DE SÚBITO, EL ESTRATEGA
......para ese reflejo en Nadja
I
Levanta la cara y ve su rostro en el espejo
El mismo niño, los mismos ojos, la misma camisa
Acaso, la espada de madera
ahora convertida en acero
y el corazón un poco más roto que antes,
pero con el mismo sueño
de conquistar paraísos
que hoy, incluso,
le siguen siendo prohibidos
II
Si bien es el anhelo quien asedia,
los fracasos le han enseñado
más aún que las conquistas
En la derrota halló a la mujer que nunca tuvo:
supo que la derrota es un acicate
para recuperar lo perdido
III
Vuelve a levantar la mirada
El tiempo le sabe y es una brasa,
los días son un incendio
donde caben los nombres de todas las mujeres:
Sólo tú
eres capaz de volver a aquel niño al espejo:
alguien que morirá contemplando tu hermosura
y a todos contará que tu nombre
fue lo último
que dijo...
2 comentarios:
Me gustaría volver a aquel niño al espejo para enterarme: ¿Tendrá los mismos ojos, la misma camisa?
Cuénteme, valiente estratega de su niñez... Lo único que sé de usted es que ha conquistado paraísos en sus sueños cabalgando por territorios enemigos, desafiando las fronteras prohibidas, pero en su última batalla, supe que llegó a una playa desierta donde pudo descansar en una tienda árabe. Fue allí donde halló a la mujer que nunca tuvo.
¿Seré capaz de convertir al estratega en niño para que se mire al espejo y me diga cuándo fue que su espada de madera se convirtió en acero?.
Nadja.
Ignacio: largo por fortuna es el camino de la lectura de tu obra,me siento afortunado al leer una y otra vez lo que has publicado, desde los primeros poemas que te concí, hace años,me sentí conmovido, en éste más por su especial lirismo, la recuperación del tiempo vivido, la sencillez, la humildad y la dignidad para valorar lo vivido, el homenaje permanente a la mujer, la capacidad para convertir el presente en futuro, transformar mi pesimismo con tu esperanza.
Manuel.
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