Para Juanita del Carmen Santos Medel
XALAPA, Ver. Hacia los primeros años de la década de los treinta, en el siglo pasado, un día Antonia del Carmen Peregrino se encontraba lavando ropa en los lavaderos de su casa, como acostumbraba hacerlo, en el antiguo Barrio de La Huaca, en el centro del puerto jarocho, Veracruz.
Atrajo la atención del ya entonces exitoso y conocido Agustín Lara (1900-1970) quien caminando por las cercanías, alcanzó a escucharla, y guiado por la sonoridad de tan bella voz, dio con su ubicación y la invitó para que lo buscara en la ciudad de México con la idea de integrarse al elenco de su próxima revista musical que pronto sería estrenada.
Así, da inicio la historia de Toña La Negra y su encuentro con Agustín Lara El Flaco de Oro, que sirvió a Francisco González Christen (Hermosillo, Sonora, 1952) para la composición de su Tropical, publicitada como la “primer ópera veracruzana del milenio” (sic.)
Tras una trayectoria en la creación de música para algunas obras de teatro así como música, por ejemplo, para orquesta sinfónica (Curiculum mortae, 1983; Imágenes de Veracruz, 1992 y Los motivos de Haendel, 1995), González Christen se lanzó ahora a abordar el difícil reto de componer una ópera.
Según se informa en las notas al programa de mano, con el apoyo financiero de la beca del Fondo Estatal para Creadores de Arte 2007 (ya en dos ocasiones anteriores contó con dicho beneficio), el sonoroense radicado en Xalapa desde hace más de cinco décadas, se dió a la tarea de investigar respecto de tal personaje y ese pasaje de su vida.
Para el efecto y a petición expresa del compositor, el maestro Emilio Carballido (Córdoba, Veracruz, 1925) escribió el libreto.
Por principio, idea e intención son muy buenas pero el proyecto en su totalidad cayó a un precipicio. Desde la creación propiamente musical hasta la realización de su montaje, el oficio que presupone la experiencia del compositor hizo estallar el termómetro de la medianía venida a menos.
Con siete escenas en un sólo acto (se hizo intermedio después de la escena cinco), Tropical inicia con una suerte de preludio impactante con un dúo de percusiones (Juan Manuel Lara López y Miguel Chablé Moo), danza (coreografía de Cecilia Díaz de León) y ritmos de orígen africano (seguramente no escritos en la partitura) cuya fórmula, a fin de cuentas, nada tiene que ver con el resto del discurso musical, excepto porque la idea -así nada más, la idea- se repite antes de la escena seis. Por lo demás, incongruencia y falta de sustento idiomático y formal caracterizarían el trabajo.
Los sonidos del piano (sustituyendo a la orquesta) surgieron desde las manos talentosas de Oscar Tarragó quien desempeñó su papel, como suele hacerlo, con gran nivel.
En general, el lenguaje musical se ubica en una especie de juego de tonalidades -a veces aparentemente antagónicas- en donde las transiciones son puenteadas con estrategias que permiten al compositor evitar cualquier suerte de rompimiento o frontera del continuum musical. Al contrario, fluye con una naturalidad que constituye, en este sentido, el logro de dicho esfuerzo.
Y por supuesto que no podían faltar las citas y fragmentos textuales en arreglos a piezas de Agustín Lara como Veracruz y Aventurera.
Lamentablemente, lejos de una mínima aportación (cuando menos en el marco del entretenimiento), por varias rezones Tropical se aparta de lo que pudo ser. Es la antítesis de sí misma en tanto que se aplicó el hara kiri pero sin honor.
La mala utilización de la repetición como modus operandi recurrente -además, resaltando frases superfluas musicales y anecdóticas-; escaso sentido de contraste y balances; planeación musical fallida; deficiencias y estrechez vocal de los cantantes protagónicos así como desaprovechamiento de otras voces que por momentos brillaron a pesar de la pequeñez de su encomienda (Samuel Alamilla y Erick Israel Cruz); la ausencia de escenografía y el empleo de pista musical; el equívoco concepto de audio; la parquedad escénica general, etc… Todo ello hacen de Tropical una referencia importante para no repetirla.
Atrajo la atención del ya entonces exitoso y conocido Agustín Lara (1900-1970) quien caminando por las cercanías, alcanzó a escucharla, y guiado por la sonoridad de tan bella voz, dio con su ubicación y la invitó para que lo buscara en la ciudad de México con la idea de integrarse al elenco de su próxima revista musical que pronto sería estrenada.
Así, da inicio la historia de Toña La Negra y su encuentro con Agustín Lara El Flaco de Oro, que sirvió a Francisco González Christen (Hermosillo, Sonora, 1952) para la composición de su Tropical, publicitada como la “primer ópera veracruzana del milenio” (sic.)
Tras una trayectoria en la creación de música para algunas obras de teatro así como música, por ejemplo, para orquesta sinfónica (Curiculum mortae, 1983; Imágenes de Veracruz, 1992 y Los motivos de Haendel, 1995), González Christen se lanzó ahora a abordar el difícil reto de componer una ópera.
Según se informa en las notas al programa de mano, con el apoyo financiero de la beca del Fondo Estatal para Creadores de Arte 2007 (ya en dos ocasiones anteriores contó con dicho beneficio), el sonoroense radicado en Xalapa desde hace más de cinco décadas, se dió a la tarea de investigar respecto de tal personaje y ese pasaje de su vida.
Para el efecto y a petición expresa del compositor, el maestro Emilio Carballido (Córdoba, Veracruz, 1925) escribió el libreto.
Por principio, idea e intención son muy buenas pero el proyecto en su totalidad cayó a un precipicio. Desde la creación propiamente musical hasta la realización de su montaje, el oficio que presupone la experiencia del compositor hizo estallar el termómetro de la medianía venida a menos.
Con siete escenas en un sólo acto (se hizo intermedio después de la escena cinco), Tropical inicia con una suerte de preludio impactante con un dúo de percusiones (Juan Manuel Lara López y Miguel Chablé Moo), danza (coreografía de Cecilia Díaz de León) y ritmos de orígen africano (seguramente no escritos en la partitura) cuya fórmula, a fin de cuentas, nada tiene que ver con el resto del discurso musical, excepto porque la idea -así nada más, la idea- se repite antes de la escena seis. Por lo demás, incongruencia y falta de sustento idiomático y formal caracterizarían el trabajo.
Los sonidos del piano (sustituyendo a la orquesta) surgieron desde las manos talentosas de Oscar Tarragó quien desempeñó su papel, como suele hacerlo, con gran nivel.
En general, el lenguaje musical se ubica en una especie de juego de tonalidades -a veces aparentemente antagónicas- en donde las transiciones son puenteadas con estrategias que permiten al compositor evitar cualquier suerte de rompimiento o frontera del continuum musical. Al contrario, fluye con una naturalidad que constituye, en este sentido, el logro de dicho esfuerzo.
Y por supuesto que no podían faltar las citas y fragmentos textuales en arreglos a piezas de Agustín Lara como Veracruz y Aventurera.
Lamentablemente, lejos de una mínima aportación (cuando menos en el marco del entretenimiento), por varias rezones Tropical se aparta de lo que pudo ser. Es la antítesis de sí misma en tanto que se aplicó el hara kiri pero sin honor.
La mala utilización de la repetición como modus operandi recurrente -además, resaltando frases superfluas musicales y anecdóticas-; escaso sentido de contraste y balances; planeación musical fallida; deficiencias y estrechez vocal de los cantantes protagónicos así como desaprovechamiento de otras voces que por momentos brillaron a pesar de la pequeñez de su encomienda (Samuel Alamilla y Erick Israel Cruz); la ausencia de escenografía y el empleo de pista musical; el equívoco concepto de audio; la parquedad escénica general, etc… Todo ello hacen de Tropical una referencia importante para no repetirla.
1 comentario:
Supe que esta tal soto millan le dio un paro cardiaco,me alegra ,esta basura que es critico porque no dio la talla como compositor en su vida ha escrito una opera y se siente con derecho a destrozar la obra de alguien que si se atreve,pero en fin el tiempo hara justicia y pondra a cada cual en el lugar que le corresponde,apreciaran y valoraran el exelente trabajo del maestro Francisco y a esta piltrafa mediocre de critico se hundira por siempre en las aguas del anonimato
Publicar un comentario