El pasado miércoles 1 de agosto se presentó formalmente, en la Biblioteca Nacional de Argentina, el libro El arte de la conversación, de Carlos Dámaso Martínez.
Como cada vez que voy a la Biblioteca, al entrar tuve la sensación de meterme en un cuento de Borges. Escaleras que no se sabe si suben o bajan, interminables pasillos, puertas que dan a corredores viceversa, líneas paralelas y perpendiculares que llevaban a lugares imposibles; el enorme edificio, interminable, lleno de cristales que reflejan los mundos en movimiento de la ciudad que lo rodea.
La sensación de entrar en un cuento se hizo más fuerte aun, y es que en su libro Dámaso Martínez desdibuja los roles, rompe los límites: los personajes son los escritores.
Se trata de entrevistas con autores latinoamericanos realizadas durante los últimos veinte años, y como el propio autor lo señala: los escritores cuando hablan de su oficio lo hacen con la misma pasión que cuando escriben, y es ahí donde el diálogo se transforma en arte.
En esta obra, la efímera conversación se lleva al papel para acercarnos y conocer a cada uno de los creadores, dibujando desde la charla su más importante personaje, ellos mismos.
Ese acercamiento nos puede invitar a reflexionar, reír o pasar el tiempo; pero nos invita, casi nos empuja, a leer, a meternos de lleno en el mundo de la literatura desde ese punto donde nace la palabra, donde se gana la batalla al blanco papel, ese punto que no es otra cosa que el propio escritor.
Y esos puntos de partida son hombres y esos hombres son nombres, y los nombres no son poca cosa, y son Adolfo Bioy Casares, Augusto Roa Bastos, Enrique Molina, Héctor Tizón, Juan Carlos Onetti, Juan José Saer, Ricardo Piglia, Horacio Salas, Armonía Somers, Andrés Rivera, Noé Jitrik, Rosalba Campra, Jean Franco, Jorge Lafforgue, Gonzalo Celorio y David Viñas. Y el autor claro, que construye con cada uno de ellos el arte de la conversación.
El laberíntico viaje nos lleva a Madrid, Paris, Jujuy, Buenos Aires, Roma o Nueva York; nos pasea por el mundo de cada personaje real proyectando su ficción, su critica o teoría.
Lo cotidiano se hace presente en los asados, el café y los amigos de Saer, en sus gestos el entrevistador reconoce su mundo novelístico.
Un hombre que vive al revés en un cuarto de Madrid, entre cigarrillos y whisky, un Onetti que conserva su humor e ironía.
La crítica político social de Roa Bastos, que busca el denominador común, el rasgo de la cosmovisión latinoamericana oponiendo mundos literarios.
Bioy Casares nos habla, mira de reojo el grabador en su cuarto lleno de libros, ese cuarto que quizá sea el escenario de alguno de sus cuentos.
Cuando salí de la Biblioteca la realidad se me vino encima, la ruidosa avenida Las Heras con su indescifrable número de colectivos, llevando y trayendo incontables historias. La avenida transformada en el límite, a veces difuso, el abismo entre la ficción en la Biblioteca y lo real, ahí, en la calle, en la ciudad de imposibles personajes. Ese límite en donde la realidad y la ficción parecen reprocharse, esa línea que Dámaso Martínez desdibujó en su libro invirtiendo roles, borrando límites, creando, construyendo la conversación, venciendo la batalla al blanco papel.
En ese lugar tomé el colectivo, con el libro en la mano. Allí salí del cuento, en ese punto donde parecen unirse el amor y el espanto.
Como cada vez que voy a la Biblioteca, al entrar tuve la sensación de meterme en un cuento de Borges. Escaleras que no se sabe si suben o bajan, interminables pasillos, puertas que dan a corredores viceversa, líneas paralelas y perpendiculares que llevaban a lugares imposibles; el enorme edificio, interminable, lleno de cristales que reflejan los mundos en movimiento de la ciudad que lo rodea.
La sensación de entrar en un cuento se hizo más fuerte aun, y es que en su libro Dámaso Martínez desdibuja los roles, rompe los límites: los personajes son los escritores.
Se trata de entrevistas con autores latinoamericanos realizadas durante los últimos veinte años, y como el propio autor lo señala: los escritores cuando hablan de su oficio lo hacen con la misma pasión que cuando escriben, y es ahí donde el diálogo se transforma en arte.
En esta obra, la efímera conversación se lleva al papel para acercarnos y conocer a cada uno de los creadores, dibujando desde la charla su más importante personaje, ellos mismos.
Ese acercamiento nos puede invitar a reflexionar, reír o pasar el tiempo; pero nos invita, casi nos empuja, a leer, a meternos de lleno en el mundo de la literatura desde ese punto donde nace la palabra, donde se gana la batalla al blanco papel, ese punto que no es otra cosa que el propio escritor.
Y esos puntos de partida son hombres y esos hombres son nombres, y los nombres no son poca cosa, y son Adolfo Bioy Casares, Augusto Roa Bastos, Enrique Molina, Héctor Tizón, Juan Carlos Onetti, Juan José Saer, Ricardo Piglia, Horacio Salas, Armonía Somers, Andrés Rivera, Noé Jitrik, Rosalba Campra, Jean Franco, Jorge Lafforgue, Gonzalo Celorio y David Viñas. Y el autor claro, que construye con cada uno de ellos el arte de la conversación.
El laberíntico viaje nos lleva a Madrid, Paris, Jujuy, Buenos Aires, Roma o Nueva York; nos pasea por el mundo de cada personaje real proyectando su ficción, su critica o teoría.
Lo cotidiano se hace presente en los asados, el café y los amigos de Saer, en sus gestos el entrevistador reconoce su mundo novelístico.
Un hombre que vive al revés en un cuarto de Madrid, entre cigarrillos y whisky, un Onetti que conserva su humor e ironía.
La crítica político social de Roa Bastos, que busca el denominador común, el rasgo de la cosmovisión latinoamericana oponiendo mundos literarios.
Bioy Casares nos habla, mira de reojo el grabador en su cuarto lleno de libros, ese cuarto que quizá sea el escenario de alguno de sus cuentos.
Cuando salí de la Biblioteca la realidad se me vino encima, la ruidosa avenida Las Heras con su indescifrable número de colectivos, llevando y trayendo incontables historias. La avenida transformada en el límite, a veces difuso, el abismo entre la ficción en la Biblioteca y lo real, ahí, en la calle, en la ciudad de imposibles personajes. Ese límite en donde la realidad y la ficción parecen reprocharse, esa línea que Dámaso Martínez desdibujó en su libro invirtiendo roles, borrando límites, creando, construyendo la conversación, venciendo la batalla al blanco papel.
En ese lugar tomé el colectivo, con el libro en la mano. Allí salí del cuento, en ese punto donde parecen unirse el amor y el espanto.
El arte de la conversación, Carlos Dámaso Martínez
Alción Editora, 2007ISBN: 987-1359-28-4
1 comentario:
Excelente nota, una invitación a leer el libro.
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