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martes, enero 16, 2007

Claustro de Sor Juana: Negocio Familiar


Judith Amador Tello
(Proceso)


La historia del rescate de este edificio donde se formó la monja jerónima es controvertida. Primero fue Margarita López Portillo, quien creó una asociación civil en el sitio, amparada por su hermano, el presidente de la República. Después vino Carmen Beatriz, la sobrina, quien es la actual directora de la universidad que se aloja ahí. En entrevista, ésta niega que los parentescos y el poder hayan tenido alguna influencia.Cuando hace un par de meses la Iglesia católica pretendió que se le otorgaran los edificios del extemplo y convento de San Jerónimo, esgrimiendo que la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ) persigue fines de lucro y no educativos, la rectora Carmen Beatriz López-Portillo se defendió mal, pues argumentó que las colegiaturas de sus alumnos (30 mil pesos semestrales) eran similares a las pagadas por los de la UNAM.Resuelto ya el conflicto con la garantía por parte del anterior secretario de Gobernación, Carlos Abascal, de no retirar los inmuebles a la universidad, López-Portillo (sic) explica que la comparación se refirió más bien al costo que para el erario representa la formación de un alumno en la universidad pública, y reitera que la Universidad del Claustro no tiene fines de lucro, sino de servicio.


Más aún, Carmen Beatriz niega enfáticamente que la institución de educación superior, cuyo antecedente fue la asociación civil Claustro de Sor Juana, fundada por su tía Margarita López Portillo y Pacheco, sea un negocio familiar creado al amparo de la presidencia de José López Portillo, quien firmó el decreto para que tal asociación pudiera hacer uso del monumento donde se formó Sor Juana Inés de la Cruz.


Durante la controversia por la posibilidad de que el ahora expresidente Vicente Fox entregara los edificios de San Jerónimo a la Iglesia católica, un grupo de 340 intelectuales firmó en su momento una carta en apoyo a la labor educativa de la universidad privada, entre ellos Mario Bellatín, Margo Glantz, Andrés Henestrosa, Marta Lamas, Guadalupe Loaeza, Alejandra Moreno Toscano, Carlos Monsiváis, Héctor Vasconcelos y Ramón Xirau.Pues nadie que defienda el Estado laico aceptaría la devolución a la Iglesia de los bienes expropiados mediante las Leyes de Reforma. De hecho, la ley no lo permite, aunque está el caso del Antiguo Oratorio de San Felipe Neri el Viejo –entregado en comodato a la Asociación Civil Manuel Toussaint, presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera y dirigida por el presbítero Armando Ruiz–, cuya legalidad quedó en entredicho.


En 1994, durante la gestión de Rafael Tovar y de Teresa (exesposo de Carmen Beatriz López-Portillo) al frente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), se hizo público el decreto firmado por el presidente Carlos Salinas de Gortari, que destinaba el inmueble al servicio de la Secretaría de Educación Pública, a fin de que pudiera utilizarlo la asociación civil de la Universidad del Claustro.Entrevistada en la rectoría, Carmen Beatriz se remonta a los antecedentes del rescate para reforzar su argumentación de que no se trata de un negocio familiar. Cuenta la abogada que hacia 1968 un grupo de gente, entre ellos su tía Margarita y el historiador Francisco de la Maza –quien había intervenido el edificio en 1963 en un primer intento–, expresaron su preocupación porque el edificio se deterioraba “a pasos agigantados”, y estaba siendo saqueado para vender en partes su herrería y cantera.


A mediados de los años setenta, se reunieron con el entonces presidente Luis Echeverría para plantearle la necesidad de rescatar el inmueble, cuyos espacios habían sido hospital, cuartel, vivienda, talleres, sede de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios, y hasta del famoso salón de baile Smyrna Dancing Club, inaugurado por Antonieta Rivas Mercado. Así se decidió la expropiación del exconvento (el templo ya era propiedad de la nación) y en 1975 se iniciaron labores de restauración.Y lo que en la época llamaban “el dedazo”, es considerado por la rectora como una cuestión de azar, quien prosigue su relato:“Da la casualidad, la suerte o qué sé yo, que el sucesor de Echeverría es mi padre, y quien estuvo a la cabeza de estos trabajos de restauración en la época de Echeverría fue mi tía Margarita. Ella apoya entonces este trabajo, se crea un patronato, se hace la restauración en 1979 y se funda una asociación civil con el propósito de realizar actividades académicas y culturales. Se pensó en un centro académico y cultural para darle vida al edificio, y promover el conocimiento de la vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz.”La fundación de la asociación civil presidida por Margarita López Portillo causó, en su momento, una gran polémica. Escribió la crítica de arte Raquel Tibol en febrero de 1977 (Proceso 14), al inaugurarse la muestra La colección Armand Hammer en el Palacio de Bellas Artes, en beneficio del Claustro:“La manera como la colección Hammer entra a México ha venido a romper cualquier esperanza sobre la austera coherencia que las circunstancias aconsejan.


Cuando el país está remecido por la crisis, no es función del gobernante debilitar las instituciones estatales, sino fortalecerlas. ¿Por qué relegar al Instituto Nacional de Bellas Artes y darle el crédito a una asociación civil como lo es el Claustro Sor Juana Inés de la Cruz? ¿Sólo porque lo preside la hermana del presidente, la escritora Margarita López Portillo? ¿No es suficiente responsabilidad de esta intelectual estar al frente de la recién creada Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía?”SuspicaciasLuego, en 1991, Margarita López Portillo invitó a Carmen Beatriz a hacerse cargo de la dirección general, con lo cual –dice la abogada– la institución transitó de una universidad “menos formal” a una donde participan cuerpos colegiados y las decisiones “se toman más horizontalmente”, pues pasó de ser una especie de feudo a un espacio más parlamentario.–La historia de cómo pasó el claustro a sus manos y el que la restauración se hiciera cuando su padre fue presidente, ha generado suspicacias.–Claro, quiero comentar una cosa: El decreto que da destino al espacio le da el uso a la Secretaría de Educación Pública para que, a través de la Universidad del Claustro, realice sus actividades. Por eso digo que la universidad no es un negocio, todo lo que ingresa lo destinamos a la universidad misma.“No sé si valga la pena decirlo, pero durante muchos años trabajé en esta universidad sin cobrar un sueldo, mi familia y yo dimos recursos para que sobreviviera mucho tiempo. Lo que saco de aquí es mi sueldo y nada más, no es un negocio.”


Añade López-Portillo que tanto ella como su familia han donado a la universidad muebles, libros y otros materiales, entre ellos el acervo del Museo de la Indumentaria, que perteneció a su madre Carmen Romano de López Portillo.Su sueldo, dice, es de 80 mil pesos mensuales, “bastante moderado en comparación con otros rectores de universidades, particulares o públicas”. Según la página web de transparencia de la UNAM, por ejemplo, el rector Juan Ramón de la Fuente recibe un sueldo de 134 mil 738 pesos.–Si su padre no hubiera sido el presidente, ¿les habría costado más trabajo que un edificio tan grande y emblemático, en el cual el gobierno de la República invirtió en su restauración, pasara a manos de su propia familia?–En primer lugar, no somos propietarios del inmueble, es una propiedad de la nación, nosotros lo que hacemos es usarlo. Hay alrededor de aquí muchos edificios restaurados por el gobierno y que después no hubo quién los pudiera mantener y se volvieron a deteriorar. Es decir, no sé quién estaría dispuesto a invertirle a un edificio como éste la cantidad de recursos que requiere para mantenerlo.

Dice no saber qué habría sucedido si su padre no hubiera sido presidente de la República, tal vez el grupo encabezado por De la Maza no hubiera tenido eco y el edificio se hubiera perdido como otros inmuebles coloniales de la zona, pues –dice– hasta ahora que se reactivó el Fideicomiso del Centro Histórico se está dando la posibilidad de rescatarlos.Entonces relata que en alguna ocasión su tía Margarita fue a ver al secretario de Educación Pública, que en ese momento era el escritor jalisciense Agustín Yáñez, para solicitarle le diera el Claustro, pues lo estaban vendiendo a pedazos, y él le contestó:“Margarita, te regalo completo otro edificio, no vale la pena rescatar éste, está hecho pedazos, ¡olvídate! Te dono uno nuevo, ve cómo está, está bombardeado, no tiene caso.”En seguida muestra fotografías donde se compara el edificio deteriorado y cómo se encuentra en la actualidad. Subraya que en su rescate hubo inversión pública y privada, y que hoy en día el ingreso por colegiaturas se destina a su mantenimiento:“Todo, absolutamente, se invierte en ello, al punto que tenemos créditos contratados para el pago de nuestras obligaciones, porque efectivamente queremos seguir creciendo y realizando actividades, y no contamos con la totalidad de los recursos... Le invertimos a las actividades culturales que son gratuitas; a mejorar el espacio invertimos 4 millones de pesos, 15 millones al nuevo edificio, invertimos en actividades de apoyo comunitario, todo eso sale de los recursos que la misma universidad genera.“Sí me gustaría que esto quedara claro: no es un negocio ni mío ni ha sido un negocio de mi familia. Al contrario, creo que tanto mi tía Margarita, en su momento, como mi prima Pilar, después, además del tiempo y todo nuestro amor le hemos invertido de nuestros propios recursos, aunque sí es cierto que de pronto hay esta suspicacia.”


La rectora no teme la posibilidad de que le quiten las instalaciones. Confía en que la sociedad, incluidos los intelectuales, académicos y artistas, estén representados en los espacios del Poder Legislativo, y que dentro del gobierno de Felipe Calderón hay también “gente sensible y defensora” del Estado laico:“Creo que hay que esperar, darles tiempo para que demuestren en un sentido u otro sus intenciones.

1 comentario:

alejandra dijo...

Sera tal vez negocio familiar pero nadie puede negar que la Universidad del Claustro de Sor Juana tiene un excelente nivel académico y que es una de las mejores escuelas. Lástima por la envidiosa que seguramente le pagaron menos del 1% de lo que gana nuestra querida rectora por escribir esto... Arriba la UCSJ!