La búsqueda espiritual de John Lennon
(Primera de 2 partes)
Por Ignacio García
Para Juan Joaquín Pérez-Tejada
Hypocrite lecteur, Mon frère, Mon ami
La entrega
Son las seis de la tarde, y a la puerta toca DHL. Espero hallarme con el desperdicio de Vicente Fox haciendo su numerito de “Entregas y te vas”, pero, para fortuna mía, esta vez se trata de un joven que me hace firmar la entrega de un libro de regalo de año nuevo que un amigo de Azusa Pacific University me envía desde allá. Devoro las páginas…
Uno
Para nadie es un secreto que cuando se publicó Sergeant Pepper`s Lonely Hearts Band (1967), ya la imagen de Los Beatles había cambiado totalmente en look, música y búsqueda espiritual. Acababan de regresar de su estancia con el Maharishi, y dos años después Harrison grababa su My Sweet Lord con fondos corales de un mantra hindú del Hare Krsna.
Ahora, el veterano periodista Steve Turner, se da a la tarea de seguir las huellas espirituales (como grupo e individuales) de los “melenudos” de Liverpool, en un libro titulado The Gospel According with The Beatles, dentro de un marco histórico-cultural, de religión comparada y deducción biocrítica. “El evangelio de Los Beatles se halla en conformidad a un credo ortodoxo, pero en su anhelo de trascendencia”, apunta Turner.
El periodista inicia su reportaje aludiendo al furor causado por aquellas “infamantes” declaraciones de 1966, vertidas por Lennon en el sentido de que “Los Beatles eran, en ese momento, más famosos que Jesucristo”, y entonces compara esto con la popularidad ganada por los Fab Four (1), quienes a través de historias de tipo chamánico han ganado gran popularidad entre un público inmerso en lo agitado de la política, la cultura, la filosofía y la religión.
Si bien Turner, de forma sutil, evita la tentación de encajonar los anhelos beatlemaníacos de paz y unidad como algo emblemático del evangelio cristiano, no deja de decir, por ejemplo: “Ellos fueron escépticos y aun ajenos a la iglesia; no obstante, muchos de sus cantos aluden a la creencia en el amor, la paz, la esperanza, la verdad, la honestidad, la libertad, la trascendencia, que no son sino formas secularizadas de las enseñanzas cristianas”.
Para Juan Joaquín Pérez-Tejada
Hypocrite lecteur, Mon frère, Mon ami
La entrega
Son las seis de la tarde, y a la puerta toca DHL. Espero hallarme con el desperdicio de Vicente Fox haciendo su numerito de “Entregas y te vas”, pero, para fortuna mía, esta vez se trata de un joven que me hace firmar la entrega de un libro de regalo de año nuevo que un amigo de Azusa Pacific University me envía desde allá. Devoro las páginas…
Uno
Para nadie es un secreto que cuando se publicó Sergeant Pepper`s Lonely Hearts Band (1967), ya la imagen de Los Beatles había cambiado totalmente en look, música y búsqueda espiritual. Acababan de regresar de su estancia con el Maharishi, y dos años después Harrison grababa su My Sweet Lord con fondos corales de un mantra hindú del Hare Krsna.
Ahora, el veterano periodista Steve Turner, se da a la tarea de seguir las huellas espirituales (como grupo e individuales) de los “melenudos” de Liverpool, en un libro titulado The Gospel According with The Beatles, dentro de un marco histórico-cultural, de religión comparada y deducción biocrítica. “El evangelio de Los Beatles se halla en conformidad a un credo ortodoxo, pero en su anhelo de trascendencia”, apunta Turner.
El periodista inicia su reportaje aludiendo al furor causado por aquellas “infamantes” declaraciones de 1966, vertidas por Lennon en el sentido de que “Los Beatles eran, en ese momento, más famosos que Jesucristo”, y entonces compara esto con la popularidad ganada por los Fab Four (1), quienes a través de historias de tipo chamánico han ganado gran popularidad entre un público inmerso en lo agitado de la política, la cultura, la filosofía y la religión.
Si bien Turner, de forma sutil, evita la tentación de encajonar los anhelos beatlemaníacos de paz y unidad como algo emblemático del evangelio cristiano, no deja de decir, por ejemplo: “Ellos fueron escépticos y aun ajenos a la iglesia; no obstante, muchos de sus cantos aluden a la creencia en el amor, la paz, la esperanza, la verdad, la honestidad, la libertad, la trascendencia, que no son sino formas secularizadas de las enseñanzas cristianas”.
En esta reseña, más que ponderar la vida de los otros tres Beatles, centraré la atención del lector en la búsqueda espiritual a la que se dedicó John Lennon antes de su muerte.
Dos
Las supersticiones no faltan. En su reportaje, Turner hace constar cómo Yoko Ono viajó, junto con John Green, a encontrarse con una bruja en Colombia para hacerse una suerte de “limpia” que incluyó el sacrificio de una paloma (cual debe de ser), y por cuya ceremonia a lo Catemaco pagó la suma de 60 mil dólares. A su regreso a Nueva York, Yoko insistió en volar primero a Los Angeles y de ahí a su ciudad, para evitar la mala fortuna si volaba en dirección noreste. No cabe duda, de que las hay, las hay…Y se muestran públicas.
Por otro lado, Turner apunta que John Lennon era un adicto a la TV, desde la cual percibía la realidad del mundo. Unos de sus programas favoritos era escuchar a los tele-evangelistas Pat Robertson, Billy Graham, Jim Bakker, y Oral Roberts (2). En 1972 Lennon había escrito una carta a Roberts confesándole su adicción a las drogas y su miedo a enfrentarse con los problemas cotidianos de la vida. Le expresó al reverendo su arrepentimiento por haber dicho (allá en 1966) que Los Beatles eran más famosos que Jesús, e incluyó en la misiva un donativo para la Oral Roberts University; no sin antes citar aquella frase de "money can't buy me love" (el dinero no me puede comprar el amor) de la canción del mismo nombre; y añadió el ex – beatle: "Es verdad. El punto es éste, yo deseo la felicidad. No quiero seguir consumiendo drogas. Una vez Paul (MCartney) me dijo: ‘Yo disfruto verte drogado, pero tú lo lamentarás al final’. Me explicó lo que el cristianismo podría hacer por mí. ¿Podría Jesús amarme? No quiero ir al infierno”.
Dos
Las supersticiones no faltan. En su reportaje, Turner hace constar cómo Yoko Ono viajó, junto con John Green, a encontrarse con una bruja en Colombia para hacerse una suerte de “limpia” que incluyó el sacrificio de una paloma (cual debe de ser), y por cuya ceremonia a lo Catemaco pagó la suma de 60 mil dólares. A su regreso a Nueva York, Yoko insistió en volar primero a Los Angeles y de ahí a su ciudad, para evitar la mala fortuna si volaba en dirección noreste. No cabe duda, de que las hay, las hay…Y se muestran públicas.
Por otro lado, Turner apunta que John Lennon era un adicto a la TV, desde la cual percibía la realidad del mundo. Unos de sus programas favoritos era escuchar a los tele-evangelistas Pat Robertson, Billy Graham, Jim Bakker, y Oral Roberts (2). En 1972 Lennon había escrito una carta a Roberts confesándole su adicción a las drogas y su miedo a enfrentarse con los problemas cotidianos de la vida. Le expresó al reverendo su arrepentimiento por haber dicho (allá en 1966) que Los Beatles eran más famosos que Jesús, e incluyó en la misiva un donativo para la Oral Roberts University; no sin antes citar aquella frase de "money can't buy me love" (el dinero no me puede comprar el amor) de la canción del mismo nombre; y añadió el ex – beatle: "Es verdad. El punto es éste, yo deseo la felicidad. No quiero seguir consumiendo drogas. Una vez Paul (MCartney) me dijo: ‘Yo disfruto verte drogado, pero tú lo lamentarás al final’. Me explicó lo que el cristianismo podría hacer por mí. ¿Podría Jesús amarme? No quiero ir al infierno”.
Roberts le envió una copia de su libro Miracle of Seed Faith (El milagro de la semilla de mostaza) y algunas otras cartas explicándole a Lennon las bases de la creencia cristiana. En su segundo envío, Roberts le decía:
John, nosotros te vimos a ti y a Los Beatles en la TV la primera vez que vinieron a Estados Unidos. Tu talento musical era sorprendente y tu popularidad influyó en mucha gente. Tu influencia llegó a expandirse tanto y de forma tan ponderosa que tu declaración de que ustedes eran más famosos que Jesucristo, pudo haber sido verdad en esos momentos. Pero tú sabes: nuestro Señor dijo que El era eterno. Dice la Biblia que la gentes es como ovejas que no tienen pastor, unas veces siguiendo a uno, otros días a otro, y así. Hay algunos, no obstante, que han recibido a Jesús como su Salvador personal y han sido llenos con el Espíritu Santo. Esa gente ama a Jesús. Para ellos, Él es el hombre más maravilloso y popular que jamás haya existido, porque Él es el Hijo de Dios y su nombre permanece para siempre.
Agradezco a Dios que tú veas las cosas así John, y que finalmente lamentes el pensar que cualquier hombre o grupo pueda ser más famoso que Jesús. Jesucristo es la única realidad; es Él quien dijo: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Así que, ya ves: lo que tratas de decir es que, debido a tus declaraciones no puedes enfrentar la realidad, lo que equivale a no poder enfrentar el amor de Jesús. Lo que he querido decirte en ésta y otras cartas anteriores, es que Jesús, la realidad verdadera, no es difícil de enfrentar. Él dice: “Venid a mí los que estéis cargados y trabajados y yo os haré descansar, porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Me dices, John, que consumes drogas porque no puedes encarar la realidad, te asusta. Recuerda, cuando tú abres tu corazón a Jesús, Él echa fuera todo temor y te da una paz que sobrepasa todo entendimiento.
Esta correspondencia no parece haber tenido efecto alguno, hasta que Lennon confesó en 1977 a un amigo cercano, que se había convertido al cristianismo.
En los meses siguientes Lennon reunió a aquellos cercanos a él para hablarles del Señor, y escribir canciones con títulos como Talkin with Jesus (Hablando con Jesús) y Amen. Este cambio en su vida perturbaron a la Yoko (a quien la “limpia” pareció ser más de bolsillo que de espíritu) quien trató de hablar con John acerca de esto. Ono temía que estas nuevas creencias (y ante la vulnerabilidad de Lennon) lo alejaran del poder que ella ejercía sobre él; y temía que de un día para otro la prensa publicara la historia de John convertido a Jesucristo. El autor de Duoble Fantasy se volvió contra ella, señalando sus practices oscuras en la brujería y el haber puesto sus ojos en el mundo satánico de las tinieblas.
La verdadera razón (ya señalada) era que la Ono temía perder el control sobre la vida de Lennon; si éste llegaba a ser un seguidor de Jesús, muchas de las patrañas ocultistas de Yoko caerían al suelo. En una occasion John se encontró con dos misioneros noruegos a quienes Yoko cuestionó de manera feroz la divinidad de Jesucristo, sabiendo que esta era la doctrina que a muchos seguidores como John, les era más difícil aceptar. Al parecer, los visitantes no contestaron satisfactoriamente y la fe de Lennon comenzó de nuevo a naufragar.
En una de sus canciones inéditas titulada You Saved My Soul (Tú salvaste mi alma) Lennon se refiere a la “muy cercana caída” mientras se siente “solitario y temeroso” en un hotel de Tokio; en un viaje con Yoko en que las barreras del lenguaje y el encierro en el hotel le hacían padecer terribles pesadillas nocturnas. De acuerdo a John Green, John le habría dicho: "Yo permanecía en cama todo el día, no hablaba, no comía, y solo me retría. Sucedió una cosa curiosa: comencé a ver todas estas partes diferentes de mí. Miraba como un templo hundido lleno de muchos espíritus, cada uno pasando a través de mí; cada uno poseyéndome por algunos instantes, para luego ser reemplazado por otro de esos espíritus”.
La imagen es remarcadamente parecida a una narrada por Jesús en Lucas 11. Es difícil imaginar que John no estuviera familiarizado con el pasaje. Jesús le estaba adviertiendo el peligro de permanecer en Él, pues cuando se abandona la comunión con Jesús, un espíritu inmundo viene y habita el alma del creyente: no sólo eso, sino que ese espíritu encuentra la casa (alma) ya barrida, limpia y arreglada, y va por más de sus compinches para habitar esa “casa” del ser humano: la condición de quien se aleja llega a ser peor que antes de haberse unido a Jesucristo.
Sea lo que haya sucedido en Tokio, esto marcó el final del interés personal de John en Jesucristo; y decía: “Tú salvaste mi alma”, pero Yoko “me salvó del suicidio”. Es decir, la “salvación” a la que refiere el canto es una salvación “no por Dios”, sino una salvación “de Dios”.
Desde entonces Yoko volvió a tomar las riendas de la vida de Lennon y a convertirse en la ama se su destino. Lo que no significa que la vida de John haya mejorado un ápice. Se volvió a hundir en la depresión, con una creencia obsesiva de que su creatividad lo había abandonado, y que su vida no tenía un real propósito en este mundo. El único gozo real de John parecía ser la compañía de su hijo Sean.
Ver segunda parte
(1) Un grupo paródico, cuyos integrantes se parecen mucho físicamente a los integrantes de Los Beatles, y que, a través de apariciones de comedia y contando chistes, han causado cierta sensación morbosa entre el público de habla inglesa.
(2) (Hoy convertidos en mercenarios del Evangelio)
1 comentario:
Esta reseña sobre Lennon, me remite a pensar que no cabe duda que somos nuestro propio guia espiritual y que nos programamos positiva o negativamente....según.......Te envío un link a un video sobre lo que llaman "el secreto", y aunque es dramatizado y algunas cosas me parecen absurdas, el fondo de esta creencia no esta tan jalado de los pelos, tengo una hermana
terapeuta de holographic reppartening (o algo así) que trabaja con la sintonía de las frecuencias de onda molecular con tu cuerpo y tus broncas, con resultados que aún me cuesta creer, pero que he visto y es muy
interesante, este video es algo similar.
A ver que te parece.
Lourdes Azpiri
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