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jueves, enero 03, 2008

Carolina Cruz: (A) Mar Perdido


(A) Mar perdido


En mi mesa apareció la gaviota
preguntado por el mar.
Lo he perdido.
Era más que el mar, también mi alimento.

Pude ser su duna en la media noche
su amoroso pantano
su noche buena
tendida con esa dulzura
que aguarda la entrega perversa y excesiva.

Las teclas de un piano desvencijado
del que brotan lindas avecillas
en lugar de esos tonos
que no alcanzarían las escalas de nuestro amor.

Tu juguete favorito para las noches frías
a falta de chimenea, tu agua caliente
tu vaso térmico
tus medias tibias, de seda.

El gato que se tiende como alfombra
¿Alguien te ha besado tantos los pies?

Siempre seré yo la que hace un minuto te extrañó,
confundida entre el pasado y el presente
que hace un minuto ya no es presente:
traigo las horas conmigo para esparcirlas sobre tu cama.

Pude ser la gaviota en tu mantel
con esas blancas alas extendidas
quien pregunta ¿Quién de los dos quiso tanto?

Era suficiente el trigal de tu piel
¿Para que quería el mar?

Tenía tu sexo y las venas que se hinchan temblorosas
tu extraña forma de mirar
y tu boca que sabe pronunciar.

Me he vuelto tierra afuera
No soy más mar adentro.

Pude ser el vertedero más cercano
para tu sed insaciable
pero agonizo, muerta, trabajo
busco al que quise ser

Soy gaviota que revuelve las estancias
bebía de tus heridas, de tu sangre me alimentaba.

Ven a cazar ¿No me querías perfecta?
estoy llena de espíritus, aparecidos
sombras duendes
con la palabra en la mano
me declaro débil, vulnerable
con mis fantasmas perfectos
de espanto.

Ahora sé que el pasado no es efímero
es el presente el que se va en silencio
ya no soy el viento mentiroso
que te dibujaba a su antojo
es el mar el que contigo he perdido
en un minuto que ya es pasado.

Ya no soy como soy
he perdido la guerra
entregué mis armas.
No tengo pena por extrañarte
soy humana.

Mis gatos siguen destruyendo la casa
yo cansada, muerta, trabajo
Aún tengo piel, miro, toco, huelo, oigo
estoy viva, confieso:
el ser humano gusta de morir
aunque inútiles sean los sueños
por los que damos la vida.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Carolina, que desnudez de Carolina. Ay Carolina, que asombro, que pureza, miro tu casa que recuerdo entre tonos azules y una cocina criollisima y unas telas suaves que hacian de medias cortinas, y una luz que vaciaba las revistas, miro el recuerdo de tu casa Carolina y ahora te desnudas en un verso y parece que es otra a quien veo y no a ti. Eres ahora suave Carolina y que dulce sorpresa, el ocho comienza a traerme buenos recuerdos. Me gusta tu poema pero mas tu desnudez, si no te conociera solo seria el poema, pero ahora le agrego la sorpresa. Te quiero, un abrazo grande y gracias por publicar esto, Peni

Anónimo dijo...

Cuanta desolación Caro; espero que el dueño de tanta intensidad te esté extrañando de la misma forma. Un abrazo isa

Anónimo dijo...

Cottina, te abrigaré los pies para que no llegue el frío...