ENRIQUE PATRICIO
MASCARADA GUBERNAMENTAL PARA FUNDAR UN MITO
(Carnaval a la Munch)
…fervorosamente al Patronato del Carnaval de Veracruz: San Goloteo
El pasado viernes 25 de enero del año en curso, se (re)presentó en el Recinto de la Reforma (¿del carnaval?) “Una semblanza del carnaval de Veracruz” por Guido Munch: “El carnaval de Veracruz: una semblanza . Aspectos antropolólgicos” Fue esta una proposición que descarnavaliza a todas luces la fantasía de la fiesta de la carne. Que transfigura su rostro, naturalmente, alegre, en otro artificialmente divertido. Considera el autor la existencia de una que defina teóricamente que defina teóricamente lo que es el Carnaval de Veracruz. Y nosotros contestamos que todo lo concerniente al espíritu del Carnaval no debería llevar un tono estrictamente académico (como recetario) y que, en cambio, lo académico sí puede tener un tono carnavalescocon Guido Munch. Y es que en esta desaproximación del pensamiento mágico, dando “imágenes”, por ejemplo: “sin el Estado no puede existir el carnaval” (¿doble sentido?) y, “son necios quienes critican esto”, nos remite a ponderar; 1) la actual tendencia del gobierno es a absorber, turísticamente hablando, a poblaciones enteras y, culturalmente hablando, sus tradiciones populares. No crea cultura, pero hace hoy día como que es quien genera, controla pues, y se para el cuello, pues. Pero, ojo, tampoco hay que olvidar que , cuando el mercado manda, el Estado obedece; y 2) la crítica que se hace, y seguirá haciéndose, devino de un fenómeno masivamente avasallante, técnicamente mercantilizado, mediáticamente manipulado y fundamentalmente esquematizado para satisfacer a un caótico mundo muy mal globalizado. De ahí que, antes de pretender un supuesto significado (“El Estado”), serían varias las fórmulas que tendrían cabida, o en su defecto sólo tendría cabida una, sí y sólo sí, que no hay ni una que lo pueda definir así. Lo que nos conduce a pensar lo siguiente; no será más bien que el mundo de los conceptos antropológicos nada más tienen que ver con una disciplina, y que es insuficiente para referirse a la esencia del mundo real del Carnaval.
Aunque por otra parte, también el científico social en su inevitable deconstrucción de la historia de carnestolendas en el Puerto dijo algo así como que hubo en sus inicios préstamos llegados desde Mérida. En los bailes de salón sí es posible, pero no es posible confundir el Carnaval con toda su herencia antillana con las mascaradas de salones de baile europeizante. ¿Será acaso una ilusión de juego de espejos o una ficción de la realidad carnavalesca? ¿El carnaval o el baile de salón? ¿Y, qué hay de los bailes en los patios? En pocas palabras, que el académico nos quiso llevar a un baile de disfraces con la más sutil de las máscaras: la de la descarnavalización de nuestra gran fantasía anual.
¿No llegó a saber de los bailes de los patios, como “El Pensamiento”? Probablemente no. Mas, el teórico tuvo los arrestos, la valentía, el arrojo suficientes para venir a decir a los porteños qué es, semblanteadamente cómo es nuestro carnaval. Pero es el que él ve. Es una mirada enmascaradamente externa al festejo.Tan externa que hoy hay quienes tienen la idea de vincular el carnaval de Veracruz (idea turística , tal vez) con el mundo prehispánico (nótese en el logotipo del carnaval No. 84, el dibujo estilizado de una máscara perteneciente al carnaval indígena.
Por cierto, este carnaval, así bautizado por un antropólogo, nada no tiene que ver con la fiesta de la carne; es religioso, o sea, el término está mal empleado), mejor entenderlo como una “puntada” de parte de algunos desconocedores respecto de la festividad cultural más importante de la ciudad, y no nada más a nivel local, sino nacional y hasta internacionalmente.
Pero, volviendo con el Dr. Munch, éste dijo haber entrevistado a un comparsero, a quien preguntó qué significaba para él el carnaval, y éste, contestole que significaba la diversión (mejor respuesta no pudo haber). Mas, para el investigador tal respuesta no es correctamente aceptable, puesto que el entrevistado no comprende verdaderamente el significado. Anteriormente sobre el carnaval opinaba el pueblo, ahora ¿ya no es válido que lo haga? Interlocutores han de hablar por él. ¿Es mejor el carnaval veracruzano de Munch que el del comparsero? ¿Sabrá Guido Munch lo que es una rumbata? Cuantimenos conocerá el significado original (no el de hoy) de un papaqui, esa muestra espontánea y popular de simpatía y adhesión a un(a) candidato(a) para que gobierne soberanamente en carnestolendas ¿Tendrá noticias de que hubo comités de carnaval populares, no gubernamentales, y que funcionaron muy bien? ¿Supo o no supo que en varias ocasiones fueron las comparsas de La Huaca (o sea, el pueblo) las que salvaron la fiesta de la carne ("salvaron", para no decir pleonásticamente, quienes siguieron popularmente haciéndola) con su participación entusiasta; valga decir, cuando las autoridades del gobierno que dizque apoyaban se desligaron casi por completo? Porque si lo sabe y no lo dice ¿en qué quedamos? Pero, en fin, allá cada quien con su cumbancha.
En suma, del académico Munch diremos que su obra, que es una historia general del carnaval a través del tiempo, desde la antigüedad y con su carga simbólica, es inestimable. Tanto como su trayectoria profesional. De Guido Munch, el de la semblanza dell carnaval de Veracruz, diremos que tan sólo hizo del carnaval veracruzano algo dionisiaco. Es decir, hizo con él lo que se tiene que hacer, una fiesta. Enmascarándolo con el antifaz de orden, de lo apolíneo. Enhorabuena Guido. Nada más que, añadimos, los porteños que estuvimos presentes no nos dejamos llevar por el canto de las sirenas. No nos la creímos, aunque igual lo celebramos carnavalalescamente.
MASCARADA GUBERNAMENTAL PARA FUNDAR UN MITO
(Carnaval a la Munch)
…fervorosamente al Patronato del Carnaval de Veracruz: San Goloteo
El pasado viernes 25 de enero del año en curso, se (re)presentó en el Recinto de la Reforma (¿del carnaval?) “Una semblanza del carnaval de Veracruz” por Guido Munch: “El carnaval de Veracruz: una semblanza . Aspectos antropolólgicos” Fue esta una proposición que descarnavaliza a todas luces la fantasía de la fiesta de la carne. Que transfigura su rostro, naturalmente, alegre, en otro artificialmente divertido. Considera el autor la existencia de una que defina teóricamente que defina teóricamente lo que es el Carnaval de Veracruz. Y nosotros contestamos que todo lo concerniente al espíritu del Carnaval no debería llevar un tono estrictamente académico (como recetario) y que, en cambio, lo académico sí puede tener un tono carnavalescocon Guido Munch. Y es que en esta desaproximación del pensamiento mágico, dando “imágenes”, por ejemplo: “sin el Estado no puede existir el carnaval” (¿doble sentido?) y, “son necios quienes critican esto”, nos remite a ponderar; 1) la actual tendencia del gobierno es a absorber, turísticamente hablando, a poblaciones enteras y, culturalmente hablando, sus tradiciones populares. No crea cultura, pero hace hoy día como que es quien genera, controla pues, y se para el cuello, pues. Pero, ojo, tampoco hay que olvidar que , cuando el mercado manda, el Estado obedece; y 2) la crítica que se hace, y seguirá haciéndose, devino de un fenómeno masivamente avasallante, técnicamente mercantilizado, mediáticamente manipulado y fundamentalmente esquematizado para satisfacer a un caótico mundo muy mal globalizado. De ahí que, antes de pretender un supuesto significado (“El Estado”), serían varias las fórmulas que tendrían cabida, o en su defecto sólo tendría cabida una, sí y sólo sí, que no hay ni una que lo pueda definir así. Lo que nos conduce a pensar lo siguiente; no será más bien que el mundo de los conceptos antropológicos nada más tienen que ver con una disciplina, y que es insuficiente para referirse a la esencia del mundo real del Carnaval.
Aunque por otra parte, también el científico social en su inevitable deconstrucción de la historia de carnestolendas en el Puerto dijo algo así como que hubo en sus inicios préstamos llegados desde Mérida. En los bailes de salón sí es posible, pero no es posible confundir el Carnaval con toda su herencia antillana con las mascaradas de salones de baile europeizante. ¿Será acaso una ilusión de juego de espejos o una ficción de la realidad carnavalesca? ¿El carnaval o el baile de salón? ¿Y, qué hay de los bailes en los patios? En pocas palabras, que el académico nos quiso llevar a un baile de disfraces con la más sutil de las máscaras: la de la descarnavalización de nuestra gran fantasía anual.
¿No llegó a saber de los bailes de los patios, como “El Pensamiento”? Probablemente no. Mas, el teórico tuvo los arrestos, la valentía, el arrojo suficientes para venir a decir a los porteños qué es, semblanteadamente cómo es nuestro carnaval. Pero es el que él ve. Es una mirada enmascaradamente externa al festejo.Tan externa que hoy hay quienes tienen la idea de vincular el carnaval de Veracruz (idea turística , tal vez) con el mundo prehispánico (nótese en el logotipo del carnaval No. 84, el dibujo estilizado de una máscara perteneciente al carnaval indígena.
Por cierto, este carnaval, así bautizado por un antropólogo, nada no tiene que ver con la fiesta de la carne; es religioso, o sea, el término está mal empleado), mejor entenderlo como una “puntada” de parte de algunos desconocedores respecto de la festividad cultural más importante de la ciudad, y no nada más a nivel local, sino nacional y hasta internacionalmente.
Pero, volviendo con el Dr. Munch, éste dijo haber entrevistado a un comparsero, a quien preguntó qué significaba para él el carnaval, y éste, contestole que significaba la diversión (mejor respuesta no pudo haber). Mas, para el investigador tal respuesta no es correctamente aceptable, puesto que el entrevistado no comprende verdaderamente el significado. Anteriormente sobre el carnaval opinaba el pueblo, ahora ¿ya no es válido que lo haga? Interlocutores han de hablar por él. ¿Es mejor el carnaval veracruzano de Munch que el del comparsero? ¿Sabrá Guido Munch lo que es una rumbata? Cuantimenos conocerá el significado original (no el de hoy) de un papaqui, esa muestra espontánea y popular de simpatía y adhesión a un(a) candidato(a) para que gobierne soberanamente en carnestolendas ¿Tendrá noticias de que hubo comités de carnaval populares, no gubernamentales, y que funcionaron muy bien? ¿Supo o no supo que en varias ocasiones fueron las comparsas de La Huaca (o sea, el pueblo) las que salvaron la fiesta de la carne ("salvaron", para no decir pleonásticamente, quienes siguieron popularmente haciéndola) con su participación entusiasta; valga decir, cuando las autoridades del gobierno que dizque apoyaban se desligaron casi por completo? Porque si lo sabe y no lo dice ¿en qué quedamos? Pero, en fin, allá cada quien con su cumbancha.
En suma, del académico Munch diremos que su obra, que es una historia general del carnaval a través del tiempo, desde la antigüedad y con su carga simbólica, es inestimable. Tanto como su trayectoria profesional. De Guido Munch, el de la semblanza dell carnaval de Veracruz, diremos que tan sólo hizo del carnaval veracruzano algo dionisiaco. Es decir, hizo con él lo que se tiene que hacer, una fiesta. Enmascarándolo con el antifaz de orden, de lo apolíneo. Enhorabuena Guido. Nada más que, añadimos, los porteños que estuvimos presentes no nos dejamos llevar por el canto de las sirenas. No nos la creímos, aunque igual lo celebramos carnavalalescamente.
PD (Estás más allá del bien y del mal, Guido Munch).
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