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viernes, agosto 08, 2008

Juan Carlos Gómez: El príncipe bastardo



“A veces asocio a Jelenski (que al parecer es un refinado hombre de mundo) con la proletaria sencillez de un soldado..., es decir, tengo la sensación de que su facilidad es la facilidad ante la lucha, ante la muerte... Que ambos somos, como soldados en las trincheras, al mismo tiempo fútiles y trágicos”


El Príncipe Bastardo fue diplomático antes de la guerra, integrante del ejército polaco que combatió en Francia contra los nazis por la liberación de Europa, miembro sobresaliente del mundo artístico parisino de posguerra, y fue también el primer gombrowiczida que apareció en el mundo.


Dice Gombrowicz que sus relaciones con Jelenski se habían vuelto distendidas, que se habían empezado a sentir realmente cómodos a partir del momento en que habían descubierto una tatarabuela común.


El lugar en el que le abrieron las puertas de la cárcel a Gombrowicz fue París, pero no fue el Príncipe Bastardo polaco sino el francés Bondy el que se las abrió a “Ferdydurke”, ¿quién le podía creer un polaco si, como dice Dostoievski, se declaran condes en cuanto pisan un país extranjero?“Ando enloquecido, Ferdy aparece el 10 de noviembre en París, precedida por una publicación de Lettres nouvelles, ahora ocurre que sin avisarme han metido en el libro un prefacio, lo que me enfureció, mandé telegrama exigiendo que lo saquen a toda costa, el príncipe se enfermó, Nadeau asustadísimo, ahora después leí otra vez el prefacio y me pareció tan bueno que estoy temblando que lo van a sacar y ya mandé otro telegrama. Ahora nada sé, todo está en manos de Dios”


El prefacio lo había escrito el Príncipe Bastardo, un texto que finalmente apareció en la edición francesa de “Ferdydurke”.


Las notas que escribía el Príncipe Bastardo sobre la obra de Gombrowicz recorrían París como reguero de pólvora.


Durante el mayo francés puso de relieve que la revolución de la juventud había sido anunciada por Gombrowicz con treinta años de anticipación y que “Opereta” era una ilustración poética de los acontecimientos de mayo.


Mi correspondencia con el Príncipe Bastardo terminó cuando se interrumpió la que mantenía con Gombrowicz. Por él supe que la Vaca Sagrada podía ser una solución para Gombrowicz ayudándolo a sobrellevar el invierno de 1964, y también el porqué a Gombrowicz no le había gustado nada el prefacio que había escrito el Pterodáctilo para la reedición de “Ferdydurke”.


El Príncipe Bastardo vivía con la hermosa pintora argentina Leonor Fini y con otro poeta diplomático, un ménage à trois, en un departamento de dos pisos en el Marais. Uno de los pisos estaba bellamente decorado con muebles Regencia y pinturas de los amigos surrealistas de Leonor, el otro lo ocupaban alrededor de treinta gatos: persas, angoras, siameses, cuyo remolino de colores creaba su propia decoración fantasmagórica. Leonor había hecho la escenografía de la producción francesa del Requiem for a Nun de William Faulkner, y en la intimidad hacía intrincados dibujos pornográficos que mostraba furtivamente a los amigos mientras bailaba con suavidad alrededor de un cuarto.


En ese departamento recibieron a Gombrowicz cuando llegó a París después de su alejamiento de la Argentina.“Las damas mas distinguidas gritaban ‘ah, que felicidad, la suya!’ cuando Leonor Fini les anunciaba mi presencia en su casa”


La vida del Príncipe Bastardo" no tuvo un final feliz, murió de Sida en 1987, un año después de que el virus recibiera el nombre que tiene hoy: VIH. En esa época la gente temía acercarse al los infectados pues aún no se conocían bien las vías de contagio y en general se consideraba que el estilo de vida depravado de los homosexuales era responsable de la enfermedad.

1 comentario:

blasfema dijo...

hi paba a dejar saludos encuentro mucahas verdades en lo k dices
bueno eso
seri adios ....