jueves, julio 03, 2008
Ignacio García: CHIQUITA, pero tediosa
No sé cuántos lectores han adquirido y leído ya CHIQUITA, la “novela” de Antonio Orlando Rodríguez, y ganadora del Premio Alfaguara, 2008. Ignoro asimismo cuántos se mordieron los dientes y la lengua, al ver la estafa de que fueron objeto, y cuántos más ya fueron a mal-baratar su libraco a las estanquillos de Viejo. Por lo pronto, los editores, nada tontos, han puesto ya en alerta a algunas librerías, y el libro se ofrece ahora hasta con un 25 % de descuento, avizorando que la vox populi pronto “radiará” que CHIQUITA es todo, excepción de un libro que valga ni los 200 pesos que le etiquetan, y mucho menos el leer sus páginas todas encarameladas.
Alguien dijo que cuando García Márquez escribió CIEN AÑOS DE SOLEDAD, todas las abuelas del continente se volvieron tanto mágicas como milenarias; lo que no se imaginó aquél adivino, fue que Orlando Rodríguez le quisiera hacer a lo García Márquez, tomando como base a un personaje que, en todo el libro, el único atractivo que posee son las dimensiones liliputenses de su cuerpo, y que se quisiera hacer el chistoso aotorgándoles a sus personajes nombres que distan muchísimo de los geniales con los que el colombiano bautizó a sus Amarantas y Remedios.
Decía Chesterton que “una buena novela nos dice la verdad acerca de su protagonista, pero una mala nos dice la verdad acerca de su autor”: Orlando nos dice esa verdad en ambos sentidos. Porque a pesar de los “esfuerzos” del autor por esconder la voz narrativa en un tinterillo (que hace la voz de la CHIQUITA) o a veces en el recuerdo de un viejo llamado Cándido Olazábal, o mediante la biografía de hemerotecas “investigada” por el propio escritor, Orlando no logra penetrar, posesionarse, plagiar ni voz ni sentimiento ni actitud, y menos, lenguaje, de ninguno de los personajes. Mucho menos de su actor principal, la CHIQUITA, cuyo guión discursivo a veces compite con alguno de esos scripts hechos para el Zayas, El Caballo Rojas y, claro, el enano Tun-tún.
Tal parece que Orlando, a la hora de perpetrar este bodrio, tenía en mente (lo cual es válido) más de una novela…Y que la premura de entrega establecida por Alfaguara, el dinero que significa encuadernar ideas sin conexión alguna, y la sacada de fotocopias, le ganaron al escribiente y aplastó al creador que no supo esperar al logro de una obra más elaborada y honesta.
Los refritos de Orlando tienen como señuelo, para que el lector muerda la página, a un (ya se ha dicho) personaje que bien pudo ser cualquiera de nuestros políticos (más graciosos a veces que esa CHIQUITA llamada Espiridiona Cenda) encabezados por el mismo FECAL. Tan miserable es el argumento de este libr(ac)o, que su anzuelo de lujo ---un talismán que la liliputense adquiere como obsequio de un duque ruso (or something like that), en forma de collar---, no se resuelve sino unas 300 páginas después. La historia del “misterioso” talismán (contada por una cofradía de enanos protectores del mismo) y narrado en forma más que somnífera, es tan ídem que hasta la misma CHIQUITA se aburre al oírla; el cuento de la bola con signos y cifras ocultas deja en pañales a Dan Brown con su basura llamada EL CODIGO DA VINCI. ¡N'ombre, qué diferencia!, diría el lector acostumbrado a lecturas como EL CABALLO DE TROYA y otros epígonos no menos sosos y aburridos.
Si el tema central de la novela es la cuasi-biografía de la Chiquita liliputense (cuyas estatura media oscila entre los más o menos 54 cms) éste se vuelve tedioso cuando la máxima aspiración de Espiridiona es (of course) viajar a los United States, sólo para lucir su aguda voz en los voudevilles de la famosa urbe. Claro, en Nueva York, la liliputense no alcanza la fama que obtuvo en Matanzas, Cuba, pues en los escenarios neoyorquinos la actuación de los enanos parece ser la comidilla de todos los días.
Nada más aburrido que leer un libro-diario al que le faltan páginas y éstas son re-llenadas por la “imaginación” del viejo Cándido, cuando no, por el propio Orlando, quien burdamente utiliza pies de página al estilo borgesiano, con la ya sabida diferencia abismal que existe entre el autor del ALEPH y este otro ganador de novelas abaratadas por el jurado calificador.
Porque si este jurado premia a alguien por lo curioso del personaje central, lo mismo hubiera sido el condecorar a otro escritor que aludiera a Dumbo, el elefante volador, quien, para disipar dudas, hubiera puesto notas al pie, en las que consigna no saber si de verdad el elefante volaba o no.
Pero, digámoslo así: fuera de que CHIQUITA sea novela o no, pasquín o papel de baño para unos 16 meses, lo que sorprende es que Alfaguara haya otorgado el premio a esta bazofia literaria. De verdad, ¿entre los más que 500 libros enviados a concurso, no había algo mejor que esta literatura de tan bajo calibre? Existen dos respuestas posibles a esto: Si, no las hay o las hubo o ya no las van a haber ¡qué mal andamos en eso de escribir novela en español! ¿Es CHIQUITA, con todo y su mala descripción y errores (incluso de cálculo matemático que hasta en “Tierra de gigantes” hubieran advertido) es esto, preguntamos, lo que nos avala delante de la literatura en otras latitudes? ¡Pues qué miseria!
La otra respuesta (la más creíble) es: “Sí, por supuesto…exisitieron novelas que rebasaban en calidad e ingenio a CHIQUITA hasta con un 99.9 %... De eso no hay duda,. Pero... pero”.
Ya se sabe: el capitalismo cabalgante, el mercantilismo que enajena, la pre-disposición, no rara en este tipo de concursos, se interpreta como: “Dicen de allá ‘arriba’ que el Premio hay que dárselo a fulano ¿…ehhh?”
Es decir, una vez más la mezcla y aprovechamiento del factor político para privilegiar marmotretos como este de Orlando, en nombre de sacarle jugo a la batidora política, se pone de manifiesto.
¿No resultaría oportuno que ahora que el dictador Fidel (el de Cuba) va en picada, nos hagamos del momento, y se vaya preparando el terreno e introyectando en la mente burguesa y de corta reflexión, que en New York también hace aire “cubano”? Qué mejor oportunidad para abrir foro, alfombra roja y uno que otro premio de la misma comunidad cubana en Miami, a quien puede despotricar desde Barnes & Barcle,contra el enemigo número uno del imperio gringo. ¡Pues manos a la obra!
En la lógica matemática (una vez que se termina de leer este papel empastado), parece no haber duda de que existe alguien más creativo que Orlando, que posee mayor imaginación, mejor herramienta experimental, un argumento mucho más seductor y hasta un mejor sesgo en eso de llamar la atención del lector con alguna falta de ortografía.
Lamentablemente, jamás sabremos si hubo otras 499 mejores obras que CHIQUITA. O a lo mejor sí; cuando la propia brutalidad de la editorial premiadora, publique los libros “nominados”, y nos encontremos con que el desaseo en esos libros de "segunda" (los casi ganadores) no es tan evidente como resulta ser en la “mejor novela”…No cabe duda que ha sido “la mano que mece la cuna” quien nos hizo tragar cerca de 500 páginas, sólo para ver si así aprendemos que lo mejor de un libro es siempre la portada,
Como sea, sigo pensando que el lector es siempre más poderoso que el escritor: puede darle vuelta a las páginas que no le gustan, tirar por el retrete la tal novela, o, en un acto de maldad bien permitido, regalarlo al peor de sus enemigos.
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5 comentarios:
Ignacio:
No puedo dar un punto de vista completo acerca de "Chiquita". (Aún no lo termino de leer). Lo que puedo contarte es que este libro llegó a mis manos de una forma muy especial: Un obsequio inesperado.
En cuanto supe que la novela ganadora del premio Alfaguara 2008 ya estaba a la venta sentí un enorme deseo de adquirirla. Alguien me dijo: "No la compres, te la regalo". Esperé a tenerla en mis manos y comencé a leer...
"Parece ser un buen libro", pensé. Espidridiona Cenda, la protagonista, parece ser un personaje fuerte a pesar de su baja estatura. El lenguaje del autor es "light"; utiliza al anciano Cándido para hacer el truco de cambio de narrador.
En sí, lo comentamos ya hace una semana, a la "Chiquita" se le puede sacar bastante provecho; le faltó al autor, ingenio y astucia para poder acaparar la atención del lector.
Te preguntas si entre los quinientos manuscritos enviados había algo mejor. Estoy de acuerdo contigo en la segunda respuesta: Con seguridad concursaron mejores historias.
Lourdes Franyuti.
Estimado Maestro: no tengo derecho a opinar sobre el citado libro, pues no lo he leído.Temo que, como escribió Lin YuTang "creo saber lo que quiero. He aquí las cosas que me harían feliz: una atmósfera llena de olor de los libros y de aromas inexplicados. Una gran variedad de libros, pero no demasiados...sólo aquellos que pueda leer o que vaya a leer de nuevo, contra la opinión de todos los críticos literarios del mundo"...Casi siempre elijo un poemario y no una novela si tengo que decidir lo que voy a comprar, nunca se lee bastante poesía. Y después de todo, La Eneida, La Divina Comedia, Alicia en el país de las maravillas, El Paraíso Perdido, La Biblia son poemas. Bueno, nada más comento que hace unos años, por experiencias que he tenido, creo firmemente en el principio de incertidumbre: por ejemplo, yo quería hacer una especialidad médica y presenté examén en cuatro ocasiones hasta que finalmente lo conseguí. Todo mundo me decía que ese examen sólo lo pasabas "con palancas" y yo no tenía ninguna. Que pensara en hacer algo más. Pero seguí insistiendo...y lo conseguí. Y hace unos años, trabajaba con un psiquiatra, que también escribe y creo que actualmente a eso se dedica, que concursó en la misma convocatoria de Alfaguara que Elena Poniatowska, dicen (no él sino otros que lo conocen) que quedó en segundo lugar después de ella, que hubiera ganado pero que "quisieron ayudar a la escritora que andaba de capa caída". Compré La piel del cielo por curiosidad y por La noche de Tlatelolco... no sé en qué "quisieron ayudarla" pues debe ser muy triste tener que "ser ayudada para seguir vigente en la literatura". Su novela no me gustó, nada quedaba de lo que yo recordaba haber leído de joven en La noche de Tlatelolco. No para mí. Pero tampoco he leido nunca el libro de este colega, aunque tiene una página en Internet y su libro se vende ahí. Y para terminar, en otra ocasión, cuento que gané un premio de poesía (diríase que internacional) entre 300 poetas de todo el mundo en un encuentro anual que tiene sede en la región montañosa de Oaxaca. Ni siquiera sabía que al mandar mi trabajo entraría a concurso, ni conocía al jurado, ni nadie pudo hablar en mi favor, así que cuando me avisaron (el día mismo de la premiación) fue una gran sorpresa. El premio era ¡un viaje a París! y la promoción de mi trabajo por allá. Fui sola, por la premura del tiempo (hasta tuve que pedir permiso en mi trabajo). Y debo decir que es una situación terrible oír hablar de una, de la forma en que oí hablar (ya que me senté entre el público a esperar el anuncio, pues no conocía a nadie, ni a los organizadores, ni sabía como presentarme, en fin). Decían que era de Costa Rica, creo, de algún lugar exótico (pues mi poema trata del mar, de Veracruz, iniciado en los talleres de la Salvador Díaz Mirón con ustedes, lo había sacado de un texto mezcla de narrativa y poesía y que hablaba de mi duelo resuelto al fin en aquella época por la patria de la cual estaba exiliada) ¡mi poema era artificial, fundado en la técnica, dijeron¡ mi poema que era yo con todo lo que más dolía era para ellos técnica, no sentimiento¡ ¡pues por eso había ganado¡ Eso dijeron, Maestro, y no lo olvido...porque desde entonces sé que a veces, una debe analizar todas las realidades, y escuchar para no pensar que todo es falso y por eso se gana un concurso, y que no siempre es imposible alcanzar las estrellas, y que el mundo está hecho de esas trampas, de no ver las posibilidades y de asumir una sola realidad.
Ay! Pero también, quién le manda a engañarse y comprar libros "premiados". Esos 200 pesos hubieran pagado otros placeres, más terrenos y, por lo mismo, más útiles. ¡Salud!
p.d. Se le extraña poeta
Nachito:
Miguel Mejides publicó hace algunos años un libro de cuentos titulado Las ciudades imperiales. El primer cuento se llama "El hombre de ninguna parte" y cuenta la historia de un tipo enmarañado en una red de enanitos que controlan el mercado negro de La Habana a través de túneles subterráneos.
Es un cuento en verdad delicioso, por momentos incluso aterrador. Vaya, te lo digo como consuelo. Hay otros chiquitos en Cuba más interesantes!
Lo curioso con Chiquita, si bien no he leído la novela y todas las críticas que he escuchado son negativas, es la repercusión que ha tenido en Cuba. Mira: http://desdecuba.com/generaciony/?p=309
ojalá puedas darle un vistazo.
Saludines!
Peni
Hola. Yo terminé de leer (a duras penas) el libro hace dos semanas y, efectivamente, es una gran PORQUERIA. Creo que más interesante era buscar el nombre de Chiquita en Google.
jm
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