ¿O arreglar un requiem?
Neil: Demasiado tarde
Ed: ¿Dura mucho el sufrimiento?
Neil: (seductor con las turistas recién llegadas) Tú dime, los ángeles han llegado por tí...
Ed: (conservando a sus clientes) No creo en ángeles. Y por cierto, aquí en NY solo profieren insultos en Central Park, y es que los ángeles que tenemos en vida casi nunca son los mismos que tenemos en la muerte, amigo.
Neil: (dirige la pregunta a las turistas) Ustedes que piensan, preciosas.
Joan: Je ne sais pas, monsieur
Neil: ¿De donde son? ¿Cómo se dice? ¿Voulez...?
Michelle: (interrumpe) Yo vivo en Quebec....mi amiga es de Francia.
Neil: Que bien, tú pareces entender más. ¿Como te llamas, linda?
Michelle: Michelle
Neil: Y tu amiga, ¿tiene nombre también?
Joan: (sintiéndose aludida) Bonjour, monsieur
Michelle: (corrigiendo) Joan
Neil: Terrific! I am Neil, he is Woody.
Woody: (limpiando la lente de su cámara) ¿Tienen lluvias como ésta en París?
Michelle: Oh, no. El clima allá es, como dirían ustedes, más prudente.
Neil: Moderado, querrás decir
Michelle: Sí, mi inglés no es muy bien...
Neil: (bromeando) No te preocupes, si los ángeles vuelan es porque se toman todo a la ligera
Woody: ¿Piensan quedarse un largo tiempo aquí?
Michelle: Oui....Mon Père… compró un piso aquí (señala a la Torre Sur) trois trois...trente trois
Neil: (levanta la vista) ¿Thirty three?...el tipo debió haberse esforzado un poco más
Woody: ¿Pera?
Michelle: Mon Père...mi padre...él nació en Versalles, es cerca de París...él es su misma edad (lo compara)
Woody: ¿Thirty three?...
Michelle: Oui, Thirty three. El recomendó que muy seguro. Nadie molestaría allí.
Neil: Don Perignon es un sobreprotector.
Michelle: Très drôle...Oui...él me advierte que me cuide de americanos. No son de fiar.
Neil: (señala el logo en la camiseta de Ed) Hey, es la gran manzana, ¿no lo sabías? No pera aquí.
Michelle: La grande pomme
Ed: (anticipándose al cortejo, regala un par de sodas) Hey, little apples…soda cortesía de Wall Street. Ahora, lo mejor será que sigan de compras tú y tu amiga. Son las nueve menos un cuarto. Para el tiempo que llegues a Macy’s o pases de largo Bloomindale’s, esta lluvia puede volverse tormenta.
Michelle: (volteando al cielo) Miren, en el cielo...Es un pájaro
Donald: Es un avión
Ed: (cerrando el negocio y huyendo del lugar) No, es...¡Hooooly shit!

Escena: 8: 45 a.m.; Primer impacto contra la torre norte. 8:46 a.m. Pandemonium.

Escena gráfica: Diapositiva de avión. Video del primer impacto. Diapositivas del daño, humo.

Neil: (al camarografo) ¿Lo tienes?
Woody: (filmando bajo la lluvia de ceniza y papeles como confetti) Completamente. Es tan lento que lo puedo filmar dos veces.
Donald: (repara en Ed tirado en el suelo) Oiga, ¿Se siente bien?
Ed: (en shock) No sé. No lo sé aún. Recuerdo la ocasión en que atendí a Eros y tanatos en la 42. Que terrible accidente, por Dios.
Donald: Voy a buscar ayuda...
Woody: (llamándo la atención de Neil) ¡Neil, el humo me impide filmar. Es mejor que subamos a la torre sur para un mejor ángulo!
Neil (asiente) ¡Vamos...vigila la cabeza!
Woody: (corriendo entre el caos con la cámara) ¡It´s Showtime!...
Donald: (socorriendo a la turista que se arrastra por su amiga) Cálmate, chiquilla, no sabemos si tienes algún hueso roto
Michelle (sacude a su amiga inerme) ¡Joan!....mon dieu, no respira...¿es muerta?
Donald: Necesitamos darle reanimación. No te asustes, cuando te mueres, te mueres hacia arriba como los peces...
Michelle: (en llanto) ¡No vive, monsieur!
Donald: ¿Alguna vez te han dicho una mentira?
Joan: (recuperando el sentido) ¿Michelle?
Michelle: (mirándola fijamente al rostro) Je suis content pour voir vos yeux ouvert encore....merci, monsieur
Donald: Ciertamente son ángeles. Solo ellos pueden mirar al norte, al sur, al este o al oeste y siempre verán a Dios cara a cara, yes sireee....

(Los periodistas se ubican en la Torre Sur contigua al rascacielos en llamas)

Neil: (aprieta el botón del elevador y voltea a su compañero) Estás sangrando
Woody: (ignorando, atento en el señalamiento de pisos) Es un lujo que no puedo permitirme en estos momentos
Neil: ¿Miedo?
Woody: No sabemos con seguridad que sucedió
Neil: ¿Miedo?
Woody: Por supuesto, yo pude haber estado dentro de ese edificio. Toda vez que no hubiera sido menospreciado por mi papá y obligado a abandonar mis estudios de Contador Público y nunca haber obtenido una justa entrevista de trabajo...yo pude haber estado dentro de ese edificio. Oh, dios, abrazame....abrazame
Neil (lo abraza, aturdido) ¿Mejor?
Woody: Ay...cuidado, que estoy sangrando.....
Neil: (recobra su postura) Colega, no es justo golpear a un oponente cuando se encuentra fuera de balance
Woody: ¡Fuck the Pulitzer! Esto es grandioso.

(El elevador entra en movimiento)

Neil: Mi celular no funciona.
Woody: El mío tampoco.
Neil: El sistema se saturó con llamadas de emergecia
Woody: Hey, ¿Puedes oír voces?
Neil: ¿What?
Woody: ¿Que si puedes oír voces en tu cabeza....como si fueras una radio de bulbos o algo así?
Neil: ¡Yeah...fuck the Pulitzer! ¡Un golpe en la cabeza y enseguida te pones muy zen conmigo!
Woody: Hold it, man. ¿A poco no te llegas a preguntar cosas de vez en cuando?
Neil: ¿De qué hablas?
Woody: Olvídalo. Ojalá hubiéramos trepado de la mano de King Kong con oportunidad...ya estaríamos en la torre en este momento.

(salen a las escaleras hacia la terraza, chocan las manos en el barandal)

Woody: ¡O soave fanciulla! (tono de La boheme)
Neil: (asomándose primero) Hey, vigila el escalón... (observa el desastre) ¡Geeezus, eat your heart out, CNN! ¡Este es sin duda el mayor accidente aéreo en la historia desde el Hinderburg, holy cow!
Woody: (filmando sobre la cornisa. Diapositiva) Twinkle, twinkle, little star…

(En la terraza hay otra persona, además de ellos. Desafia el precipicio)

Neil: (se percata de la figura en el borde) Look...tenemos compañía. Alguien más subió primero que nosotros.....
Woody: (concentrado en su filmación del humo)….How I wonder.....
Neil: (reparando en las cadenas del sujeto desnudo en el borde) Fuck, un maníaco jugando con cadenas. Los encuentra uno en todos lados. ¡Hey, Woody, tenemos una contigencia!
Prometeo: (baja la mirada a su intruso. Balbucea) Gvyiuqg yueg kiu
Neil: (grita al tipo gigante) ¿Qué dice, man? No lo entiendo. ¿Habla inglés? ¿Donde guarda las llaves de sus cadenas? ¿Me entiende?
Prometeo: (cambia su postura) Sus palabras. Si, aprendo. Habla más. ..
Neil: ¿Quién hizo esto? ¿Tiene las llaves a la mano?
Prometeo: (señala a las nubes) El Coatl...el Coatl...vuelven...una...dos veces
Neil: (no distingue nada) ¿Coatl? ¿De qué me habla?
Prometeo: El Coatl viene a lastimarme. Ave malditas, se estrellan cada una de ellas en mi pecho, arquean el cuello y me arrancan las entrañas por turnos como abrir una nuez.
Neil: (incrédulo) ¿Acaso eres tú......?
Prometeo: Oh no, yo sólo soy un fontanero de New Jersey
Neil: (sube por las cadenas y le acerca el micrófono) Prometeo, ¿Qué es vivir sin sentirse morir?
Prometeo: ¿Acaso eres tú…? ¿Hercules?
Neil: No soy Hercules. Yo soy un reportero de Channel 3 y estoy buscando hablar con los neoyorquinos que han vivido esta tragedia de hoy.
Prometeo: Tampoco lo creí por un segundo
Neil: Dígame, ¿Perdió algún amigo o pariente dentro del avión comercial que estrelló la Torre Norte?
Prometeo: Oye, ¿Te vas a comer eso?
Neil: Esto es un micrófono, no es un algodón
Prometeo: ¿Qué quiere de mí? Por favor, déjeme solo. Estoy muy cansado, muy cansado.
Neil: Usted no entiende, la pérdida de la inmortalidad es noticia hoy
Prometeo: Por supuesto, la pérdida de la inmortalidad fue siempre debida a un detalle absurdo o un error ridículo. Del modo que Deméter asperjó al hijo de Metanira con una ducha de llamas purificadoras. Cuando la madre gritó asustada, Deméter, sorprendida, dejó caer al niño en las brasas.
Neil: (señala) Ese edificio es una vela encendida
Prometeo: Prometeo dio el fuego a los hombres para que bajaran el sol al carbón pariente.
Neil: Leí a Esquilo, amigo
Prometeo: La luna diosa de la inmortalidad fue pisada por el hombre una sola vez
Neil: Si, claro...Apolo...Apolo 11.
Prometeo: El “Águila”
Woody: (filmando al boeing 767 arremetiendo contra la torre sur) Neil, no vas a creer esto…..
Prometeo: Viene otra vez

Escena Gráfica: Diapositiva intercambiando avión y Coatl (águila)

Neil: (mirando el horizonte) Woody, creo que lo que sucedió no fue un accidente...se trata de un ataque. Estamos en guerra.
Prometeo: (deduciendo del ojo de la lente) Es Cíclope...hijo de Urano
Woody: (con desdén) Hey, este loco arruina mi video...
Neil: Ciertamente nunca debió estar aquí en primer lugar....
Woody: ¿Got a name, chum?...
Prometeo: ¿Recuerdas mi nariz? Mis amigos me llaman Pinocho.....
Woody: Yeah, crazy motherfucker...Shit, ¿En qué clase de problemas se mete siempre esta gente? ¿Tu nuevo amigo está haciendo algo importante o sólo tomando el aire de la mañana?
Neil: (atento al avión) Míralo bien, debe de tratarse de secuestradores. Tú sabes, piratas.
Woody: Hell, debe haber un mejor modo de ganarse la vida...uno puede salir lastimado aquí muy seriamente tarde o temprano.
Neil: Nosotros estamos en una trampa.
Woody: Easy, man. Los verdaderos reporteros son de repente: no escarmientan en el modelo histórico. Otros entreleen a su Holderlin en un escritorio, a falta de...furia.
Prometeo: ¿Recuerdan el fuego? Les traigo la furia del cielo...

Escena gráfica: 9:03 horas. Segundo ataque a la torre sur. Videoclip.

TELON

Lucía DeBlock: Enrevista con Luis Arturo Ramos




Con motivo de la presencia del escritor veracruzano Luis Arturo Ramos en la ciudad de Veracruz, para la presentación de su última novela Ricochet o los derechos de autor, el próximo 16 de Noviembre, se realizó esta entrevista vía electrónica.

Lucía Deblock: ¿Qué ha pasado con Luis Arturo Ramos desde el 2000, año de la publicación de La mujer que quiso ser Dios?


Luis Arturo Ramos: Han pasado siete años. ¿Te parecen pocos? Y en ellos, aparecieron reediciones más que ediciones: Intramuros, Este era un gato… Libros para niños. Escribí y publiqué crónicas, que tengo en mucha estima por sus posibilidades de relacionar géneros distintos. Salieron dos o tres libros recopilando parte de los ensayos que se han publicado acerca de mi trabajo literario. En resumen, no pasó mucho en cuanto a novedades. Como que esos siete años fueron un periodo de reciclaje.

LD: ¿Con qué tradición literaria te interesa dialogar, quiénes son tus padres literarios, o
tus raíces literarias?

LAR: No tengo padres, tengo madre, aunque mis enemigos insistan en lo contrario. La Historia
es mi progenitora y la Literatura mi manera de entenderla. Y ya que hablas de raíces, esas son las que nutren mi trabajo como escritor y buena parte de mi trabajo como ciudadano. Me interesan y aprendo de los autores que las interrelacionan.

LD: ¿Te consideras parte de una generación literaria, con quiénes consideras que tienes qué ver cuando hablamos de literatura?

LAR: Más que de una generación literaria, me considero parte de ese momento histórico donde se leía y se buscaba cierto tipo de literatura. Crecer en la segunda mitad del siglo XX implica muchas cosas. Sobre todo para quienes, como a mí, les interesa la política y, de alguna manera, participan de ella y con ella. Mi promoción literaria vive y crece inmersa en movimientos políticos que representaron la Guerra Fría, Revolución Cubana,, el triunfo de Ho Chin Min en Vietnam, la represión estudiantil en el 68. Todos ellos provocaron o corrieron paralelos con movimientos culturales. Mi generación, como la de todos, fue primero espectadora y lectora antes que escritora. Y desde mi perspectiva, eso es lo que te hace y hasta te obliga a formar parte de algo.

LD: ¿Cuál o cuáles son las obras de mayor riesgo formal que has emprendido?

LAR: Este era un gato… Lo dicen también quienes han escrito acerca de él.

LD: La historia es un fenómeno que evidentemente te interesa ¿Qué convierte en histórica a una novela y en dónde deja ésta de ser historia?

LAR: ¿Qué quién la convierte? Pues el escritor. Para eso es escritor y para eso quiere escribir una novela y no un capítulo de la historia.

LD: Te has declarado un pesimista natural ¿Tu literatura se escribe desde el pesimismo?

LAR: ¿Y quién que lee los periódicos podría dejar de serlo? Pero mi literatura se escribe desde una intención primordial que muchas, o varias veces, no tiene que ver con el pesimismo. Aunque para ser realistas, en México, un escritor pesimista, es un escritor realista. ¿Desde qué otra perspectiva se podría escribir literatura realista en México?

LD: ¿Cuál es la aspiración artística que aún pervive desde que empezaste a escribir?

LAR: Escribir bien aunque me lean cada vez menos. Comencé publicando libros con tiraje de 3 mil y ahora ya ando por los mil.

LD: Roland Barthes concebía la novela como una frase, ¿Coincides con esa idea?
LAR: Para mí es también una oración de esas que musitas en tus momentos de esperanza (los pesimistas también las tenemos), además de ser una construcción sintáctica: sujeto (personajes), verbo (acción o trama) y complemento (espacio y tiempo).

LD: ¿Cómo eliges el punto de vista narrativo, las ideas llegan con su propia determinación narrativa? ¿Puedes ejemplificar con Éste era un gato...?

LAR: Hay historias que ganan siendo narradas en primera persona; otras se ven mejor si son narradas en tercera persona. Pero en ambos casos siempre me resulta necesario encontrar el tono de esa voz que narra en una u otra persona. Entiendo el tono como la emoción o estado de ánimo de la voz que narra. Cuando descubro que esa historia en particular amerita un tono de voz sosegado o alterado o atemorizado o rememorativo o etcétera, siento que ya he dado un gran paso en la construcción de mi historia. En el caso de Este era un gato…, el narrador en primera persona relata a veces desde la angustia de la espera, en otras, desde la reconstrucción de los hechos. Es obvio que para encontrar el tono adecuado, sobre todo de la voz en primera persona, hay que tener muy claro el o los motivos que esa voz tiene para contar esa historia.

LD: ¿Se agotó la veta veracruzana en tu literatura?

LAR: Si lo dices porque Ricochet… ocurre en el DF, lamento decepcionarte. Ricochet… es mi tercera novela chilanga y La mujer que quiso ser Dios, además de ser parte de, hasta el momento, un tríptico veracruzano, construye también ese biombo de múltiples pliegues que habré de seguir desplegando si la mujer que quiere ser Dios me presta vida y energías. La ciudad de Veracruz no se agota en unas cuantas historias.

LD: A 28 años de la publicación de Violeta-Perú ¿Qué piensas de tu primera incursión en el género?

LAR: Algunos dicen que es mi mejor novela; otros que es una novela de juventud y, por lo tanto, fallida. La releí con motivo de su tercera edición y creo que sigue vigente: el desempleo, la violencia social, el amago de la guerrilla, la injusticia, el enriquecimiento desaforado de unos cuantos y las vanas esperanzas de los más jodidos en que las cosas cambien.

LD: Has publicado siete novelas, cuatro colecciones de cuentos, tres libros de cuentos infantiles, ensayo y crónica. Esta productividad y el amplio registro de tu obra revelan vocación y disciplina, es decir, un oficio de escritor plenamente profesionalizado poco común en la literatura mexicana. ¿Cómo has logrado esto?

LAR: Dejemos que brille tu afirmación como única respuesta.
LD: Eres un escritor que mantiene un público cautivo reducido, pero inteligente y exigente, te has mantenido al margen de las tentaciones comerciales y de la literatura de consumo ¿Estas decisiones cómo han influido en tu vida como escritor? ¿Qué podrías decirles a los jóvenes que recién comienzan a escribir y se ven expuestos ante estos fenómenos comerciales de la actualidad?

LAR: Que escuchen las voces de su corazón pero también las de sus bolsillos. Todo mundo tiene derecho a la pretensión de enriquecerse con lo que escribe. Me incluyo.


LD: ¿Qué nos puedes decir de tu nueva novela Ricochet o los derechos de autor?


LAR: Quise escribir una novela divertida, con abundantes referencias al México actual y en donde un hallazgo intrascendente desencadena una serie de acontecimientos que llevan al personaje central al asesinato. Es una historia que comienza siendo de honor maltrecho y termina en policiaca, con muerto y todo.

lunes, noviembre 12, 2007

Borges: El mundo es absurdo



"Bueno, el mundo es absurdo. No sabemos por qué actuamos, no sabemos por qué vivimos, quizás algún día recibamos esa misteriosa revelación, al menos eso es lo que espera la gente religiosa. Yo no. Porque, si bien he escrito mucho sobre Dios, incluso una demostración casi humorística de Dios, a fin de cuentas no sé si creo en una idea de Dios. Creo que algo -que no somos nosotros- está detrás de las cosas, pero tengo miedo de creer en Dios, porque casi siempre creemos en Dios más por autocompasión que por otra cosa. Es muy vergonzoso que la lástima por nosotros mismos y por los demás nos lleve a invocar a Dios; prefiero decir como Bernard Shaw que en vista de las circunstancias he renunciado a las bondades del cielo. Particularmente en cuanto a Jesucristo, siempre he sentido una admiración muy grande por lo que él es. No me cabe duda de que es el pilar de la historia del mundo y lo seguirá siendo inclusive más allá, en el futuro. Pero siento que hay algo que le falta, o que le sobra, y que no lo hace todo lo simpático que podría ser. A mi parecer, Sócrates es más simpático, y Buda también. En Jesucristo hay algo como de político que no me acaba de convencer. Hay momentos en que lo encuentro hasta demagógico; aquello de que los últimos serán los primeros, ¿por qué?. Me parece que es una aseveración injusta. Aquella de que los pobres de espíritu heredarán la Tierra, ¿por qué?. No lo entiendo, y menos entiendo aquella idea de que los ricos no entrarán al reino de los cielos solamente porque en la Tierra ya recibieron su recompensa. Si el reino de los cielos es eterno, ¿cómo puede compararse a unos cuantos años aquí en la Tierra?. Yo creo que las cosas eternas no tienen derecho a competir con lo temporal; por eso no acepto esa idea miserable de la condenación eterna. Me parece increíble que existan dolores que se prolonguen más allá de nuestra estancia aquí en la Tierra, que ya es dolorosa de por sí. Mi abuela decía que su concepto de Jesucristo estaba relacionado íntimamente con la belleza. Yo pregunto: ¿cómo Dios que se hace hombre y que está a favor de los míseros y de los humildes, de los pobres de espíritu y de los desheredados, va a concebirse como un ser bello?. Sería una actitud injusta de Dios, sería una acción racista entre las acciones de Dios. Por eso creo que Jesucristo debió de haber sido francamente un hombre feo...Pero no me gusta mucho hablar de Dios, puesto que es fácil herir susceptibilidades. Los católicos son muy sensibles en cuanto a esto; mi madre fue católica, pero yo no puedo serlo, aunque he admirado a varios escritores católicos, como Chesterton o León Bloy. Yo no tengo religión, sino la esperanza grandiosa de morir eternamente, de morir en cuerpo y alma. Como mi padre, también quiero desaparecer del todo de una vez; preferiría que luego de mi muerte nadie recuerde siquiera mi existencia. Siento horror de que alguien piense en llamar con mi nombre alguna calle, porque no quiero ser una calle. Quiero que Jorge Luis Borges sea olvidado. Me aterra la posibilidad de la inmortalidad: todas mis esperanzas están cifradas en la mortalidad definitiva, en desaparecer de una vez y para siempre. En morir y luego no saber nada más de nada: esa es mi única esperanza. Entonces, yo no tengo religión y me reconforta poder decirlo. Pero no significa que por ello no tengo una convicción personal acerca del Universo, sino más bien que estoy convencido de que mi destino personal, como individuo, no importa nada. Recuerdo una obra de Shakespeare en la cual se narra la historia de un cobarde que ha sido puesto en evidencia como cobarde; como él tenía un alto grado del ejército, cuando es degradado, dice: "ya no seré más un capitán, de modo que solamente lo que soy ahora será la fuente que me hará vivir". Igualmente, eso que he sido no me interesa que siga viviendo. Por eso recuerdo con afecto la idea del río Leteo de los antiguos: las aguas del olvido que se beben para dejar de ser. De modo que pienso al contrario de Unamuno, para el cual era de vital importancia seguir siendo Miguel de Unamuno, aún después de la muerte. Yo no vivo en ese estado de ansiedad, siempre en el temor de cómo o cuál será mi destino después de la muerte. Creer así le da a uno cierta fuerza que la gente religiosa no tiene. Realmente, me niego a creer que exista un ser que sea Dios. A mí me parece que Dios es una invención de la literatura fantástica, tal como el centauro y el ave Fénix. Por eso el problema de Dios para Borges no es importante. Yo sé que todo lo que ocurre no es demasiado importante puesto que no pasaré más allá de la muerte y entonces es lo mismo que decida una u otra cosa. Me basta tener un sentido ético de la vida y ser consecuente con dicho sentido. Aunque, y es cierto, la idea de alguien todopoderoso y omnidotado es mucho más apasionante que las más exquisitas creaciones de la fantasía, creándose y recreándose historias que al final siempre llegan a deducir que Dios es perfectamente inexplicable. Por eso rechazo los credos estructurados en torno a la idea de Dios, que se estructuran como si Dios fuese un hecho concreto y probado definitivamente. Cuando veo que hay gente que piensa que Dios está preocupado de sus vidas, me parece una inmoralidad, porque están evidenciando una existencia vulgar de Dios, a quien, sinceramente, si existe, no creo que le interesen problemas menores como los que a nosotros nos acechan. Así es que, aunque creyera en Dios, no me cabe duda de que no tendría ningún interés específico en relacionarse conmigo. Entre tanto, yo sigo milagrosamente vivo, poblado de recuerdos y emociones. Hay momentos en que no sé dónde comienza el recuerdo de alguna cosa o la confundo con la misma cosa descrita por un amigo o un buen escritor...me he sentido confuso y desesperado, porque se mezclan a veces tantas cosas en mi memoria. Pero me reconforta saber que me acerco cada vez más a ese día en que se aclarará para mí la sombra del misterio mayor de los hombres. Sé que debo morir y quisiera morir luego...estoy muy cansado. Así es: mi único miedo es no morir entero, la eterna perdurabilidad. Por eso me he obligado a creer en lo absoluto de la muerte; no sé hasta dónde me he convencido, pero deseo creer que moriré totalmente. Esto es lo único absoluto que me interesa...me pregunto, ¿es posible que yo tenga que morir como mueren las rosas y como murió Aristóteles?. En esto también hay algo de placer...aunque creo, sinceramente, que he vivido más de lo que me correspondía, porque si bien es cierto, dije, que la Biblia pone como límite de vida los setenta años, agrega sabiamente que los días posteriores a ese plazo son de angustia y aflicción. Hay un poema interesante que habla de ésto, La sepultura; nada sabemos acerca de su autor, pero sabemos que no es cristiano porque no ofrece el Cielo ni la Tierra ni el Infierno. Es un poema medieval y no es la historia de un hombre que se dirije a otro. Se trata de la voz del destino y dice: Para ti fue hecha la casa, antes de que nacieras. Para ti fue destinada la tierra antes de que salieras del vientre de tu madre. No la hicieron aún. Su hondura se ignora, no se sabe aún qué largo tendrá. Ahora te llevo a tu lugar. Ahora te mido a ti primero y a la tierra después. Tu casa no es muy alta. Es humilde y baja. Cuando yazgas ahí, las vallas serán bajas, humildes las paredes. La techumbre está cerca de tu pecho. Habitarás entonces en el polvo y sentirás frío. Toda tiniebla y toda sombra, se pudrirá la cueva. Esta casa no tiene puerta y no hay luz adentro. Ahí estás firmemente encarcelado y la muerte tiene la llave. Aborrecible es esa casa de tierra y atroz morar en ella. Ahí estarás y te partirán los gusanos. Ahí estás acostado lejos de tus amigos. Nadie irá a visitarte. Nadie irá a preguntarte si esa casa te gusta. Nadie abrirá la puerta. Nadie bajará a ese lugar porque muy pronto serás aborrecible a los ojos. Tu cabeza será despojada de su cabello y la hermosura de tu pelo se acabará.

viernes, noviembre 09, 2007

Carlos Yusti: Borges en su laberinto póstumo



Después que Francia celebró el centenario de Jorge Luis Borges (1899-1999) con la pirotecnia intelectual del caso, es ya un lugar común asociar su nombre al de María Kodama, uno de sus últimos y mejores chistes, a los espejos, a su mamá, los tigres, las bibliotecas y los laberintos. También resulta tedioso asociarlo a la Academia Sueca en un sentido inverso: siempre nominado para el Nobel de Literatura y jamás premiado. Con cierto sarcasmo Borges aseguraba que todo eso de la nominación cada año y de la no premiación, formaba parte de una vieja tradición escandinava.
Borges en vida cruzó el laberinto de la fama y el reconocimiento mundial. El escritor peruano Mario Vargas Llosa postula en un artículo de prensa, hace poco publicado, que los franceses se apropiaron del ciego escritor y luego lo relanzaron al mundo. En Latinoamérica se comenzó a leer a Borges gracias a ese boom desatado con furor por algunos intelectuales franceses.
Borges fue siempre un escritor incómodo. No era un vanguardista, mucho menos un escritor comprometido. Más bien poseía una cosmología libresca bastante amplia y con todo ese grandioso arsenal de buenas lecturas fue escribiendo su obra. Se le reprochaba al parecer que estuvo más preocupado en leer la vida que vivirla o como escribe Claudio Magris: “La obra de Borges, que no se cansa de enumerar los mutantes objetos y las innumerables formas de la realidad, es un conmovedor catálogo del mundo, un intento de adueñarse de la huidiza multiplicidad de la vida reencerrándola en la concisa precisión de una definición de enciclopedia”.
A pesar de su educación almidonada de señorito, con enciclopedia británica incorporada, hizo gala de un sentido de humor despiadado, contra sí mismo y contra todo lo demás. Su humor lo sacaba de ese acartonamiento académico y de cátedra intelectual en el que se veía envuelto muy a su pesar, al parecer Borges fue un hombre en extremo tímido. El humor con que se tomaba todos los vaivenes intelectuales lo volvía más terrenal.
No se equivoca Vargas Llosa cuando escribe: “nunca dejó de llevar consigo, escondido, al insolente vanguardista que se divertía soltando impertinencias”. Sus alocuciones verbales son en verdad memorables. Sobre César Luis Menoti comentó que era un hombre muy inteligente, lo único malo es que siempre estaba hablando de fútbol. En otra oportunidad estaba Borges firmando libros y un joven se le acercó y le dijo: “maestro usted es inmortal”. Borges: “No hay necesidad de ser tan pesimista”. En otra ocasión el escritor argentino iba a dictar una conferencia en Francia y los organizadores querían que la ofreciera en francés. Borges comentó: “Se dice que la lengua francesa es tan perfecta que no necesita de escritores. En cambio como el castellano es una lengua plena en imperfecciones necesita de vez en cuando la aparición de un Góngora, un Quevedo o un Cervantes”. En otra circunstancia un periodista le dijo que era uno de los escritores más importante de este siglo. Borges le dijo: “No sea crea, es que este siglo ha sido bastante mediocre en cuanto a escritores se refiere”.
Uno leyó a Borges por azar. En mis días de estudiante me gustaba la literatura fantástica para pasar el rato. Un libro con el título de “Ficciones” era una tentación ideal. Me leí el libro de un tirón. Borges escribía de manera normal, pero había algo en profundo en los temas tratados en sus cuentos y en sus ensayos. Más que un narrador de historias era un narrador de incertidumbres. Más que ensayista académico era un alquimista de lo erudito. Con respecto a su estilo el mismo escribió: “El tiempo me ha enseñado algunas astucias: eludir los sinónimos, que tienen la ventaja de sugerir diferencias imaginarias; eludir hispanismos, argentinismos, arcaísmos y neologismos; preferir las palabras habituales a las palabras asombrosas...” Muchos de los escritos de Borges se apegan a estas sencillas premisas, no obstante los temas, tratados siempre desde una óptica erudita, y abarcando todas sus variables intelectuales, atrapan al lector.
Borges nos descubrió desde otra perspectiva a Groussac, despertó nuestro interés por una obra tenida como inferior como es Bouvar y Pecuchet, avivó nuestra curiosidad por el relato policial, por Chesterton, Coleridge, Hawtorne, las literaturas nórdicas, los clásicos griegos, el tiempo, los espejos, los libros y el laberinto.
Quienes creyeron, o creen todavía, que Borges sólo fue un ciego escritor rodeado de libros por todas partes se equivocan. Una buena cantidad de textos escritos por Borges, tienen el soporte de sus profusas lecturas, pero al mismo tiempo su experiencia cotidiana le sirvió de acicate para escribirlos.
Sin contar, como se dijo antes, su humor peculiar que era como un ácido que corroía toda la seriedad aplastante y escolástica, que ridiculizaba a toda esa jerga intelectual y política que buscaba parecer de avanzada. Un humor que erosionaba todo esos pedestales bibliográficos que se levantaban en pos de estudiar su obra, para ubicarla en un sitial cultural inalcanzable.
En una que otra conferencia proporcionó muchas claves sobre su obra poética y cuentística. Con respecto a su poesía Borges acotó: “Parece presuntuoso que yo hable de mi poesía, pero al cabo de los años he llegado a comprender que la belleza no es un hecho extraordinario, que la belleza es común; y que todo hombre puede alcanzarla…”.
Borges publicó su primer libro de poemas: “Fervor Buenos aires”, en 1932. Su padre no quiso leer los originales convencido de que su hijo debía cometer sus propias equivocaciones y descubrirlas. La escritura poética llevó al joven Borges al “Ultraísmo”, movimiento poético vanguardista. Con respecto a esta etapa escribió: “podemos jugar a ser escritores antiguos o escritores futuros, pero eso son ingenuidades, somos escritores de nuestro tiempo”.
Hablando de su prosa, más específicamente a su obra narrativa, Borges revela sus vivencias intelectuales y humanas interactuando al momento de escribir. Por ejemplo su cuento “hombre de la esquina rosada” fue escrito en homenaje a Nicolás Paredes, especie de cacique de un barrio en Palermo que tenía en su haber dos muertos. Con respecto a su cuento “Funes el memorioso”, Borges escribió: “ Bueno, yo trataba de olvidarme de mí mismo para dormir, pero seguía pensando en mí mismo, acostado, pensaba minuciosamente en mi cuerpo, en los libros, en los muebles, en la habitación, en el patio, en la quinta, en las estatuas que estaban en la quinta, en la verja, en las casas vecinas, yo estaba abrumado por el universo y pensaba también en los astros. Iba más lejos, luego en la ciudad de Buenos Aires, pensaba en las ilustraciones de los libros, no podías olvidarme, y entonces imaginé ese personaje de una memoria infinita, ese personaje que es una metáfora del insomnio, Funes …”.
Con respecto al laberinto dijo: “ El laberinto es el símbolo viviente de la perplejidad y por eso lo he elegido, porque de las muchas demociones que el hombre siente, la más frecuente en mí es la perplejidad, la maravilla, el asombro…”. En lo referente a su cuento más famoso “El Aleph” escribió: “Yo había leído en los teólogos que la eternidad no es la suma del ayer, del hoy y del mañana, sino un instante, un instante infinito, (…) Bueno, yo simplemente apliqué esa idea de eternidad al espacio, inventé la historia del Aleph, le agregué detalles personales, por ejemplo, una mujer que yo quise y no me quiso nunca y que murió…”.
Lo expresado por Borges puede permitirme inferir que todo trabajo literario necesita de la experiencia vulgar y silvestre. Hay que vivir para que la lectura cobre algún sentido. En Borges la lectura lo condujo hacia la creación de textos ensamblados con frases de sutil perfección. Su vida no fue rica en experiencias, no obstante las pocas que vivió le permitieron descubrir la importancia de los sucesos personales, de los desgarrones íntimos para pergeñar una obra con cierta emotiva trascendencia.
Borges que siempre pregonó que la fama era sólo una forma de olvido, parece haberse equivocado. Hoy el escritor argentino, convertido en producto imprescindible de la cultura y en el patrimonio más rentable de la Fundación que lleva su nombre, transita por el laberinto de los homenajes, los simposios y las tertulias póstumas. Nada mal para un hombre que dijo sin falsa modestia, “creo que no he escrito más que borradores, realmente he hecho eso...".

Beatriz Sarlo: Borges en su laberinto




La forma obstinada de un laberinto ocupa el gran salón circular del Palais de Glace. Estamos en "El Universo de Borges", donde el orden de los objetos responde a un mapa temático cuyas regiones identifican deicis éis espacios, agrupados a su vez en cuatro grandes reinos: Bibliotecas, Eterno Retorno, Laberintos y Mitologías.
En el laberinto mayor hay un espacio que tambi én se llama Laberinto, cumpliendo así con el requisito borgeano de la puesta en abismo: figuras dentro de figuras. Duplicaciones, fotografías, traducciones, manuscritos y obras impresas, cuadros, espejos, r éplicas, superficies pulidas, hacen su papel de dobles. Los relojes de bolsillo acumulados sin orden en una vitrina, el reloj de arena en otra, muestran un tiempo detenido, circular y periódico como el que Borges conjeturó en relatos y poemas. El bestiario: tigres dibujados por Borges a los cuatro años, su gato Beppo, un sello chino, esculturas zoomórficas remiten a una zoología imaginaria. La foto de Leonor Acevedo de Borges, un perfil bellísimo de señora distinguida y todavía joven, marca la huella biográfica de un itinerario, donde tambi én están las imágenes de sus amigos, de María Kodama en las instantáneas de los viajes, las poses de los grupos literarios, los sepias de Jorge Luis y Nora Borges a comienzos de siglo, el dibujo del árbol genealógico de la familia. Ejemplares de Prisma nombran a la vanguardia de los años veinte. Un estante muestra los libros: Kipling, Conrad, James, Stevenson, Poe, Swedenborg testimonian las obsesiones que Borges citó en sus textos. En otra vitrina, varios ejemplares de folletines de Eduardo Guti érrez. Obviamente, tambi én está el Martín Fierro.
Cada cual encontrará su Borges en esta exposición. Yo me detengo frente a las manitos de bronce de dos llamadores. Llegan del Buenos Aires de las primeras d écadas del siglo XX, cuando colgaban al costado de las puertas. Vaciadas en metal, esas manos cortadas a la altura de la muñeca y clavadas con los dedos hacia abajo sobre la madera del marco, solían aferrar en su palma una esfera tambi én de bronce. Ella era la que golpeaba la puerta y producía el sonido de la llamada. Son objetos extraños esas dos manos cortadas, que el visitante apresaba con su propia mano para anunciarse. Perfectos simulacros, miniaturas, cuya amputación de un cuerpo ausente produce hoy, en las vitrinas de la exposición, un efecto contradictorio. Son familiares y siniestras como restos de un pasado que ha perdido su función para conservar sólo una forma. Tienen algo de la perturbación que los surrealistas buscaban con el collage de fragmentos de grabados antiguos. Conocemos la poca simpatía de Borges por el surrealismo, y, sin embargo, las manitos están bien en su vitrina, porque citan un tiempo al que tambi én pertenece esa carátula del cuaderno marca "Lanceros Argentinos", donde Borges escribió dos palabras: Martín Fierro, que recuerdan a una de sus obsesiones más perdurables.
En el video de Edgardo Cozarinsky, que puede verse en una de las salidas del laberinto, Borges dice: "La infelicidad y la nostalgia son la materia del arte". Esta exposición muestra más la nostalgia que la infelicidad. Las fotos de Borges sonriendo son imágenes a la vez felices y convincentes: la sonrisa es abierta, simpática, confiada. ¿Donde buscar la infelicidad? ¿Cómo mostrarla?
Hay un grabado de Piranesi y la torre de Babel de Brueghel. Piranesi muestra su arquitectura sombría, de falsas simetrías y falsos empalmes: perspectivas imaginarias. Brueghel abre el infierno borgeano de la proliferación. Quienes recorran la exposición se sorprenderán cuando encuentren, reiterada y periódicamente, su propia imagen en los espejos que cierran el laberinto: esa duplicación sorprende por lo extemporánea (tambi én es extemporánea la inclusión del lector en la ficción, como Borges lo hace en "El Aleph"). En esa duplicación Borges descubría un principio de infelicidad, una suma perturbadora al orden del mundo. Lo escribió, atribuy éndoselo a los sabios de un planeta imaginario en "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius".
Otro grabado de Etienne-Louis Boull ée muestra una sala de la Biblioteca Nacional de París. El proyecto de Boull ée, clásico dibujo acad émico del siglo XVIII, es una perspectiva sim étrica de un recinto inmenso, abovedado, una especie de cañón gigantesco, cuya multiplicación es imaginable precisamente por la simetría racional y la posibilidad de repetición exacta de los vol úmenes geom étricos. Está muy bien, en este "Universo de Borges", el grabado de Boull ée: menos turbio que Piranesi, pero tambi én proclive a la multiplicación, señala el orden de la biblioteca y tambi én su potencial infinito.
En su video, Cozarinsky filma un largo recorrido de Borges por la galería que daba a la sala de lectura de la vieja Biblioteca Nacional, en la calle M éxico. Borges va solo, con pasos seguros, la mirada puesta en un punto más allá de la cámara que va anticipando su recorrido. Precedido por su bastón, Borges camina entre la balaustrada y los estantes. No necesita ver para saber que está en el espacio que probablemente haya conocido de manera más completa, aunque ya fuera un ciego a quien le fueron dados, al mismo tiempo, los libros y la noche. Bibliotecas, páginas impresas, manuscritos de letra pequeña y gentil. La exposición sigue el camino que Borges trazó para leer a Borges.

Publicado en Página 12, septiembre 1993

© Borges Studies Online 14/04/01© Beatriz Sarlo
How to cite this article:
Beatriz Sarlo. "Borges en su laberinto" Borges Studies Online. On line. J. L. Borges Center for Studies & Documentation. Internet: 14/04/01(http://www.uiowa.edu/borges/bsol/bsbl.php)

Arturo Rojo: El Jardin de los mundos que se bifurcan



El jardín de los mundos que se ramifican:

Borges y la mecánica cuántica

Entrada al laberinto

El 9 de julio de 1985, de pura casualidad, crucé unas palabras con Borges. Recuerdo la fecha porque era el día después de mi casamiento y antes de partir para la luna de miel, mi mujer y yo habíamos ido a saludar a mis padres que se alojaban en el hotel Dorá, en la calle Maipú al novecientos. Mi madre me tomó del brazo y me acercó al comedor. Las mesas estaban vacías, salvo una, y ahí estaba Borges, sentado junto a una mujer, que posiblemente fuera Estela Canto, con quien hablaba por momentos en inglés y por momentos en castellano. Diría que me sentí en frente de un personaje ficticio y, paralizado por la fascinación de comprobar que su figura se correspondía con las imágenes de la publicidad, lo examiné como se mira a las estatuas, que no pueden devolvernos la mirada. Llevaba un traje oscuro, una corbata prolija, y en su plato había un austero montículo de arroz blanco. Mi padre me convenció de que fuéramos a charlar con él. Esperamos que terminase de almorzar y cuando el mozo, que lo trataba de "maestro", le trajo una taza con un saquito de té, nos acercamos a su mesa. Mi padre inició el diálogo y Borges, que se mostró encantado con la idea de conversar, nos regaló algunas fábulas de su erudición. Habló de Dios, del minotauro, y criticó duramente a Ortega y Gasset ("lo conocí en su visita a Argentina y me pareció cero").
Mi única intervención fue comentarle que algunos textos de física hacían referencias a su obra. Por entonces yo finalizaba mi licenciatura en el Instituto Balseiro, y en esa ocasión aludí a las citas a "La lotería en Babilonia", donde Borges reflexiona sobre el azar y el determinismo. Borges me habló de su ignorancia en materia de física con una respuesta desconcertante que yo habría de citar hasta el cansancio en conversaciones informales con colegas. Una anécdota personal con Borges es una gran excusa para la vanidad; todo el mundo percibe que su fama es un universo en constante expansión por ejemplo, la biblioteca de la Universidad de Michigan tiene más de quinientos libros sobre él, pero pocos saben que era un hombre accesible que hablaba igual con un notable como con un desconocido.
Desde ese día me he encontrado con varias citas de Borges en textos científicos y de divulgación científica: menciones a "La biblioteca de Babel" para ilustrar las paradojas de los conjuntos infinitos (1) y la geometría fractal (2), referencias a la taxonomía fantástica del doctor Franz Kuhn, en "El idioma analítico de John Wilkins" (un favorito de neurocientíficos y lingüistas) (3), invocaciones a "Funes el memorioso" para presentar sistemas de numeración (4), y hace poco me sorprendió una cita de "El libro de arena" en un artículo sobre la segregación de mezclas granulares.(5)
En todos estos casos se trata de ejemplos metafóricos que dan brillo a la prosa opaca de las explicaciones técnicas. Sin embargo, una notable excepción la constituye "El Jardín de senderos que se bifurcan", donde Borges propone sin saberlo (no podría haberlo sabido) una solución a un problema de la física cuántica todavía no resuelto. "El jardín", publicado en 1941, se anticipa de manera prácticamente literal a la tesis doctoral de Hugh Everett III publicada en 1957 con el título Relative State Formulation of Quantum Mechanics (6), y que Bryce DeWitt habría de popularizar como "La interpretación de los muchos mundos de la mecánica cuántica" (The Many-Worlds interpretation of Quantum Mechanics). La curiosa correspondencia entre un cuento y un trabajo de física es el objeto del presente artículo.

Los senderos cuánticos

Las leyes de la mecánica cuántica describen el comportamiento del mundo microscópico; un mundo en el que los objetos son tan livianos que la presión de un rayo de luz, por tenue que sea, puede ocasionar desplazamientos bruscos. Esos objetos -átomos y moléculas invisibles al ojo humano- se mueven e interactúan unos con otros de una manera cualitativamente distinta de como lo hacen las pelotas de tenis, los automóviles, los planetas y el resto de la fauna del mundo visible. Veamos cómo.
Tanto en la descripción del mundo microscópico como en la del macroscópico es útil hablar del estado de un objeto. Un estado posible de una pelota de tenis es: en reposo al lado de la red. Otro estado posible es: a un metro del suelo y moviéndose hacia arriba a una velocidad de un metro por segundo. En este lenguaje, especificar el estado de la pelota de tenis en un momento dado es entonces indicar su posición y su velocidad en ese momento. Las leyes de la mecánica clásica, enunciadas por Isaac Newton, permiten predecir dado el estado de la pelota de tenis en un instante inicial el estado de la pelota de tenis en todo instante posterior. La secuencia de estados no es nada más que la trayectoria de la pelota de tenis. En mecánica cuántica esta descripción no funciona. Los átomos y otras partículas microscópicas no admiten una descripción en la que indicar el estado de la partícula en un momento dado se corresponda con indicar la velocidad y la posición: en mecánica cuántica, especificar el estado de una partícula en un momento dado es indicar una cierta función que contiene la probabilidad de que la partícula esté en un cierto lugar con una cierta velocidad. Las leyes de la mecánica cuántica, enunciadas en este caso por Erwin Schrödinger y Werner Heisenberg, permiten calcular los cambios temporales de esa función de probabilidad (o en términos más técnicos, de la función de onda). Los cambios de estado no son cambios de posición sino cambios de la función de onda. Nos encontramos así con una de las revoluciones conceptuales de la mecánica cuántica: la pérdida de la idea de trayectoria en favor de una descripción en términos de las probabilidades de las trayectorias.
Pero la historia no termina ahí. Al fin y al cabo, a menudo en nuestro mundo cotidiano nos enfrentamos a situaciones en las que el azar juega un papel crucial y cuya descripción requiere un lenguaje probabilístico. Con el objeto de comparar dos visiones probabilísticas la clásica y la cuántica consideremos el más simple de los experimentos aleatorios del mundo macroscópico: Alicia tira al aire una moneda y la retiene en su mano cerrada. María debe predecir si la moneda que Alicia oculta en su mano cayó cara o cruz. Desde el punto de vista de María, el estado de la moneda (olvidémonos por el momento de su velocidad) podría describirse por una función de probabilidad (clásica) que indica que cada estado posible ,cara o cruz, tiene una probabilidad del cincuenta por ciento. Si bien María tendrá que esperar que Alicia abra la mano para saber si la moneda cayó cara o cruz, es "obvio" que la moneda cayó en una, y sólo una, de las dos posibilidades y que la descripción probabilística en este caso cuantifica la ignorancia que tiene María del estado ,o de la posició, de la moneda. Cuando Alicia abre la mano, María comprueba que la moneda cayó, digamos, cruz. Por un lado podemos hablar también del cambio de estado de la memoria de María, que pasó de ignorar cómo cayó la moneda, a saber que cayó cruz. Por otro lado, en el proceso de observación, el estado de la moneda no cambió: la moneda había caído cruz y la observación lo único que hizo fue develar un resultado que existía de antemano. Comparemos este experimento con su equivalente microscópico. Si bien no existen monedas microscópicas, existen sistemas (átomos) que pueden estar en alguno de dos estados mutuamente excluyentes. El lector experto reconocerá que estoy hablando del "espín" de un átomo, que puede tomar dos valores: "arriba" y "abajo". Digamos que tenemos un átomo en una "caja" cerrada (que juega el papel de la mano de Alicia) y que sabemos que la función de onda del átomo corresponde un cincuenta por ciento para arriba y un cincuenta por ciento para abajo. En analogía con la moneda de Alicia, si abrimos la caja veremos el átomo en una de las dos posibilidades y si repetimos muchas veces el experimento preparando el átomo en el mismo estado inicial, comprobaremos que aproximadamente la mitad de las veces el espín está para arriba y casi la mitad de las veces para abajo. Hasta aquí las dos visiones probabilísticas coinciden. Sin embargo, la mecánca cuántica admite la posibilidad de que el átomo esté en una superposición de estados antes de ser observado y en un estado definido después de ser observado. Digamos que María tiene ahora un detector capaz de abrir la caja y observar el espín del átomo. Después del proceso de medición no sólo cambia la memoria de María sino que también cambia el estado del átomo. La diferencia crucial estriba en que antes de que María lo observe el átomo está en una superposición de los dos estados; y no tiene sentido decir que está o para arriba o para abajo, porque el átomo está simultáneamente en los dos estados. Esta peculiar característica, que no tiene cabida en nuestra intuición, nos pone en frente de otra de las revoluciones conceptuales de la mecánica cuántica: la pérdida de la existencia de una realidad objetiva en favor de varias realidades que existen simultáneamente. Para Niels Bohr, cuya visión conocemos como la interpretación de Copenhague y que representa la ortodoxia dominante, las entidades microsópicas difieren de las macrosópicas en su status ontológico; y el problema filosófico se termina ahí. En otras palabras, sólo tiene sentido hablar del estado de una partícula microscópica una vez que ésta ha interactuado con un aparato (macroscópico) de medición. Pero entonces la dificultad se agrava, porque la teoría cuántica pretende ser una teoría del mundo completa y unificada; y si contiene elementos alarmantes que desafían la intuición en un nivel microscópico, no existe una manera de prevenir que estos efectos propaguen su infección al mundo macroscópico.
La pregunta central, que resume el problema de la medición, todavía hoy sin resolver, puede ser formulada en el contexto de nuestro ejemplo de la siguiente manera:
Si tanto María como el átomo están sometidos a las leyes cuánticas; y si el átomo está en una superposición de estados antes de la medición y en uno bien definido después de la medición, ¿cuál es el mecanismo por el cual el átomo "elige" un estado y no otro? El consenso generalizado es que la solución de este dilema excede a la mecánica cuántica (7), desborda una de las teorías de la física con mayor poder explicativo y de predicción.
La única "solución" a la paradoja estaría en la teoría de Everett que, si bien propone una salida coherente, es demasiado rebuscada para el gusto de algunos físicos que la acusan de "placebo verbal" (8), "extravagante" (9) y de acarrear "demasiado equipaje metafísico" (10). Llegamos a la encrucijada central del laberinto: o aceptamos que la mecánica cuántica es incompleta o aceptamos la resistida teoría de los mundos paralelos de Everett y DeWitt, en cuyo caso el mundo sería precisamente el laberinto de Ts'ui Pên, que:
creía en una serie de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos (Obras Completas, I: 479).

Las bifurcaciones de Ts'ui Pên y las ramificaciones de Hugh Everett III.


En el prólogo de Ficciones Borges nos advierte que "El jardín de senderos que se bifurcan" es una pieza policial. Yu Tsun, espía y protagonista de la historia, debe transmitir el nombre de una ciudad a los oficiales alemanes. Acosado por el implacable capitán Richard Madden, decide comunicar su mensaje matando al sabio sinólogo Stephen Albert, porque su apellido es igual al nombre de la ciudad que los alemanes tienen que atacar. Así, cuando los diarios británicos publicasen la noticia del asesinato de Albert en manos de un desconocido, los alemanes recibirían el mensaje. Yu Tsun encuentra la dirección de la casa de Albert en la guía telefónica y, una vez allí, por obra de una fortuita coincidencia borgeana, Albert reconoce a Yu Tsun como el bisnieto de Ts'ui Pên, un astrólogo chino que ha escrito un libro extraordinario: El Jardín de Senderos que se Bifurcan. Ts'ui Pên se había propuesto dos tareas inconcebibles: construir un laberinto infinitamente complejo y escribir una novela interminable. Después de su muerte se pensó que había fracasado por cuanto la existencia del laberinto no estaba clara y la novela no sólo estaba incompleta sino que resultaba absurda e incoherente (por ejemplo, algunos personajes morían y reaparecían en capítulos posteriores). Para sorpresa de Yu Tsun, Albert le revela que ha descubierto el secreto de la enigmática novela: el libro es el laberinto, y el laberinto no es espacial sino temporal. El jardín es la imagen del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên, y si aceptamos la hipótesis de Everett, el mundo es un jardín de senderos que se bifurcan.
Volvamos al experimento de María y el átomo. Según la teoría de los muchos mundos, en el momento en el que María toma consciencia de que el átomo está en un estado definido, el universo se divide en dos copias casi idénticas: en una de ellas el espín apunta hacia arriba, en la otra el espín apunta hacia abajo. En cada medición cuántica el universo se ramifica, con una componente por cada resultado posible del experimento. En uno de los universos la memoria de María se corresponde con el espín para arriba; en el otro, con el espín para abajo. La secuencia de las configuraciones de la memoria de María, o la "trayectoria" de las memorias es diferente en cada uno de los universos.
Los dos autores presentan la idea central de maneras llamativamente parecidas. En la sección 5 del artículo original, Everett dice (la traducción es mía):
La "trayectoria" de las configuraciones de la memoria de un observador que realiza una serie de mediciones no es una secuencia lineal de configuraciones de la memoria sino un árbol ramificándose (a branching tree), con todos los resultados posibles que existen simultáneamente (321).
Y en "El Jardín", Borges dice:
En todas las ficciones, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas, opta por una y elimina las otras; en la del casi inextricable Ts'ui Pên, opta "simultáneamente" por todas. Crea, así, diversos porvenires, diversos tiempos, que también proliferan y se bifurcan (Obras Completas, I: 477).
Ahora bien, ¿dónde están todos estos universos? Una respuesta es que pueden estar "aquí", donde está "nuestro" universo. Según la teoría estos universos no interactúan, de manera que no hay razón para excluir la posibilidad de que estén ocupando el mismo espacio. Otra respuesta es que los universos estén "apilados" en una dimensión adicional de la que nada sabemos (11). Esta posibilidad debe distinguirse de las "infinitas dimensiones de tiempo" de las que habla Borges en su ensayo sobre J. W. Dunne, en Otras Inquisiciones. Según Dunne (12), cuyos escritos son acaso la inspiración de la idea de que el tiempo se bifurca, esas dimensiones son espaciales e incluso llega a hablar de un tiempo perpendicular a otro. Esa "geometrización" no tiene cabida en la teoría de los muchos mundos, y es por cierto distinta del tiempo ramificado de Ts'ui Pên.
Borges parece ser entonces el primero en formular esta alternativa al tiempo lineal. La otra posibilidad, la de un tiempo cíclico, tiene numerosos antecedentes en culturas arcaicas (13) y en literaturas a las que Borges hace detallada referencia en varios escritos. Con los tiempos múltiples la historia es diferente: "Hume ha negado la existencia de un espacio absoluto, en la que tiene lugar cada cosa; yo, la de un solo tiempo, en la que se eslabonan todos los hechos. Negar la coexistencia no es menos arduo que negar la sucesión" (14) (las cursivas son mías) (Otras Inquisiciones, 202).
Mientras compilaba el material para este ensayo le pregunté a Bryce DeWitt, que ahora está en la Universidad de Texas en Austin, si él tenía conocimiento de "El Jardín de senderos que se bifurcan" al escribir el artículo de 1971 donde acuña el término "muchos mundos". Me contestó que no, que se enteró del cuento un año después por medio de Lane Hughston, un físico de la Universidad de Oxford. En efecto, en una recopilación de artículos editada por DeWitt y publicada en 1972, donde se incluye una versión ampliada del trabajo original de Everett aparece un epígrafe en el que se cita a "El Jardín".
Finalmente, ¿qué nos enseña este asombroso paralelismo? Al fin y al cabo las coincidencias existen y a veces inducen a confundir correlación con causa y efecto, o similitud con representación (15). En mi opinión, el parecido entre los dos textos nos muestra de qué manera extraordinaria la mente de Borges estaba inmersa en el entramado cultural del siglo veinte, en esa complejísima red cuyos secretos componentes se ramifican más allá de los límites clasificatorios de cada disciplina. La estructura de ficción razonada de los cuentos de Borges, que a veces parecen teoremas con hipótesis fantásticas, es capaz de destilar ideas en proceso de gestación que antes de convertirse en teorías hacen escala en la literatura. Y así como las ideas de Everett y DeWitt pueden leerse como ciencia ficción; en "El Jardín de los senderos que se bifurcan", la ficción puede leerse como ciencia.
Si en aquella mañana de julio me desconcertó la respuesta de Borges, hoy la entiendo como una metáfora reveladora de lo que puede saberse sin saber que se sabe. Recuerdo que dijo:
¡No me diga! Fijesé qué curioso, porque lo único que yo sé de física viene de mi padre, que me enseñó cómo funcionaba el barómetro.
Lo dijo con una modestia casi oriental, moviendo las manos como si tratara de dibujar ese aparato en el aire. Y luego agregó:
¡Qué imaginativos son los físicos!

Notas


Ver por ejemplo R. Rucker, Infinity and the mind (Boston: Birkhäuser, 1982).
F. Merrell, Unthinking Thinking, Jorge Luis Borges. Mathematics, and the New Physics (West Lafayette: Purdue University Press 1991).
S. Pinker, How the Mind Works (New York. W. W. Norton, 1997).
Philip Morrison, "The Physics of Binary Numbers", Scientific American Febrero de 1996: 130.
H. A. Makse y otros, "Dynamics of granular stratification" Physical Review E. Vol. 58 (1998): 3357.
H. Everett III, Reviews of Modern Physics Vol. 29 (1957): 454.
Por el contrario, en el experimento clásico de Alicia y María, las leyes de Newton son capaces de predecir la trayectoria de la moneda desde el momento en que ésta sale de la mano de Alicia hasta el momento en que cae: si bien es un problema muy difícil, si supiéramos con absoluta precisión (sobre la que la mecánica newtoniana no impone restricciones) el ángulo y la velocidad con que sale, y las posiciones y velocidades de las moléculas de aire que chocarán con la moneda, podríamos en principio predecir si la moneda caerá cara o cruz.
A. J. Leggett, The Problems of Physics (Oxford: Oxford University Press, 1987) 172.
J. S. Bell. Speakable and unspeakable in quantum mechanics. (Cambridge: Cambridge Universituy Press, 1987) 133.
Ver por ejemplo A. Rae, "Chapter 5", Quantum physics, illusion or reality? (Cambridge: Cambridge University Press 1986).
J. W. Dunne, An experiment with time (New York: The MacMillan Company, 1949).
B. C. Sproul, "Sacred Time", The Encyclopedia of Religion. Mircea Eliade, ed. (New York: MacMillan, 1987). Ver también M. Eliade, El mito del eterno retorno (Buenos Aires: Emecé, 1952) 34.
J. L. B. "Nueva Refutación del tiempo", Otras Inquisiciones (Buenos Aires: Sur, 1952) 202.
B. S. DeWitt y N. Graham, The Many-Worlds Interpretation of Quantum Mechanics (New Yersey: Princeton University Press, 1973).
F. Capra en su famoso libro The Tao of Physics (Boulder: Shambhala, 1975) cae a mi juicio en esa trampa al sacar conclusiones a partir de ciertos "paralelos" entre la física moderna y antiguos misticismos.