Laura Arias recorre las páginas del segundo libro autobiográfico de Doris Lessing (Irán, 1919), Un paseo por la sombra, para seguir "un caminar que comienza en el año de 1949 en un depauperado Londres de posguerra. Un transcurrir de la memoria que va dibujando los cambios de Londres; los viajes de la escritora: España, la Unión Soviética; las vicisitudes del proyecto comunista". En este texto la narradora británica (Premio Príncipe de Asturias 2001) reconstruye su propia historia, sí, pero tal como la ha imaginado Doris Lessing recreó su días hasta renacer en el papel
Doris Lessing, autora conocida inicialmente, sobre todo, por su pentalogía de Hijos de la violencia, o por obras monumentales y de cariz autobiográfico como El cuaderno dorado (1962), se mantendrá siempre como una autora versátil, imaginativa y curiosa en cuanto a la elección de temas y estilo, desde el tratamiento de la vejez y la madurez en Diario de una buena vecina y Si la vejez pudiera.El primer tomo de su autobiografía Dentro de mí es interrumpido en el instante en que el recuerdo habló del deseo cumplido de esta "colonizada británica" de volver a esa tierra de promesas llamada Inglaterra. Tenía treinta años, era optimista y llevaba consigo a su hijo de corta edad, ciento cincuenta libras en el bolsillo y el manuscrito de su primera novela Canta la hierba, publicado en 1950. Atrás en Rhodesia del Sur (hoy Zimbabwe) quedaban una infancia y una juventud que fue relatada en Dentro de mí. La selva fue el escenario de su infancia y adolescencia donde su familia poseía una granja de "dimensiones africanas". Y la selva con todas sus adjetivaciones posibles será el escenario de una vida que transcurre entre dificultades, hostilidades, fragilidades parentales, carencias que no hacen sino incrementar el deseo de buscarse otra vida, una vida donde le sea permitido desear. Y este segundo volumen es el relato de Doris Lessing ya madura, a los treinta años instalada en Londres. Retoma la escritura en Un paseo por la sombra (Editorial Destino: Barcelona, 1988. 527 páginas): un caminar que comienza en el año de 1949 en un depauperado Londres de posguerra. Un transcurrir de la memoria que va dibujando los cambios de Londres; los viajes de la escritora: España, la Unión Soviética; las vicisitudes del proyecto comunista. Cómo se veía ella y el partido, la historia de su rechazo a la revolución socialista y al amor romántico; quiénes fueron sus amigos y la génesis de algunos de sus libros. Un paseo por la sombra es nuevamente un ejercicio de escritura. Y esta autobiografía constituye la escritura de la interpretación poética de un yo sobre sí mismo y sobre la realidad que él habita. Y aquí la novedad no hace sino conjugar las voces de ese yo de la memoria con el ritmo de la ciudad, la literatura, el teatro, la política. Una ventana se abre entonces para que esas otras voces -escenario de esta historia- se dejen oír. Autobiografía que aporta a la autora la ilusión de
Doris Lessing
continuidad, una coherencia que la preserva del caos, del recuerdo azaroso, fijándola en una imagen ordenadamente descrita. Una manera de rehacer su vida, para renacer y construirla de su propia mano y del modo que la ha imaginado. Pero principalmente es el ejercicio de quien se atreve a tomar distancia y ejercer una postura crítica sobre su vida. Como si de un personaje de Clarice Lispector se tratara va exponiendo con el auxilio de la memoria sus fragilidades, sus errores, su tenacidad, el disponerse a correr riesgos. A decir, a pensar, a hacer. Un espíritu de acogida hacia "los colonizados" que como ella hacían de Londres la tierra de promesas. Un macizo de emociones conforman el paisaje. Y si Londres es el telón de fondo en Un paseo por la sombra, una vez más es la literatura la que mejor enuncia y describe la Historia, la política y la naturaleza humana, la que "sabe", siguiendo a Caetano Veloso, dónde poner el deseo: "a gente nunca sabe onde colocar o desejo". Está ahí presente toda la épica de una época. En esta autobiografía hecha escritura, la autora se ve a sí misma y a los otros. Una singularidad presente consciente de que la mirada y las palabras marcan de maneras diferentes. Los que con ella vivieron esa época, lo están viendo y recordando de otro modo, en política y en sensaciones: "La vejez comporta una serie de riesgos y peligros, pero el que yo considero peor apenas recibe ningún comentario. Se trata de lo que ocurre cuando un viejo se enfrenta a un simulacro de su propia juventud, a una sombra burlona, a un eco de oportunidades desperdiciadas y abandona su independencia moral por completo". Sopla el viento de la memoria. Pensamiento y movimiento posibilitaron su libertad. Y esto es algo que Doris Lessing sabe muy bien. Ser consciente de la consciencia. En su obra y en su vida se recoge el reflejo de un nuevo comienzo, comenzar de nuevo, única manera de hacerse con una vida y sus riesgos que la autora se dispuso asumir. Este es su aprendizaje, la libertad de "un nuevo comienzo". "Escribiendo estas memorias he aprendido mucho acerca de los pequeños trucos de la memoria, sobre todo en su manera de simplificar, ordenar y hacer contrastar nítidamente la luz y las sombras".Contar la historia hasta la década de los sesenta ha sido su voluntad. Un paseo por la sombra es como ese espejo que nos devuelve nuestra imagen y donde podemos ejercitarnos en ese ejercicio de convivencia con la falta, con lo que no somos, con lo que es imposible poseer, llevados a esa apertura hacia el otro, hacia lo colectivo pese a los errores, los tropiezos -por humanos. La siempre enriquecedora aproximación a la historia, la transformación del paisaje urbano y de sus habitantes que aquí se nos ofrece, y también, eso sí, ese espejo de "un nuevo comienzo" para todos posible. Esperemos que otro ímpetu la lleve a escribir su andadura hasta esta nuestra década que también es suya.
Laura Arias. Psicoanalista
No hay comentarios.:
Publicar un comentario