Foto: Manuel Salinas Arellano, Búsqueda
Diez autores escriben sobre “su” madre en un nuevo libro de Editorial Planeta Mexicana y Fundación TV Azteca. El título desagrada porque fue tomado de una película de Almodóvar y porque no se cumple cabalmente: “Todo” sobre “su” madre. En su ambigüedad, en este libro no está todo y no sabemos si es la madre de los autores (autobiografías) o de personajes literarios (cuentos, relatos). Y sí, se trata de una mezcla de géneros.
Los diez autores aparecen en orden alfabético, lo que contribuye a la confusión general. Hubiera sido más útil colocarlos en orden de edades. El mayor, el más conocido, es Vicente Leñero, nacido en 1933. Luego hay un vacío y aparecen dos autores nacidos en los años cincuenta, en el 51 y el 53. Los demás tienen entre 38 y 44 años de edad. Y hay dos, Xavier Velasco y Heriberto Yépez, que decidieron callar su edad.
En el terreno literario deberíamos evitar el otorgar medallas de oro, plata, etcétera, pero libros como éste lo propician.
Leñero estaría fuera de competencia porque su texto parece de verdad autobiográfico (¿cómo literaturizarlo?), además de que por edad y experiencia ocupa un nicho (dicen los publicistas) inobjetable.
Con los otros dos, José Joaquín Blanco (1951) y Álvaro Uribe (1953) hay un problema serio. Blanco alcanzó notoriedad con diferentes publicaciones y también al protagonizar una de las primeras salidas de closet del ambiente gay distritense (la otra célebre fue la que hizo en una novela Luis Zapata), días anteriores del sida. Uribe brilla en el extremo opuesto, el de la discreción, o el de la falta de reflectores.
Con el grupo que queda podemos hacer un reordenamiento crítico en el que destacaría en primer lugar Heriberto Yépez (nació en Tijuana), seguido por Xavier Velasco (avecindado en el DF). El último lugar lo ocuparía Álvaro Enrigue (DF, 1969), autor de un texto ilegible cien por ciento.
Quedan enmedio Héctor de Mauleón (DF, 1963), Eduardo Antonio Parra (Guanajuato, 1965), Fabricio Mejía Madrid (DF, 1968) y Martín Solares (Tampico, 1970).
En verdad, con la literatura no deberían hacerse competencias, pero hay algo que es inevitable, la humana costumbre de elegir. En un mercado, en la filmografía de un director, en el catálogo de una bienal, o en el libro de cuentos de un mismo autor: algo nos gusta más, lo releeremos. Por supuesto que los autores convocados no pensaron en este concurso involuntario, pero así se dará en los lectores.
Queda un último comentario. Es una suerte haber encontrado este libro en Veracruz, ahora tendremos que lamentarnos de no conocer otros libros de estos autores.
Un ejemplo. Yépez tiene libros de los que no se indica editor ni fecha de publicación. ¿De dónde salió el texto incluido en este libro? No sabemos, no nos lo dice el editor de Planeta. Aunque los “prólogos” son casi siempre desafortunados, algo pueden tener de beneficio. Sólo leemos, como en el folleto de una agencia de viajes que nunca contrataremos:
“Su libro más reciente es Wars. Threesomes. Drafts & Mothers, publicado por Heretical Texts en Nueva Cork”.
Espero que un editor comercial inteligente publique pronto algún libro más o menos completo de la obra de Yépez y que tengamos la suerte de encontrarlo.
En lo que respecta a Mauleón, Parra, Mejía y Solares, queda un juego para divertirnos un poco más y tratar de desquitar el dinero invertido: qué medalla le ponemos a cada uno, si es que la merecen. Quizás es un trabajo enfadoso. Es la única manera de colocar en su lugar a cada nueva figura de quienes poblarán el raquítico panteón literario mexicano.
Por cierto, ¿y los nacidos en los años ochenta? Que esperen a cumplir cuarenta.
Los diez autores aparecen en orden alfabético, lo que contribuye a la confusión general. Hubiera sido más útil colocarlos en orden de edades. El mayor, el más conocido, es Vicente Leñero, nacido en 1933. Luego hay un vacío y aparecen dos autores nacidos en los años cincuenta, en el 51 y el 53. Los demás tienen entre 38 y 44 años de edad. Y hay dos, Xavier Velasco y Heriberto Yépez, que decidieron callar su edad.
En el terreno literario deberíamos evitar el otorgar medallas de oro, plata, etcétera, pero libros como éste lo propician.
Leñero estaría fuera de competencia porque su texto parece de verdad autobiográfico (¿cómo literaturizarlo?), además de que por edad y experiencia ocupa un nicho (dicen los publicistas) inobjetable.
Con los otros dos, José Joaquín Blanco (1951) y Álvaro Uribe (1953) hay un problema serio. Blanco alcanzó notoriedad con diferentes publicaciones y también al protagonizar una de las primeras salidas de closet del ambiente gay distritense (la otra célebre fue la que hizo en una novela Luis Zapata), días anteriores del sida. Uribe brilla en el extremo opuesto, el de la discreción, o el de la falta de reflectores.
Con el grupo que queda podemos hacer un reordenamiento crítico en el que destacaría en primer lugar Heriberto Yépez (nació en Tijuana), seguido por Xavier Velasco (avecindado en el DF). El último lugar lo ocuparía Álvaro Enrigue (DF, 1969), autor de un texto ilegible cien por ciento.
Quedan enmedio Héctor de Mauleón (DF, 1963), Eduardo Antonio Parra (Guanajuato, 1965), Fabricio Mejía Madrid (DF, 1968) y Martín Solares (Tampico, 1970).
En verdad, con la literatura no deberían hacerse competencias, pero hay algo que es inevitable, la humana costumbre de elegir. En un mercado, en la filmografía de un director, en el catálogo de una bienal, o en el libro de cuentos de un mismo autor: algo nos gusta más, lo releeremos. Por supuesto que los autores convocados no pensaron en este concurso involuntario, pero así se dará en los lectores.
Queda un último comentario. Es una suerte haber encontrado este libro en Veracruz, ahora tendremos que lamentarnos de no conocer otros libros de estos autores.
Un ejemplo. Yépez tiene libros de los que no se indica editor ni fecha de publicación. ¿De dónde salió el texto incluido en este libro? No sabemos, no nos lo dice el editor de Planeta. Aunque los “prólogos” son casi siempre desafortunados, algo pueden tener de beneficio. Sólo leemos, como en el folleto de una agencia de viajes que nunca contrataremos:
“Su libro más reciente es Wars. Threesomes. Drafts & Mothers, publicado por Heretical Texts en Nueva Cork”.
Espero que un editor comercial inteligente publique pronto algún libro más o menos completo de la obra de Yépez y que tengamos la suerte de encontrarlo.
En lo que respecta a Mauleón, Parra, Mejía y Solares, queda un juego para divertirnos un poco más y tratar de desquitar el dinero invertido: qué medalla le ponemos a cada uno, si es que la merecen. Quizás es un trabajo enfadoso. Es la única manera de colocar en su lugar a cada nueva figura de quienes poblarán el raquítico panteón literario mexicano.
Por cierto, ¿y los nacidos en los años ochenta? Que esperen a cumplir cuarenta.
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