I
Germino distraída,
deleitable y sutil
te armo un rompecabezas,
pero tú no estas para juegos.
Decido revelarte una pista
y saco una a una del ombligo la pieza final,
pero tú estas embelesado
jugando con tu apéndice favorito,
te zumbo al oído
el hallazgo de un secreto marino.
Pero no tienes un brazo de mar,
y vas inverso al litoral
entonces saco mi concha de caracol
y apunto hacia mi cuerpo tendido
que solo posee, como acertijo, tu devoción al extravío.
II.
Te conozco tan bien
porque eres igual
a ese cristo desmesiánico
que insistente se acuesta a mi lado
con su espada fatal.
su aroma de flores,
me recuerda
que estás, de ti mismo, infructuoso perdido
sin embargo te oigo respirar
y acalorada, bautizo tu cuerpo
mientras él agitado
continúa con su boca abierta
a nuestro costado.
La imagen de tu madre
pierde el odio acumulado.
Tú te levantas tranquilo
a fumar un cigarro,
un olor reminiscente
me debate en la incertidumbre
de saber qué hice
si ciño o desgarro
esta verdad
y con cual de los dos
estoy en realidad.
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