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jueves, mayo 22, 2008

Eduardo Sansores: Ay Susanita...Ya no hay

AY DOÑA SUSANITA… YA NO HAY

Y doña Susanita con su bigotito de padrotita cantaba el mantón de Manila mientras pensaba en la depilación menos dolorosa de esos escasos pero horribles pelos de alambre que tenía por debajo de la purulienta nariz. Hay que sonarse bien los mocos para que no se queden pegados. Hay que despegarlos con las uñas de jalón. Ay, que feo duele… hasta se salen las lacrimosas. Achú…

Y doña Susanita jalaba aire mientras pensaba en el fracaso reciente. Su media hermana transaba sin avisarle y no le daba nada… pero que hacer si ella la recomendó… Le daban ganas de hablarle a su abuela pata para que le diera alguna botana de mosquitos trompeteros… pero no quería dar su rebozo a torcer.

Prefirió seguir defecándola que reconocer su pendejez. Ya luego su madrina la sacaría del problema… Pero Leonor, su madrina solo quería serle fiel a su conciencia y la dejó como disecada en la pared… como perrito o salamanquesa seca. La tremenda Leonor presumía de Flórestan, su antiguo marido, preso político de una chilera culera.

Pero volvamos con Susan… Su gran problema era su obesidad provocada por compulsiva necesidad de comer cacahuates para calmar el nervio. Estaba próxima a casarse con un despistado señor que no imaginaba el premio mayor. A Susan le gustaban las de harina y era un secreto a voces su inclinación. Ella trataba a toda costa que le creyeran su bugués,
y el pobre hombre mientras tanto saboreaba el imaginado manjar.

Susana era responsable de un importante programa de salud que se pretendía implementar, para la prevención de diversas enfermedades que atacaban a la población universitaria. Salía en los medios y siempre tratando de ocultar poses machorras. Su futuro marido era en realidad un viudo sin hijos con cinco de canela mal despachado.

Cada uno tenía otra vida fuera de la imposición social. Cada quien ignoraba todo y lo sabía todo. Susanita era más macha que la salsa y el pobre hombre una caricatura. Cuando la madrina de Susanita la llamó para reprenderla severamente, Susanita se desabrochó los pantalones y se los bajó, dejando al descubierto su peludo culo. Se lo ofreció tal cazuela molera y se dejó venir.

Leonor se rechupó los dedos y la sodomizó, mientras le vibraba un dildo tamaño caguamón en el recto camino.

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