Ignacio García: Dos versiones de un mismo sueño...

SUEÑO I

(A)
Al amanecer (más brisa que luz en su vivo azul)
Los ojos del Estratega reviven
distancias que acaso el geómetra y su oído
pueden percibir –ya no digamos a la distancia—
sino sólo a centímetros de tus labios,

la idea de ser en ti pasión perpetua

Es esa hora en que los párpados ceden
y obligan al revoloteo de las sábanas,
quemar de azul soledad y hastío
y --ya la espada muy en alto--
echar de la vista brújula y cuadrante
que amenazan con no dejarte ir nunca

(B)
Pudo ser también el bufido de los caballos
quien avisa que hoy tampoco vienes,
y esa banca donde suelen reunirse rumor y sílaba
será otra vez ese inmenso vacío
al cual temo asomarme,

para no tener que escribir
en su lomo, hecho de tronco y tiempo,
letras que luego la lluvia
habrá de barrer con su furia…

C)
¿Dónde te encuentras ahora?

¿Qué fabrican tus manos suaves
y qué tu cuerpo siente a esta hora

hecha para la pasión y el fuego?

Tal vez bañas tus recuerdos, lavas de ti mis memorias
o pones lejía y luego añil al más sutil de tus sueños
Acaso cantas mientras uno se muere de extrañeza;
en este momento, en este preciso instante
en que uno baja la espada para obligar al álgebra a confesar
dónde es que se halla
esa ecuación para el total olvido…

SUEÑO II ó I (da igual)

(A)
Se habla del Budha:
en el Jardín de los Ciervos cierta iluminación lo condujo
a abandonar el mundo en busca del Nirvana

Yo no quiero tanto
Quiero sólo el correr cíclico del agua, el trino de los pájaros,
sentarme en esa banca hecha de troncos y lluvia
(así la imaginación sea pureza indestructible),
que usted duerma a mi lado
y mi yo se ilumine con el ardor de su cuerpo al mío…

(B)
Los caminos, como en Borges, se bifurcan
y uno no sabe qué le espera si tomar uno u otro lado
Por su indiferencia ya echa nube en mis tardes,
creo que yo tomé la vereda izquierda:
fue así que perdí el derecho absoluto
(de usted que todo lo tiene)
de tenerla un segundo entre mis brazos

(C)
Y no, no voy a decir como el poeta-ciego:
“En estos momentos no sé quién de los dos escribe”
Escribo yo. Lo sé. Es más: somos demasiados
Se llama Legión quien la ama
Pero ya usted --con amoroso pasión
se ha encargado de echarnos a todos...
de su presencia deslumbrante

De nada me ha servido la espada
De poco me ha sido

haber nacido Estratega...