...........................A la Pico, a un año de su partida.
Un día como hoy, pero ayer...
Tus infantiles ojos de 85 años
y 65 de mujer
dieron con la fuga anhelada.
No bastaron esos años para amarte.
En mis manos quedó rebosante
el amor agradecido.
Nuestra casa es pequeña,
sólo reconozco el silencio,
tus ojos y su ritual desvanecer.
Ayer azul la morada,
ahora no hay techo,
ni una piel,
mucho menos un tazón de sopa.
Desde la más humillante pobreza
creciste en un rancho de Chiapas,
donde los gatos conocían ,
de regreso, el camino.
Hoy tengo uno
que, azorado, me mira.
A media noche canta un Cristo Rey.
¿Te acuerdas qué gracia nos hacía?
Ya no soy de carne ni de lecho;
leña, polvo, arcilla soy,
sin mano que encumbre o moldee.
Puedo ser un escarabajo
y, dentro, piedras
que sueltan un canto.
Estas paredes tienen voces;
a los muros que dejaste
los habitan los ríos
cantantes de tu tierra.
Madre golpeada, como juncos
siempre te incorporabas.
Qué frágiles y vulnerables,
éramos sordas a la presencia de mi padre,
a las tertulias, a los abogados,
a los regalos, a los ausentes... tus hijos amados.
Un día dijiste: "Una gitana me pronosticó
que moriré caminando".
Yo sonreí: traías puesto tu vestido aquel
amplio de golondrinas.
Con la inclemencia del piso
te enseñé a caminar,
madre niña...
Con el fondo de tus ojos
siempre preguntabas...
Y yo volvía a ser la niña aterrada.
¿Qué habría en mí
que pudiera darte un templo,
una poesía, una tarde
cálida, callada?
Platicábamos
sin hablar.
¿Qué hago con esta voz,
con este sueño,
con esta luz
que no se acaba?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario