La pasada semana una intimidación sacudió a los artistas visuales del puerto. El H. Ayuntamiento de Veracruz que sigue sin dar pie con bola en su programa de cultura (precisamente porque no tienen programa ni a corto, mediano o largo plazo y ni qué pedir de una visión y una misión), hizo “parecer”, que desalojaría a los pocos estudiantes de esta disciplina, quienes al no contar desde hace años con un espacio apropiado han venido siendo poco a poco arrinconados, hasta parar en un cuarto de la Casa del poeta Salvador Díaz Mirón.
Cuando los colaboradores de esta página pedimos una reunión con el alcalde Jon Rementería en el mes de diciembre del año pasado para conocer su programa de cultura, luego de escucharnos y comentar que la cultura era “tarea de romanos”, recibió de nuestra parte una tarjeta, especie de agenda, en donde le resumíamos los pendientes más importantes sobre cultura en el puerto de Veracruz.
Precisamente uno de esos puntos era el “dotar a la Escuela Municipal de Artes Plásticas de un espacio digno”.
Los otros puntos y vale mencionarlos por si no los recuerda él y su experto en cultura que todo lo consulta con su almohada de ositos, fueron: designación de personal capacitado con experiencia comprobable en la Dirección de Cultura y en los recintos culturales; apoyar al movimiento artístico, como un distintivo de su gestión municipal; sostener con los actores para un programa planificado y consensuado de capacitación y actualización (diplomados, cursos y talleres) para ayudarlos a incorporarse al proceso artístico nacional y promover un desarrollo profesional sostenible y evaluable; remodelación y equipamiento de los recintos culturales dependientes del H. Ayuntamiento; recuperación de la Casa Salvador Díaz Mirón para uso exclusivo de creación literaria; definir un proyecto editorial del H Ayuntamiento; otorgar a la Escuela de Artes Plásticas un inmueble digno; que se revise la situación del teatro Clavijero y que se cuente con una Compañía municipal de Teatro; convertir a los parques Zamora, Zaragoza y Ciriaco Vázquez y el callejón de Miranda en corredores culturales; apoyo a los programas del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución
A estos temas hay que agregarle uno muy importante que quedó fuera, pero que se le insistió verbalmente: el rescate de los conventos Santo Domingo y el de los Agustinos.
De entrada el primer punto no se cubrió y de ahí derivan los ambigüedades, divagaciones, confusiones y tumbos que esta dando el H. Ayuntamiento en su programa de cultura.
Recuerdo que cuando nos entrevistamos con Jon Rementería para exponerle lo anterior (con nuestro mejor ánimo de colaboración y sin mediar ninguna clase de requerimiento por nuestra parte, como luego lo confundiera su Director de Cultura), su actitud nos dejó la impresión que nos escuchaba como una de esas sufridas obligaciones que tiene que aguantar propias del cargo. No se notó ningún interés. Más bien fue el asesor de Villasana, que también estaba presente, el que aprovechó la reunión para tomar apuntes y sacar ideas.
Al parecer el conflicto suscitado con la escuela de Bellas Artes (que no se le puede llamar escuela, a un cuarto); se resolvió alegando que se trataba de una confusión, que la persona que se presentó en la Casa Díaz Mirón haciéndose pasar por “administradora recién nombrada” para el recinto y quien pidió el desalojo, no tenía la autoridad conferida para semejante actuación. Pero este acto que se produjo, es sólo una muestra más de que no es posible actuar a ciegas y a locas en una materia de vital importancia para la comunidad como es la cultura.
Más seriedad, por favor.
Según los alumnos, el joven Luis Fernando Ruz, director de Cultura, ni siquiera dio la cara, actitud que al parecer se le esta volviendo hábito cuando alguien le pide una cita; pero algo bueno salió: una promesa política: buscar un espacio digno para la escuela Municipal de Bellas Artes. Aunque hay muchos, muchos pendientes más. Lamentablemente no se puede dialogar con el director de Cultura, que prefiere no tener contacto con gente crítica, aunque bien intencionada, con lo cual se pierden las esperanzas de la cogestión entre grupos, actores sociales y el H. Ayuntamiento. Que en la agenda de políticas culturales nacional, es punto prioritario.
Finalmente el que queda mal es el alcalde, porque su joven promesa no esta haciendo las cosas como debe ser, comentario que tristemente, se está volviendo común entre promotores y gestores independientes, que son finalmente quienes “hacen” la cultura.
Cuando los colaboradores de esta página pedimos una reunión con el alcalde Jon Rementería en el mes de diciembre del año pasado para conocer su programa de cultura, luego de escucharnos y comentar que la cultura era “tarea de romanos”, recibió de nuestra parte una tarjeta, especie de agenda, en donde le resumíamos los pendientes más importantes sobre cultura en el puerto de Veracruz.
Precisamente uno de esos puntos era el “dotar a la Escuela Municipal de Artes Plásticas de un espacio digno”.
Los otros puntos y vale mencionarlos por si no los recuerda él y su experto en cultura que todo lo consulta con su almohada de ositos, fueron: designación de personal capacitado con experiencia comprobable en la Dirección de Cultura y en los recintos culturales; apoyar al movimiento artístico, como un distintivo de su gestión municipal; sostener con los actores para un programa planificado y consensuado de capacitación y actualización (diplomados, cursos y talleres) para ayudarlos a incorporarse al proceso artístico nacional y promover un desarrollo profesional sostenible y evaluable; remodelación y equipamiento de los recintos culturales dependientes del H. Ayuntamiento; recuperación de la Casa Salvador Díaz Mirón para uso exclusivo de creación literaria; definir un proyecto editorial del H Ayuntamiento; otorgar a la Escuela de Artes Plásticas un inmueble digno; que se revise la situación del teatro Clavijero y que se cuente con una Compañía municipal de Teatro; convertir a los parques Zamora, Zaragoza y Ciriaco Vázquez y el callejón de Miranda en corredores culturales; apoyo a los programas del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución
A estos temas hay que agregarle uno muy importante que quedó fuera, pero que se le insistió verbalmente: el rescate de los conventos Santo Domingo y el de los Agustinos.
De entrada el primer punto no se cubrió y de ahí derivan los ambigüedades, divagaciones, confusiones y tumbos que esta dando el H. Ayuntamiento en su programa de cultura.
Recuerdo que cuando nos entrevistamos con Jon Rementería para exponerle lo anterior (con nuestro mejor ánimo de colaboración y sin mediar ninguna clase de requerimiento por nuestra parte, como luego lo confundiera su Director de Cultura), su actitud nos dejó la impresión que nos escuchaba como una de esas sufridas obligaciones que tiene que aguantar propias del cargo. No se notó ningún interés. Más bien fue el asesor de Villasana, que también estaba presente, el que aprovechó la reunión para tomar apuntes y sacar ideas.
Al parecer el conflicto suscitado con la escuela de Bellas Artes (que no se le puede llamar escuela, a un cuarto); se resolvió alegando que se trataba de una confusión, que la persona que se presentó en la Casa Díaz Mirón haciéndose pasar por “administradora recién nombrada” para el recinto y quien pidió el desalojo, no tenía la autoridad conferida para semejante actuación. Pero este acto que se produjo, es sólo una muestra más de que no es posible actuar a ciegas y a locas en una materia de vital importancia para la comunidad como es la cultura.
Más seriedad, por favor.
Según los alumnos, el joven Luis Fernando Ruz, director de Cultura, ni siquiera dio la cara, actitud que al parecer se le esta volviendo hábito cuando alguien le pide una cita; pero algo bueno salió: una promesa política: buscar un espacio digno para la escuela Municipal de Bellas Artes. Aunque hay muchos, muchos pendientes más. Lamentablemente no se puede dialogar con el director de Cultura, que prefiere no tener contacto con gente crítica, aunque bien intencionada, con lo cual se pierden las esperanzas de la cogestión entre grupos, actores sociales y el H. Ayuntamiento. Que en la agenda de políticas culturales nacional, es punto prioritario.
Finalmente el que queda mal es el alcalde, porque su joven promesa no esta haciendo las cosas como debe ser, comentario que tristemente, se está volviendo común entre promotores y gestores independientes, que son finalmente quienes “hacen” la cultura.
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