Libros del rincón: Una inspiración para escribir
“Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres”
Heinrich Heine, escritor Alemán
La primera vez que recibí la colección de los Libros del Rincón hasta brinqué de alegría. En aquel entonces, mi jardín era de reciente creación, rural, unitario, de bajos recursos y tenía muy pocos libros en mal estado. Lo confieso, no resistí la tentación, abrí la caja y leí los libros antes de presentárselos a mis alumnos.
Cuando llegué al salón con la caja, dije a mis niños (como solemos llamarles las educadoras) que lo que había en esa caja era una agradable sorpresa, algo muy bonito que nos serviría en nuestras actividades diarias.
Fui presentando uno a uno cada libro, mencionando el título, nombre del autor y un breve comentario sobre el contenido de cada uno. Los niños recibieron con igual entusiasmo la colección de libros: ¡Hasta aplaudían y gritaban cada vez que mostraba uno! Los hojearon, me pidieron que leyera algunos y desde entonces los hicimos parte de nuestra cotidianeidad.
Los niños se fueron familiarizando con los libros. Todos los días leíamos uno y los repetíamos cuando ya los habíamos agotado; ellos podían llevarlos a casa si se responsabilizaban del cuidado; creamos círculos de lectura donde una vez a la semana la mamá de cada niño leía un cuento; los niños también contaban cuentos a sus compañeros: pese a no saber leer, utilizaban las mismas palabras que los autores plasmaban en los libros.
Un día, platicando con ellos, se nos ocurrió hacer nuestros propios libros para acrecentar nuestra biblioteca escolar y así lo hicimos. El primero fue una antología de “terror”, pues a ellos les gustaban las historias, leyendas y relatos de “espanto” que se contaban en la comunidad.
Los niños con sus padres inventaron y recopilaron historias que contaba la gente. En clase leímos los relatos, platicamos sobre ellos y concluimos que las historias eran producto de la imaginación, que la gente las inventaba para divertirse y entretenerse. También hicimos un cuento de “terror” colectivo: cada niño inventó una parte de la historia y después la escribimos para incorporarla en la antología, ellos dieron rienda suelta a la imaginación, pues el cuento resulto ser realmente una “espeluznante historia de horror”. Como integrante del proyecto también tuve que darme a la tarea de escribir mi propio cuento.
Los padres escribían y se encargaban de dar la mejor presentación al escrito, la educadora lo corregía y los niños ilustraban los relatos. Los alumnos se encargaron de la encuadernación: había que pegar las hojas en cartulina, después las hojas de cartulina entre sí, adornar cada hoja, hacer una portada con título y nombre de los escritores, un índice, una introducción con el objetivo de la antología y conclusión a la que habíamos llegado. En fin, todo un trabajo en equipo, coordinado y entusiasta.
Desde entonces, cada año hacemos una antología diferente. El año siguiente nuevamente fueron historias de terror, pues el éxito de la antología pasada había sido tanto que los niños de la siguiente generación estaban enterados y querían hacer su propia antología. Después hicimos una de historias de amor, donde los niños contaban la manera en que sus padres se habían enamorado. También hicimos una más de anécdotas chistosas, la mayoría contó anécdotas familiares de situaciones cómicas y otra de historias reales de amistad. Ahora, los niños están tan acostumbrados a ver los productos de ellos y de sus compañeros que con mucha facilidad proponen hacer antologías con diferentes temas como recetas de cocina, versos, poemas, rimas, calaveras, etc.
Creo que los Libros del Rincón fueron la inspiración para que en mi jardín se inculcara el gusto por la lectura y escritura, aunque también es importante el interés que cada educador tiene al respecto, pues el gusto se contagia a los alumnos. Incluso el impacto se nota en los propios padres, quienes se van interesando por leer y comprender que la lectura es un hábito que nos debe acompañar por el resto de nuestras vidas, pues nos da herramientas para pensar y actuar mejor.
Estoy convencida que la lectura nos hace mejores ciudadanos y mejores seres humanos, pues alguien sensible a las letras es sensible a los problemas y situaciones que se presentan diariamente. La lectura forma personas tolerantes y respetuosas, pues aprendemos a escuchar y comprender lo que el otro tiene que decir. El ejercicio de lectura nos sirve para pensar con agilidad, encontrar mejores soluciones, dar más y mejores propuestas, pues se tiene una visión más amplia de las cosas, nos ayuda a expresarnos con claridad, a ordenar nuestras ideas, a relacionarlas con nuestra vida y a disfrutar más de ella.
NOTA
“Donde se quiere a los libros también se quiere a los hombres”
Heinrich Heine, escritor Alemán
La primera vez que recibí la colección de los Libros del Rincón hasta brinqué de alegría. En aquel entonces, mi jardín era de reciente creación, rural, unitario, de bajos recursos y tenía muy pocos libros en mal estado. Lo confieso, no resistí la tentación, abrí la caja y leí los libros antes de presentárselos a mis alumnos.
Cuando llegué al salón con la caja, dije a mis niños (como solemos llamarles las educadoras) que lo que había en esa caja era una agradable sorpresa, algo muy bonito que nos serviría en nuestras actividades diarias.
Fui presentando uno a uno cada libro, mencionando el título, nombre del autor y un breve comentario sobre el contenido de cada uno. Los niños recibieron con igual entusiasmo la colección de libros: ¡Hasta aplaudían y gritaban cada vez que mostraba uno! Los hojearon, me pidieron que leyera algunos y desde entonces los hicimos parte de nuestra cotidianeidad.
Los niños se fueron familiarizando con los libros. Todos los días leíamos uno y los repetíamos cuando ya los habíamos agotado; ellos podían llevarlos a casa si se responsabilizaban del cuidado; creamos círculos de lectura donde una vez a la semana la mamá de cada niño leía un cuento; los niños también contaban cuentos a sus compañeros: pese a no saber leer, utilizaban las mismas palabras que los autores plasmaban en los libros.
Un día, platicando con ellos, se nos ocurrió hacer nuestros propios libros para acrecentar nuestra biblioteca escolar y así lo hicimos. El primero fue una antología de “terror”, pues a ellos les gustaban las historias, leyendas y relatos de “espanto” que se contaban en la comunidad.
Los niños con sus padres inventaron y recopilaron historias que contaba la gente. En clase leímos los relatos, platicamos sobre ellos y concluimos que las historias eran producto de la imaginación, que la gente las inventaba para divertirse y entretenerse. También hicimos un cuento de “terror” colectivo: cada niño inventó una parte de la historia y después la escribimos para incorporarla en la antología, ellos dieron rienda suelta a la imaginación, pues el cuento resulto ser realmente una “espeluznante historia de horror”. Como integrante del proyecto también tuve que darme a la tarea de escribir mi propio cuento.
Los padres escribían y se encargaban de dar la mejor presentación al escrito, la educadora lo corregía y los niños ilustraban los relatos. Los alumnos se encargaron de la encuadernación: había que pegar las hojas en cartulina, después las hojas de cartulina entre sí, adornar cada hoja, hacer una portada con título y nombre de los escritores, un índice, una introducción con el objetivo de la antología y conclusión a la que habíamos llegado. En fin, todo un trabajo en equipo, coordinado y entusiasta.
Desde entonces, cada año hacemos una antología diferente. El año siguiente nuevamente fueron historias de terror, pues el éxito de la antología pasada había sido tanto que los niños de la siguiente generación estaban enterados y querían hacer su propia antología. Después hicimos una de historias de amor, donde los niños contaban la manera en que sus padres se habían enamorado. También hicimos una más de anécdotas chistosas, la mayoría contó anécdotas familiares de situaciones cómicas y otra de historias reales de amistad. Ahora, los niños están tan acostumbrados a ver los productos de ellos y de sus compañeros que con mucha facilidad proponen hacer antologías con diferentes temas como recetas de cocina, versos, poemas, rimas, calaveras, etc.
Creo que los Libros del Rincón fueron la inspiración para que en mi jardín se inculcara el gusto por la lectura y escritura, aunque también es importante el interés que cada educador tiene al respecto, pues el gusto se contagia a los alumnos. Incluso el impacto se nota en los propios padres, quienes se van interesando por leer y comprender que la lectura es un hábito que nos debe acompañar por el resto de nuestras vidas, pues nos da herramientas para pensar y actuar mejor.
Estoy convencida que la lectura nos hace mejores ciudadanos y mejores seres humanos, pues alguien sensible a las letras es sensible a los problemas y situaciones que se presentan diariamente. La lectura forma personas tolerantes y respetuosas, pues aprendemos a escuchar y comprender lo que el otro tiene que decir. El ejercicio de lectura nos sirve para pensar con agilidad, encontrar mejores soluciones, dar más y mejores propuestas, pues se tiene una visión más amplia de las cosas, nos ayuda a expresarnos con claridad, a ordenar nuestras ideas, a relacionarlas con nuestra vida y a disfrutar más de ella.
NOTA
El presente texto fue seleccionado para el 5º Encuentro Estatal de Docentes “Más allá de la lectura, está el compartir”, sobre experiencias con libros del Rincón en educación básica.
Nancy Alejandra Ortiz Ochoa es Educadora y estudiante de Sociología
3 comentarios:
Para mi es un gusto muy especial leer este comentario sobre los Libros del Rincón. Saber que llegan a las escuelas, que se usan y se comparten es un gusto de gourmet. Para cambiar el mundo no se necesitan grandes acciones, leer y comaprtir lo leido, escribrir sobre lo leído y leérselo a alguien más ¿qué más? Gracias Nancy por compartir tu experiencia, Juan Joaquín Pereztejada
Gracias. También estoy convencida que el mundo cambia a partir de pequeñas acciones. Dar un poquito más de lo que se nos exige puede ser la diferencia. saludos.
Nancy Ortiz
Hola me mandaron un comentario a mi correo, pero entro en la bandeja de basura y sin querer lo borre. era alguien que tiene un proyecto parecido al mio y leyo mi texto en este blog. me parece que tiene un blog sobre san andres tuxtla. vuelvo a mandar mi correo
vtereskova@hotmail.com.
saludos
Nancy Ortiz
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