Historia de poesía porteña
Foto: Mujer Porteña de Manuel Salinas Arellano, de su exposición virtual Huellas de luz
En 1991 se llevó a cabo el II Encuentro de escritores del puerto. Para entonces, existía también el Taller de Poesía en la Casa Salvador Díaz Mirón, y a ella acudían gente como Mary Carmen Gerardo, Marisol Robles, Juan Joaquín Pérez-Tejada, Jesús Garrido y Jorge Utrera. Como resultado de aquel taller, las dos poetas primero mencionadas, armaron sendas plaquettes (que hoy son ya historia) bajo el sello de "los rollos de el malandrín".
Por su parte, Pérez-Tejada, si bien leyó en aquella ocasión sus poemas, esperó a que Conaculta lo publicara con "Los refranes del jaranero", y luego a ganar el premio de poesía en un certamen convocado con motivo del 50 aniversario de la Universidad Veracruzana.
Presentamos aquí dos poemas de cada uno de ellos, sólo para que la historia y la nostalgia no nos suelten de la mano.
MARISOL ROBLES
(de su libro Sombras de luna)
IV
Palpo el liso
de mis sábanas
Me asfixia
Escapo
cabalgando fantasías
Entre sueños
una virgen muere
XX
Despojada
de sueños
cavo
mi tumba
dejo
en vientre de tierra
eclipses de pieles
signos gastados
de luna
Nadie adivina a Hades
poseerme entre cenizas
A lo lejos
se oye
una canción
de cuna
MARY CARMEN GERARDO
(de su libro Vía sin vuelta)
Hablas
el movimiento de tu boca
paralelo al tráfico
me cimbra con su ruido
Ven...
aleja los escollos
reposa en mi vientre
tu miedo de niño
Muerde el hueco de mi piel
y olvida el mundo
Te escucho
Engullo cada sílaba
gestada en el dolor
Bajo la sombra de un café
del zumbido de otras conversaciones
desdoblo mis manos
aprieto tu incertidumbre
JUAN JOAQUIN PÉREZ-TEJADA
(de su libro La casa de la pereza)
La novia del mar
I
El velo transpartente permite entrever sus facciones
Gala de aire y sal
Un deseo escrito por acuarelas
maquilla su feminidad
mascarón de carabelas rimas
El mar ya pisa tierra firme
Un arpa de olas interpreta los himnos compuestos
por el airón real
II
El mar se enamora de ti
porque arder es su significado
cordillera sin trama
porque la montaña mira al océano
con los ojos de la asfixia
semejanza fluvial de valles y playas
tu altura al mar lo llena de equilibrio
Eres tierra adentro
lo imponderable
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