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martes, mayo 27, 2008

Gabriel Fuster: Mini-Cuentos



CANCERBERO
Por algún tiempo, el Padre Rosette ofició en la pequeña iglesia de Coatepec, Veracruz, y cada domingo, antes de misa, el podía distinguir a un muchacho tomar una oblea preocupada y unirla con la secularidad de la saliva. Un día, el adolescente inquieto decide verlo en el confesionario y le confiesa que mató a un rottweiller a palazos. El muchacho explica que el perro rabioso había mordido a su hermano menor en cara y brazos y él se adelantó a rescatarlo. Todo cuanto quería saber era si iría al infierno por ello. El sacerdote lo tranquiliza diciendo que Dios habría de entenderlo y que sin duda le daría su amor y absolución por los canales de dicho sacramento si se hallaba arrepentido. Sin embargo, poco importaba el perdón al muchacho. Dentro de todos los suplicios abominables, él tenía miedo de ir al infierno y que el perro estuviera esperando su llegada.

LECCIONES DE RECAÍDA
Un tipo con el detector de mierda inicia la calle hacia el fin del universo y cae en los recovecos de un mal paso. Tras recuperarse al dolor de cabeza, la ceguera marcha hacia las paredes que rodean el pozo abandonado y el tropiezo lo ve descender de peldaño a una trampa de esperanzas fenecidas. El hombre sabe que tocó fondo. Un bombero pasa por el lugar y vuelve su curiosidad a los gritos de auxilio.
-¿Me puede ayudar a salir de aquí?- repite la voz en sus profundidades.
-Necesito un equipo de rescate, voy por refuerzos – dice el bombero y no regresó
Sucede que un doctor tiene su paseo por la ruta del anterior bombero y escucha la misma súplica. El doctor llena una hoja de su recetario y lo arroja al foso.
-Tómese dos aspirinas y llámeme por la mañana- dice y no regresó.
Sucede que un cura tiene su paseo por la ruta del anterior doctor y escucha la misma súplica. El cura saca hisopo y acetre debajo de la sotana y hace una aspersión de agua bendita en el foso
-Adversus Omnes Haereses– bendice y no regresó
Sucede que un luchador enmascarado camina por el sitio que caminaron los anteriores héroes y escucha la misma súplica. Al momento se arroja al abismo hecho a voluntad en el tedio del segundo día.
-Valiente héroe eres tú -dice el tipo cautivo -Ahora somos dos atrapados sin salida.
Los héroes son héroes por distintos motivos. Unas veces, por su ejemplo de bondad. Otras veces, por su juicio de sabiduría. La mayor de las veces por su valentía y arrojo que gana las condecoraciones y los honores, siendo que los honores son fervor nuestro porque la mayor parte del tiempo soñamos con ser rescatados. Por supuesto, si el esperado héroe nunca llega, sólo queda nuestra persona con sus fuerzas para salvarnos a nosotros mismos. El luchador se quita la máscara para revelar su propia alma ante sí y obrar entonces como si realmente se viviese en otro cuerpo con otro carácter. El otro yo, exclama:
-Créeme que ya estuve antes aquí y sé el camino de salida para los dos.
Moraleja (e igual spot comercial): Tienes el valor o te vale

TOMA CHANGO TU BANANA
El león, la jirafa y el mono salieron de cacería a la sabana, donde el calor invasor mantiene a raya la presencia del hombre, luego la persecución y dorada muerte del ñu había sido esplendida. Al caer la noche, los tres cansados animales esparcen los colmillos en la ciega orilla de la luna, para repartir la presa. El león exclama:
-Amiga jirafa, haznos el honor de dividir la caza en tres porciones equitativas, lo sustancial para cada uno.
La jirafa, experta en el trueque de manchas leonadas, reparte vísceras y huesos en tres montones de exacta proporción. Algo sobra por hoy, pues el león degüella a la jirafa al instante y la arroja al lado del cuero del bovino en goce de alfombra.
-Amigo mono, ¿Podrías dividir esta terrible confusión en dos partes iguales?
El mono inmediatamente hace saltitos de balanza y contrapeso con los cadáveres y las cosechas al tamaño de una montaña en la azul noche pensativa, conformándose con un mallugado plátano que se guarda en la cola servil para sí.
-Amigo león, recibe los alimentos terrestres como recompensa íntegra a tu labor y permitan que tu corazón y tu estomago se llenen.
El león sonríe y toma la ofrenda.
-Bien hecho, amigo mono. ¿Quién te enseñó a dividir sabiamente en partes iguales?
-Nada más y nada menos que la jirafa muerta
-Amigo mono, mañana regreso con la manada, será un honor para mí tenerte como el embajador primate del rey de la selva.
El mono se disculpa y se va a la changada. Democracia es cuando la manada de leones y el mono se reúnen para decidir quién es la cena.

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