¿Se considera comunista y feminista?
No soy comunista. Aquí tenemos un dicho: “Todo el mundo ha sido comunista, pero nadie lo es”. ¿Feminista? Nunca he conocido una mujer que en parte no lo fuera.
¿Qué opinión le merecen las actitudes feministas actuales?
Pienso que el fervor de los sesenta ha sido asimilado por la cultura, y que no se recuerda que los sesenta coincidieron con la píldora y la invención de la lavadora. Las jóvenes de hoy no caen en que son la primera o tal vez la segunda generación de mujeres liberadas del miedo de los embarazos no deseados. Y esa liberación ha sido debida a la ciencia, no al feminismo.
Para las feministas, su libro El cuaderno dorado es uno de los grandes textos emancipadores de los setenta. Sin embargo, usted las ha llamado engreídas y fariseicas, demasiado prestas a “denigrar” a los hombres. ¿Las ha traicionado?
No soy una especie de traidora a la causa. Siempre he pensado igual. Es simplemente que, como cualquier obseso político, las feministas tienden a valerse de cualquiera que consideran uno de ellos. Siempre me describen con opiniones que jamás en mi vida he mantenido.¿Envejecer le ha obligado a reconsiderar antiguas creencias?
Reconsideras tu vida conforme la vas viviendo, de la misma forma que si estuvieras escalando una montaña y continuamente vieras los mismos paisajes desde distintos puntos de vista.Nace en Persia, crece en Zimbabwe, publica en Inglaterra: ¿autora británica o colonial?
Me considero una escritora de este tiempo. El Reino Unido está lleno de escritores con experiencia colonial y ahora viven aquí. ¿Importan algo las etiquetas?
Gordimer, Soyinka, Walcott, Rushdie, usted... ¿a qué se debe que la escritura postcolonial nos ofrezca tantos grandes escritores?
Cada uno de los que usted ha nombrado ha tenido una experiencia muy diferente. Gordimer es una surafricana que no ha vivido fuera de su país; Soyinka es totalmente nigeriano; Walcott es un autor no británico criado dentro de la tradicion literaria británica, como Naipaul y Rushdie... No se puede decir por qué o dónde emerge el talento.
¿Por qué le interesa tanto Virginia Woolf?
Era una feminista muy inteligente y sutil y una escritora excepcional.
¿Y los rusos, Dostoievski, Tolstoi, Chejov...?
Han tenido una influencia enorme en la literatura de este país: representan el punto más alto de la novela. Y no ha mencionado a Gogol, tal vez mi favorito. La descripción de Tolstoi de los campesinos y la actitud del servicio secreto hacia ellos reflejaba cuanto veía a mi alrededor en África.Ha destruido algunos de sus manuscritos.
¿Destruiría o cambiaría algo de lo que ya ha publicado?
He destruido un par de manuscritos que no funcionaban. A menudo también destruyo los comienzos de historias o novelas que entiendo que no tienen vida después de las primeras páginas. Es un gran misterio, ¿por qué unas historias tienen vida y otras no?
¿Fue doloroso escribir Los diarios de Jane Somers?
¿Por qué tenía que ser más doloroso que escribir cualquier otra cosa? Me involucré en los problemas de mujeres muy ancianas y pobres. Escogí como protagonista una mujer con una experiencia muy limitada y muy convencional. Me encontré con una mujer que decía que había tenido unos padres maravillosos, una infancia feliz, un matrimonio perfecto, unos hijos adorables y dinero suficiente para comprar lo que quisiera. Su marido murió de repente y entonces se convirtió en un ser humano.En sus novelas todo parece autobiográfico...Todos los escritores se sienten un tanto malhumorados cuando se dice algo así. Todo es autobiográfico y así debe ser, pero nada lo es. Yo he escrito autobiografía en mis dos volúmenes de memorias.
¿Qué les diría a quienes creen que alcanzó su mejor momento con El cuaderno dorado?
Para otros, Canta la hierba es mi mejor obra, sobre todo para los que prefieren los relatos breves. El cuaderno dorado es un libro de su tiempo. Intenté capturar el alma de su tiempo, y creo que lo conseguí.
¿Por qué el tiempo es tan importante en su trabajo?
Porque es importante en mi vida. Debo haber nacido escuchando los sonidos del “carro alado del tiempo”...Al leer Risa africana parece que en Zimbabwe nada ha cambiado, o que lo ha hecho para peor...Es el recuerdo de mi visita a Zimbabwe, escrito mucho tiempo después, cuando no se me permitía la visita al país durante el gobierno del viejo régimen.
Todo ha ido de mal en peor allí, sí...¿Es una novela, un libro de viajes, un ensayo, un documental...?
Una novela, no. Libro de viajes, si le gusta; y, ciertamente, es político y sociológico.De alguna forma me recuerda a Lejos de África de Isak Dinesen...No creo que sea como Lejos de África: Dinesen recordaba en la tranquilidad, mucho después de que ocurrieran los acontecimientos —y su libro es una concentración de acontecimientos— y no es eso precisamente lo que yo intentaba conseguir con mi libro.Está escrito como si se tratara de un “Álbum fotográfico”.
Esa fragmentación ¿refleja cómo los europeos concebimos África?
Intentaba mostrar los contrastes, las contradicciones, la ambigüedad que representaba Zimbabwe, en continuo cambio.Leyéndolo, he sentido que todo estaba mejor cuando el poder estaba en manos de los blancos...No soy la única que piensa que bajo el gobierno de los blancos se vivía mejor, muchos negros también lo piensan y lo dicen, pero ése no es el tema. La situación no podía continuar con una minoría blanca gobernando a una gran mayoría negra. Tal como me dijo un negro que estaba en el gobierno, “puede que sea un desastre, pero es nuestro desastre”.
Aunque escribe sobre Zimbabwe, la situación no es local, es global.
Sí, es global, en el sentido de que muchos de los problemas de Zimbabwe son generales, especialmente los de índole ecológica.En The sweetest dream usted hace una crónica de la generación hippie, del activismo en los años sesenta.
¿Le desanima que los jóvenes parezcan políticamente mucho más apáticos hoy en día?
No. Es mejor que esos grandes y apasionados movimientos de cruzada. Es mejor a que todos vayan de un lado para otro siendo comunistas y cosas por el estilo. La gente siempre idealiza los sesenta, pero hubo muchas víctimas, gente que entraba y salía de clínicas psiquiátricas, y esas cosas. Mi diagnóstico personal es que fue la influencia de las guerras; los jóvenes de los sesenta eran hijos de la guerra, por eso fue una época tan difícil. Después llegaron las drogas, que no fue lo mejor que ha sucedido en Inglaterra.
¿Se drogó alguna vez?
Fumaba marihuana, como todos. Y esnifé, pero no me sentaba bien. También tomé mescalina una vez. Interesante, pero no volvería a hacerlo. Soy demasiado cobarde. Una amiga mía la tomó, y se pasó todo un año viendo cabezas cayéndose de los hombros, y sangre por todas partes. ¡Todo un año! Si tomas estas drogas, pierdes el control. Y yo siempre he necesitado mantener el control.Además de novelas, usted ha escrito ensayos, poesía, ópera y teatro. ¿Por qué escribe tanto?No sé por qué tengo que escribir. Si no escribo un buen rato, me pongo muy irritable. Si tuviese que parar, probablemente empezaría a vagar por las calles, contándome a mí misma historias en voz alta. Llevo toda mi vida trabajando. Tienes que hacerlo si quieres que las cosas se hagan. Hoy en día hay mucho talento para la escritura, pero muy pocos parecen dispuestos a perseverar.
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