ALEGORÍA DE FRIDAS EN CELEBRACIÓN
DE MUERTOS:
CARTONERÍA DE MILBURGO TREVIÑO
La tradición mexicana en relación a las festividades de muertos, data de miles de años. Las culturas prehispánicas tenían deidades y rituales para ofrendar el culto a la posible vida después de la vida. Después de la Conquista, la transculturación fusionó nuevas liturgias a nuestro sincrético mestizaje y el cristianismo aportó nuevos umbrales a la concepción de la muerte.
El interior de la República manifiesta una vasta y rica muestra de celebraciones para reivindicar el duelo por la pérdida de seres queridos, particularizando en el calendario los días 1 y 2 de noviembre.
Desde luego el ingenio creativo de nuestros artesanos: calaveras de azúcar, dulces calabaza y camote en piloncillo, pan de muerto, altares, flores en los camposantos, plegarias y mezcal, tamales y música caracterizan a estados como Veracruz, Oaxaca, Morelia , Distrito Federal y estado de México como algunos de las entidades mayormente colorísticas en este ámbito.
Los artistas no se quedan atrás, promontorios como José Guadalupe Posada, José Gorostiza,
Los muralistas, la Escuela Mexicana de Pintura, así como la Escuela de Grabadores encabezada por Leopoldo Méndez han signado a México como un país, ligado con la muerte, por medio del ingenio y la plástica.
El puerto de Veracruz no soslaya la rica costumbre atada a cordones de zempoalxochitl y buñuelos, así como a las ofrendas, realizadas en calaveras originales, donde se refleja el temperamento del jarocho.
Y para huesos y cartones, sólo los de Milburgo....
Milburgo Treviño es un valor señero en el terreno artístico local. Su visión del mundo, estriba en recopilar la historia del puerto en variadas estampas de los habitantes de la Verdadera Cruz...
Pionero en la formación de pintores en el puerto, Milburgo forma parte de Escuela Municipal de Artes Plástica y de los Talleres del IVEC.
Ha expuesto en distintas galerías dentro y fuera de su querido Veracruz, como en Holanda y Cuba.
Su historia de vida se empalma en la calle de Juan Soto y se prolonga hacia un jocoso carnaval de personajes en óleo y en cartón.
Este especial mes, visita Casa Principal, con una de sus pasiones Frida Kahlo, a quién lo une la mexicanidad y el hilo de los exvotos.
El universo de Milburgo Treviño nos aproxima a las visitaciones religiosas y a la alegría porteña, pero al mismo tiempo, nos señala una fuerte crítica sustanciada a las vicisitudes y contingencias de nuestro entorno social, cuya copa se desborda en la sonrisa del maestro. Celebremos, en esta ocasión, junto con él , sus calaveras, y Friducha, el fin de la eterna fiesta de la carne, además de los motivos de Milburgo, por hilaridad estruendosa de nuestros actos.
La tradición mexicana en relación a las festividades de muertos, data de miles de años. Las culturas prehispánicas tenían deidades y rituales para ofrendar el culto a la posible vida después de la vida. Después de la Conquista, la transculturación fusionó nuevas liturgias a nuestro sincrético mestizaje y el cristianismo aportó nuevos umbrales a la concepción de la muerte.
El interior de la República manifiesta una vasta y rica muestra de celebraciones para reivindicar el duelo por la pérdida de seres queridos, particularizando en el calendario los días 1 y 2 de noviembre.
Desde luego el ingenio creativo de nuestros artesanos: calaveras de azúcar, dulces calabaza y camote en piloncillo, pan de muerto, altares, flores en los camposantos, plegarias y mezcal, tamales y música caracterizan a estados como Veracruz, Oaxaca, Morelia , Distrito Federal y estado de México como algunos de las entidades mayormente colorísticas en este ámbito.
Los artistas no se quedan atrás, promontorios como José Guadalupe Posada, José Gorostiza,
Los muralistas, la Escuela Mexicana de Pintura, así como la Escuela de Grabadores encabezada por Leopoldo Méndez han signado a México como un país, ligado con la muerte, por medio del ingenio y la plástica.
El puerto de Veracruz no soslaya la rica costumbre atada a cordones de zempoalxochitl y buñuelos, así como a las ofrendas, realizadas en calaveras originales, donde se refleja el temperamento del jarocho.
Y para huesos y cartones, sólo los de Milburgo....
Milburgo Treviño es un valor señero en el terreno artístico local. Su visión del mundo, estriba en recopilar la historia del puerto en variadas estampas de los habitantes de la Verdadera Cruz...
Pionero en la formación de pintores en el puerto, Milburgo forma parte de Escuela Municipal de Artes Plástica y de los Talleres del IVEC.
Ha expuesto en distintas galerías dentro y fuera de su querido Veracruz, como en Holanda y Cuba.
Su historia de vida se empalma en la calle de Juan Soto y se prolonga hacia un jocoso carnaval de personajes en óleo y en cartón.
Este especial mes, visita Casa Principal, con una de sus pasiones Frida Kahlo, a quién lo une la mexicanidad y el hilo de los exvotos.
El universo de Milburgo Treviño nos aproxima a las visitaciones religiosas y a la alegría porteña, pero al mismo tiempo, nos señala una fuerte crítica sustanciada a las vicisitudes y contingencias de nuestro entorno social, cuya copa se desborda en la sonrisa del maestro. Celebremos, en esta ocasión, junto con él , sus calaveras, y Friducha, el fin de la eterna fiesta de la carne, además de los motivos de Milburgo, por hilaridad estruendosa de nuestros actos.
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