And in her eyes you see nothing
No sign of love behind the tears
Cried for no one
A love that should have lasted years
Lennon&McCartney
No. No me refiero al crack derivado de la cocaína; el residuo resultante de hervir clorhidrato de esa pasta en una solución de bicarbonato de sodio, anestesia para perros y una pizca de veneno para ratas, y que luego circula como “piedra”, “roca” o “chulas” entre gente que va desde los del más bajo perfil, hasta funcionarios públicos y mensajeros gubernamentales que gastan más presupuesto en perseguirse a ellos mismos que en el de, por ejemplo, construcción de escuelas públicas.
Tampoco hago alusión aquí a alguno de esos que patean una pelota más o menos bien, y los jilgueros de la televisión le endilgan el adjetivo “crack”, lo que evidencia su ya de por sí balconeada ignorancia adornada con esa otra barbaridad que les dice a sus huecas cabezas que el fútbol posee "mística" .
Tampoco hago alusión aquí a alguno de esos que patean una pelota más o menos bien, y los jilgueros de la televisión le endilgan el adjetivo “crack”, lo que evidencia su ya de por sí balconeada ignorancia adornada con esa otra barbaridad que les dice a sus huecas cabezas que el fútbol posee "mística" .
En esta ocasión quiero aludir a ese grupo de escritores que hace poco más de 10 años, publicó un texto (a la manera surrealista, futurista, estridentista) al que llamó así: Manifiesto Crack, y que dejó como herencia cinco novelas y el Manifiesto mismo en el que se pretende esbozar un buen número de ideas propias, además de un mapa de la literatura mexicana publicada hasta ese momento.
Es en 1996 (si bien en la fecha parece existir un error intencional y se data el texto en 1966), que el Manifiesto se da a conocer en una presentación en donde cinco autores se dejan ver con una novela cada uno de ellos. He aquí novelas y autores: El temperamento melancólico de Jorge Volpi; Memoria de los días de Pedro Ángel Palou; Si volviesen sus majestades de Ignacio Padilla; La conspiración idiota de Ricardo Chávez Castañeda y Las rémoras de Eloy Arroz. Cada uno de estos trabajos tiene como consigna capital el rechazo a una literatura “complaciente”.
No se trata el Manifiesto, en todo caso, de un escrito que se jacte de haber hallado el camino”correcto”. Muy por el contrario, se trata de la idea de multiplicidad de voces e ideas. El estilo mismo con el que los autores abordan su tema, ofrece ya un panorama de que no se trata de un instructivo de cómo hacer literatura crack. Los propios autores rehúsan ser los “facilitadores” de otros que escriben, y reconocen que no están en posesión de la verdad, que su tarea es sobre todo de búsqueda. Se dice en una de las partes del Manifiesto: “Las novelas del Crack no nacen de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos, sino de la duda, hermana mayor del conocimiento..., las novelas del Crack apuestan por todos los riesgos. Su arte es, más que el de lo completo, el de lo incumplido”.
En resumen, y a juicio de Ignacio Padilla, las características de la literatura crack son:
1. Se trata de una literatura compleja y de mayor exigencia formal, estructural y cultural que la del llamado Post-boom, vulgarización de una literatura con la que el Crack pretende conectar.
2. Generalmente se trata de una narrativa dislocada o desubicada del espacio y tiempo mexicanos.
3. Se trata de experimentos lingüísticos bastante aventurados, algunos más que otros, y novelas polifónicas, es decir, no lineales, con muchas voces narrativas… En general se lo consideraba literatura difícil y exigente.
4. Es una literatura no asociada a una pandilla literaria (Vuelta, por ejemplo) ni contaba con un padrino mediático que divulgase las irreverencias de sus jóvenes integrantes (Ignacio Padilla, Jorge Volpi, Pedro Angel Palau y Ricardo Chávez, entre otros).
5. Revaloriza a una serie de autores como José Emilio Pacheco y Sergio Pitol, que entroncan con una literatura europea por la cual los integrantes del boom sienten un gran interés.
6. Propuesta espacio-temporal: cronotopo cero. No espacio, ni lugar, sino todos los espacios y lugares.
7. Propuesta de género literario: la novela, otros géneros narrativos no son mencionados. Existe la intención de
explorar al máximo las posibilidades de la novela.
Si crack en inglés es una palabra que significa fisura o grieta, y es también la onomatopeya de algo que se quiebra (de ahí el nombre dado a la droga al momento de hervir), entonces uno debe asumir que la intención del citado Manifiesto va dirigido no a personas que adquieren un libro con la sola intención de aprender cómo bajar de peso, acomodar sus muebles a la Feng Shui para que les salgan bien las cosas, o simplemente pasar un buen rato sin que quede huella de lo leído; esta clase de lector no compraría un libro crack en el que existen palabras que constantemente deben ser consultadas con un Larrouse en la mano. ¿A quien, pues, va dirigida esta literatura? Otra vez, Padilla (autor de Amphitryon , 2000) respondería: "A un lector que se esfuerce, que no espere encontrar respuestas sino que se haga muchas preguntas y participe tanto en la novela que le quede en la memoria. Quiero un lector que se tome la molestia de leer novelas. Quizá por eso alcanzaré pocos lectores, más sé que algunos de ellos serán muy buenos".
A su vez Celso Santajuliana (autor que luego se añadió al grupo), en un ensayo titulado La generación de los enterradores, señalan la existencia de algo llamado literatura pura y dice: "El pacto de las temáticas comprende la promesa, también implícita, de la literatura pura para ocuparse de los dominios anecdóticos derivados de las prácticas genéricas no cotidianas. Dedicarse en mayor o menor medida a explorar las actividades humanas ligadas al 'espíritu'; aquellos bastiones de la cultura que engloban los logros máximos de una sociedad, su estado actual de progreso, y que por lo general tiene en sus representantes al propio mercado de lectores destinatario. La filosofía, la ciencia, la religión, el arte y la política son las temáticas implícitas o explícitas; y desde allí, las propuestas estéticas más ambiciosas activan e indagan la estructura profunda de la cultura: los ritos, los mitos, los juegos, los lenguajes y los polígonos de inteligibilidad".
La estructura del Manifiesto Crack, es la de un texto académico, un ensayo al modo más clásico. Tan inusitado resulta su redacción, que requiere de una introducción, en la cual se indica ¡cómo leer el resto del texto! Tal parece que en su concepción los autores leyeron el manual poético de Ezra Pound o algo semejante.
Lo que habría que preguntarse en todo caso es si lo “manifestado” por estos escritores crackianos es de verdad novedoso. Sólo recordemos que ya Sergio Pitol y José Agustín, entre varios, habían, sin mucho aspaviento, dado a la literatura un sentido de novedad (no hablemos ya de los autores del “boom”). pero sin necesidad de ofrecer a los lectores “gato por liebre” al entregarles textos apócrifamente profundos y apócrifamente literarios; ni tampoco hacer un pre-apología diciendo muy ambiguamente que “la palabra es una y la misma y porque lo viejo vale para novedad”. ¿Se trata, entonces, de utilizar la técnica Microsoft del cut and paste?
Por otro lado el Crack no pretende, de eso no cabe duda alguna, ser un movimiento rebelde, contestario, marginal, pese a que se intente afirmar lo contrario. Al igual que Contemporáneos, y la Generación de en medio (Ponce, Melo, De la Colina, etc.), y los que acudieron al llamado de Echeverría para “colaborar” con su gobierno y acabaron siendo absorbidos como burócratas y/o embajadores del gobierno mexicano, el crack ha hallado también, bajo el gobierno foxista. algunos acomodos de tipo “universitario” y de burocracia con carácter “cultural”. Lo que demuestra que el gobierno mexicano sabe muy bien acallar voces y posturas cuando se le antoja y de la forma más sencilla. Por supuesto, no se culpa ni se sataniza a quienes tienen que comer y medio vestir; cosa que para la sola pluma resulta imposible.
Así, lo que trataba de ser algo muy singular, y que pretendía crear una fisura en la tradición literaria inmediata anterior para volver al boom rompiendo con una tradición actual vulgarizadora de la literatura, poco a poco se fue esfumando: queda como un buen recuerdo y ejemplo de que los manifiestos deben mejor vivirse que ser escritos.
El lector interesado puede leer aquí el Manifiesto Crack completo.
Es en 1996 (si bien en la fecha parece existir un error intencional y se data el texto en 1966), que el Manifiesto se da a conocer en una presentación en donde cinco autores se dejan ver con una novela cada uno de ellos. He aquí novelas y autores: El temperamento melancólico de Jorge Volpi; Memoria de los días de Pedro Ángel Palou; Si volviesen sus majestades de Ignacio Padilla; La conspiración idiota de Ricardo Chávez Castañeda y Las rémoras de Eloy Arroz. Cada uno de estos trabajos tiene como consigna capital el rechazo a una literatura “complaciente”.
No se trata el Manifiesto, en todo caso, de un escrito que se jacte de haber hallado el camino”correcto”. Muy por el contrario, se trata de la idea de multiplicidad de voces e ideas. El estilo mismo con el que los autores abordan su tema, ofrece ya un panorama de que no se trata de un instructivo de cómo hacer literatura crack. Los propios autores rehúsan ser los “facilitadores” de otros que escriben, y reconocen que no están en posesión de la verdad, que su tarea es sobre todo de búsqueda. Se dice en una de las partes del Manifiesto: “Las novelas del Crack no nacen de la certeza, madre de todos los aniquilamientos creativos, sino de la duda, hermana mayor del conocimiento..., las novelas del Crack apuestan por todos los riesgos. Su arte es, más que el de lo completo, el de lo incumplido”.
En resumen, y a juicio de Ignacio Padilla, las características de la literatura crack son:
1. Se trata de una literatura compleja y de mayor exigencia formal, estructural y cultural que la del llamado Post-boom, vulgarización de una literatura con la que el Crack pretende conectar.
2. Generalmente se trata de una narrativa dislocada o desubicada del espacio y tiempo mexicanos.
3. Se trata de experimentos lingüísticos bastante aventurados, algunos más que otros, y novelas polifónicas, es decir, no lineales, con muchas voces narrativas… En general se lo consideraba literatura difícil y exigente.
4. Es una literatura no asociada a una pandilla literaria (Vuelta, por ejemplo) ni contaba con un padrino mediático que divulgase las irreverencias de sus jóvenes integrantes (Ignacio Padilla, Jorge Volpi, Pedro Angel Palau y Ricardo Chávez, entre otros).
5. Revaloriza a una serie de autores como José Emilio Pacheco y Sergio Pitol, que entroncan con una literatura europea por la cual los integrantes del boom sienten un gran interés.
6. Propuesta espacio-temporal: cronotopo cero. No espacio, ni lugar, sino todos los espacios y lugares.
7. Propuesta de género literario: la novela, otros géneros narrativos no son mencionados. Existe la intención de
explorar al máximo las posibilidades de la novela.
Si crack en inglés es una palabra que significa fisura o grieta, y es también la onomatopeya de algo que se quiebra (de ahí el nombre dado a la droga al momento de hervir), entonces uno debe asumir que la intención del citado Manifiesto va dirigido no a personas que adquieren un libro con la sola intención de aprender cómo bajar de peso, acomodar sus muebles a la Feng Shui para que les salgan bien las cosas, o simplemente pasar un buen rato sin que quede huella de lo leído; esta clase de lector no compraría un libro crack en el que existen palabras que constantemente deben ser consultadas con un Larrouse en la mano. ¿A quien, pues, va dirigida esta literatura? Otra vez, Padilla (autor de Amphitryon , 2000) respondería: "A un lector que se esfuerce, que no espere encontrar respuestas sino que se haga muchas preguntas y participe tanto en la novela que le quede en la memoria. Quiero un lector que se tome la molestia de leer novelas. Quizá por eso alcanzaré pocos lectores, más sé que algunos de ellos serán muy buenos".
A su vez Celso Santajuliana (autor que luego se añadió al grupo), en un ensayo titulado La generación de los enterradores, señalan la existencia de algo llamado literatura pura y dice: "El pacto de las temáticas comprende la promesa, también implícita, de la literatura pura para ocuparse de los dominios anecdóticos derivados de las prácticas genéricas no cotidianas. Dedicarse en mayor o menor medida a explorar las actividades humanas ligadas al 'espíritu'; aquellos bastiones de la cultura que engloban los logros máximos de una sociedad, su estado actual de progreso, y que por lo general tiene en sus representantes al propio mercado de lectores destinatario. La filosofía, la ciencia, la religión, el arte y la política son las temáticas implícitas o explícitas; y desde allí, las propuestas estéticas más ambiciosas activan e indagan la estructura profunda de la cultura: los ritos, los mitos, los juegos, los lenguajes y los polígonos de inteligibilidad".
La estructura del Manifiesto Crack, es la de un texto académico, un ensayo al modo más clásico. Tan inusitado resulta su redacción, que requiere de una introducción, en la cual se indica ¡cómo leer el resto del texto! Tal parece que en su concepción los autores leyeron el manual poético de Ezra Pound o algo semejante.
Lo que habría que preguntarse en todo caso es si lo “manifestado” por estos escritores crackianos es de verdad novedoso. Sólo recordemos que ya Sergio Pitol y José Agustín, entre varios, habían, sin mucho aspaviento, dado a la literatura un sentido de novedad (no hablemos ya de los autores del “boom”). pero sin necesidad de ofrecer a los lectores “gato por liebre” al entregarles textos apócrifamente profundos y apócrifamente literarios; ni tampoco hacer un pre-apología diciendo muy ambiguamente que “la palabra es una y la misma y porque lo viejo vale para novedad”. ¿Se trata, entonces, de utilizar la técnica Microsoft del cut and paste?
Por otro lado el Crack no pretende, de eso no cabe duda alguna, ser un movimiento rebelde, contestario, marginal, pese a que se intente afirmar lo contrario. Al igual que Contemporáneos, y la Generación de en medio (Ponce, Melo, De la Colina, etc.), y los que acudieron al llamado de Echeverría para “colaborar” con su gobierno y acabaron siendo absorbidos como burócratas y/o embajadores del gobierno mexicano, el crack ha hallado también, bajo el gobierno foxista. algunos acomodos de tipo “universitario” y de burocracia con carácter “cultural”. Lo que demuestra que el gobierno mexicano sabe muy bien acallar voces y posturas cuando se le antoja y de la forma más sencilla. Por supuesto, no se culpa ni se sataniza a quienes tienen que comer y medio vestir; cosa que para la sola pluma resulta imposible.
Así, lo que trataba de ser algo muy singular, y que pretendía crear una fisura en la tradición literaria inmediata anterior para volver al boom rompiendo con una tradición actual vulgarizadora de la literatura, poco a poco se fue esfumando: queda como un buen recuerdo y ejemplo de que los manifiestos deben mejor vivirse que ser escritos.
El lector interesado puede leer aquí el Manifiesto Crack completo.
7 comentarios:
Referente al tema y para quien le interese, se acaba de publicar un libro respecto a esta generación, titulado: "Si es crack, hace boom"
Lo encuentran en Vips.
Saludos
Buen el crack fue no más o es una treta publicitaria para vender novelas.
Me uno a la felicitación a Jesús Garrido por el premio Sergio Galindo. Enhorabuena!
Lo que dice Juan Joaquín es más que cierto...Por ello digo que dan gato por liebre...La expresión más clara de lo comercialote de estos libros,es que ¡ganan premios! Si su lectores son de elite y sus obras difíciles de entender, entonces cómo es que las editoriales se mueren por publicar lo que saben, hasta los lectores de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, asimilan? Cierto, puro embute... Que alguien pregunte si James Joyce obtuvo algún galardón...Ese sí podría presumir (sin manifiesto) de lo que los manifiestos alardean
Ha pasado ya tiempo, pero no creo que sea tarde para una respuesta. En primer lugar consideremos la distinción de premios. El valor cultural que conlleva un Premio Primavera resulta invinculable con (imaginemos) el Premio al Mayor Alza de Autoestima. Los premios de la generación de Crack son de reconocimiento Mundial, es precisamente aquí donde radica su rareza, en la nacionalidad cero con la que juegan. Me disgusta un tanto que se pretenda hacer una comparación con James Joyce. Nacionalidad, época y estilo, impide encontrarnos con un punto de comparación. Hablamos de Literatura Mexicana y/o Latinoamericana de escritores nacidos en los sesentas. ¡Su momento cúspide es hoy! Un ensayo quijotesco sería el resultante de las distinciones de una Irlanda de 1922 y un México de 2008…
Por otro lado, el manifiesto ha sido malinterpretado. El grupo no es “elitista” sino distintivo a la literatura que en Latinoamérica se ha venido consumiendo. Sería bueno adentrarse en el tema antes de juzgar.
Cedillo:
No se te entiende nada de lo que dices ¿Què defiendes? ¿Què te molesta? ¿Que tiene que ver Joyce con Cedillo?
Mira, hagamos esto, molesto, lector, te abrimos un espacio en este blog y en las cuartillas que desees, explica por favor tu malestar. Puedes decir lo que desees, para eso es este espacio...Pero dáte a entedender ¡por favor!
Ezra Michelet Ediciones:
Para comprender mi comentario deberás remontarte al de Ignacio, publicado el 21 de enero de 2008. Ignacio comentó la entrada “Ignacio García: El Crack Manifiesto”. En él –y con el derecho que se merece- expresa una inconformidad hacia la generación del Crack realizando una burda comparación con James Joyce.
Espero logres vincular los comentarios sin dudar de tu comprensión o mis explicaciones.
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