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lunes, abril 14, 2008

Cristina Caballero: El Reino del sudeste




Fundaron el Reino en el Sudeste, más allá del piélago escarlata, donde moran el charran sombrío y la golondrina de mar. En la distancia, esas tierras parecen una isla, pero desde el interior, se puede comprobar, que en realidad se trata de un vasto territorio. Profundidades asoman tras las dolinas: pisos kársticos, que suelen alcanzar orillas inexploradas; ocultos lagos de hiedra y miel, donde Abaddón por un momento, se sosiega. En Ardea, la Ciudad Obscura, aquel reino perdido vuelve a danzar cada noche, tan azul y verde como fue la habitación favorita de Iris; y al llegar a la orilla opuesta, esa imagen se pierde entre colecciones agridulces, en hondas excavaciones, en las marismas que crecen y disminuyen, en glaciares coloreados con el azafir que la Tejedora inventó; así se forman otros lagos, más salvajes, e inexplorados. Ahí se encuentra el centro del Reino, el lugar de los cuatro ríos que los habitantes de Ardea desconocen. Esteros intransitables que antiguamente cubrían la tierra con su humedad de lluvia, se apresuran ahora hacia los baldíos de los dominios que los Vigilantes olvidaron al marcharse para siempre del Reino.

A la diestra, Iris tejía los cristales con híbrido aliento; en la siniestra, Abaddón forjaba pócimas violentas para sostener la estructura de la Casa Grande. Hacia el sur, estaba ese mar, dulce e inagotable, hogar de Neckar; y en el norte, el Jardín Infinito aún se agosta y renace con cada nuevo ciclo, esperando el retorno de Azoth.

En la tierra que hoy todos llaman Ardea, Ellos cultivaban la voz de sus almas, la Voz que dice los nombres verdaderos
..............................ese círculo
........................en el que nacen todos los lenguajes
................nunca se acerca a los senderos de los hombres

y mejor que así sea
......se sabe que quien entra al Laberinto
.....................................no podrá salir de él
........................................................jamás

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