ÁNGEL GUARDIÁN
Sólo son nuestros los paraísos perdidos
Jorge Luis Borges
Un ángel duerme a mi lado:
descuida de mi sueño
Frío y huraño, no habla
Si tengo frío, bosteza y me cubre con cenizas,
con migas de luz o viejas centellas
Es como un témpano
dentro de mi oído:
y al fondo de mi soledad
No escucha, no gime
Sólo cuando le cuento que te amo,
se echa a reír,
desenvaina su espada
y hace como que me desuella
Por eso no le hablo,
temo a su fuego
como le temo a tus ojos:
esa mirada esquiva,
ese reojo que ignora y blande
un des-amor hecho de banderas
que ondean por la tortura de mi mente
Cuando despierto, el ángel sigue allí
con tu nombre en la espalda...
mi pasión en una de sus alas:
un paraíso cerrado, un sueño inconcluso,
un ascender absurdo, esta corona perdida
Un lamento forjado en el silencio:
Lo único que puede ser mío
y ahora mismo le arrebato
a punta de poesía
hecha de pedazos...
2 comentarios:
Como puede la poesia ser ese silbido que en el silencio late, y late, y late, hasta que su eco se pierde inconcluso y legitimo? Como puedes ser su asesor en esos ruidos desorbitantes que desarman la noche y la amnistia? Gracias por los trozos de bandera desparramados en el San Antonio, y ahora en estos versos llenos de tanto de la categoria sin nombre a la que siempre es un gozo acudir. Se te quiere Nachito,
Lina de Voi
PREFERIBLE EL SILENCIO A LA PALABRA... PREFERIBLE LA MIRADA ESQUIVA A LA INTENSA Y PROFUNDA FIJACION DE OJOS...
BELLO POEMA. LU.
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