En la proximidad de las vísperas del trigésimo aniversario de su muerte sentí la necesidad de iniciar la campaña para publicar las cartas que me había escrito Gombrowicz. Como hacía poco tiempo que "Tusquets" había publicado "Bacacay" me dirigí a España. Pasadas unas semanas recibí una carta de la Bestia Catalana.
"(...) estamos gestionando con Rita Gombrowicz su autorización para la publicación del conjunto de cartas que Witold Gombrowicz le fue escribiendo a partir de su retorno a Europa. Legalmente, el derecho internacional sobre la propiedad intelectual prevé que la reproducción pública de la correspondencia de un escritor debe ser autorizada por él mismo o sus herederos (...) En cuanto tengamos respuesta de la Sra. Gombrowicz, se la comunicaremos. Entretanto, le agradecería tuviera paciencia, ya que estas cosas nunca suelen resolverse de la noche a la mañana (...)"
Y dos meses después.
"(...) a la agencia italiana ALI, agentes de Rita Gombrowicz. Como puede comprobar, nos dicen que Rita Gombrowicz está preparando un volumen con toda la correspondencia de su marido con sus corresponsales argentinos, por lo que se opone a que se haga antes un volumen con un único corresponsal, en este caso usted (...)"
Éste era el segundo zarpazo que me estaba dando la Vaca Sagrada, el primero me lo había asestado cuando me escribió que dejara de enviarle las cartas que me había escrito Gombrowicz a los hijos ilegítimos. Como no podía entrar por la puerta intenté entrar por la ventana y la mandé a la Bestia Catalana las cartas que yo le había escrito a Gombrowicz.
"Para ser franca contigo de inmediato, o sea, antes de leer tus cartas a Gombrowicz, te digo que no me interesa publicarlas, ni aquí en España, ni en la Argentina (...) Agradezco tu generosidad al decirme que, a pesar de todo, conserve estas cartas ‘para mis noches de insomnio’ que, por suerte, son escasas (...)"
Decidí probar otra suerte, ya que no podía entrar por la puerta ni por la ventana en la península ibérica tenía que ver que pasaba en la península itálica, entonces le escribí a la Dolce de "Giangiacomo Feltrinelli". La Dolce me escribió que la evaluación editorial de mi propuesta se la había pasado a Francesco Cataluccio. Enseguida supe que estaba perdido, el Cagamármoles había convencido a la Vaca Sagrada de que publicara "Curso de filosofía en seis horas y cuarto", un mamotreto que conmovió hasta las lágrimas al Boxeador Amateur; me quedé esperando el ruido del trueno después de haber visto la luz del rayo. Y así fue.
"(...) Cataluccio le escribirá personalmente porque existen problemas (¿con los herederos?, ¿con la mujer?) para la publicación. Te he hecho mandar "Una giovinezza in Polonia" (...)"
Cuando la Hierática publicó en Emecé "Cartas a un amigo argentino" le mandé un ejemplar a la Dolce.
"Te agradezco mucho "Cartas a un amigo argentino" que acabo de recibir y que llevaré conmigo para leerlo en las vacaciones"
Pasó el tiempo, más de diez años, el volumen con toda la correspondencia de los corresponsales argentinos todavía no apareció, pero en el año 2004 la Vaca Sagrada lo autorizó al Régisseur Fanfarrón para que publicara las cartas que le había escrito Gombrowicz, y en el año 2005 lo autorizó al Buhonero Mercachifle, y yo no sigo esperando porque la Hierática me dio una mano. Cuatro mujeres: la Bestia Catalana, la Dolce, la Hierática y la Vaca Sagrada dejaron su perfume en la campaña de las cartas.
Las fotos de la Bestia Catalana y de la Vaca Sagrada que aparecen en este gombrowiczidas tienen algo de tanático, del análisis cuidadoso del rostro de estas dos mujeres se puede deducir la conducta que tuvieron conmigo. El rostro de la Hierática, en cambio, es transparente y eurítmico, por eso siempre ha tenido conmigo la paciencia de una santa.
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